detras de una pila de paquetes de veinticuatro rollos en oferta. La imagen en blanco y negro marcaba mucho los movimientos huidizos. La verdad era que la camara por el simple hecho de fijarse en alguien lo volvia sospechoso, aparte de que todos estaban siendo testigos de como Julia se guardaba algo entre la camisa y el pantalon. Y ademas era cierto lo que habia oido a veces de que la pantalla exagera la gordura, los defectos y los movimientos porque en la expresiva Julia del monitor desde los musculos a la sangre, la grasa y las celulas en general se habian conjurado para delatar su culpabilidad.

Todo lo que siguio fue cada vez mas lamentable. Su aspecto mas deprimente, claro que tambien uno mismo tiende a exagerar sus propios defectos y cualidades. Si se tiene la estima baja uno se fija en los defectos y si alta en las cualidades. ?Y si tuvieran razon en la comisaria y su marido la hubiese abandonado llevandose a su hijo? De no verse en el monitor jamas se le habria pasado esta idea por la cabeza, ahora todo era posible. Una idea que duro un microsegundo, una idea que eclipso algo que aparecio en el mismo monitor. Se trataba de un hombre alzando del carro y tomando en brazos a un nino. La sangre se le volvio loca, llego a la cabeza con tal fuerza que la sintio pasandole caliente por cada vena. Permanecio sin habla hasta que el hombre con el nino y el carro giraron por el pasillo de al lado y desaparecieron.

– Es mi marido -dijo ahogandose-. Por Dios, es mi marido y mi hijo. Llevo buscandolos muchos dias.

– Senora, por favor -dijo el guarda llamado Nacho-, sientese.

– No lo entendeis. No paro de buscarlos y estan aqui mismo comprando.

Oscar miro las pantallas que los rodeaban.

– ?Donde estan ahora? -pregunto Julia buscando entre todas aquellas imagenes rotas la unica que la traeria de vuelta al mundo normal y cuya importancia aquellos chicos no podian ni sospechar.

– No los veo, deben de estar en algun angulo muerto -dijo Oscar.

Nacho comenzo a maniobrar y pudo ampliar la imagen ya vista con tanta intensidad que se captaban hasta los mas minimos pliegues de la ropa. Felix estaba de perfil con el polo color vino burdeos, que ella misma habia doblado y guardado en la maleta y unos vaqueros. Tito iba vestido con colores alegres. Le pidio a Nacho que aumentara la imagen del carro. Habia dos grandes paquetes de dodotis y botellas de agua. Le pidio a Nacho que agrandara la cara de Felix. Parecia cansado, aunque cuando estaba de vacaciones siempre parecia cansado. La espaldita de Tito como la de todos los bebes era estrecha y redondeada.

– Ese es mi hijo.

– ?Esta segura? -pregunto Oscar.

Julia se limito a mirarle tratando de que la percibiese como ella era en realidad y no como en el video. Luego le suplico a Nacho que le pasara esas imagenes varias veces, hasta que Nacho se canso y dijo que se estaban desviando del asunto principal y que ademas esas imagenes eran de hacia dos dias. Y detuvo la imagen en el momento en que ella cortaba las etiquetas de la camiseta con unas tijeras de pescado. Pero a ella esto ya no le importaba. Estiro el torso todo lo que pudo para alcanzar su autentica estatura.

– Me parece que esta todo claro -dijo uno de los dos-. No puede negarlo.

Los miro con nueva energia e ilusion.

– Lo he hecho por necesidad.

– Tendra que pagar todo lo que ha consumido y no podra volver a poner los pies en este centro si no quiere que la denunciemos.

– No tengo dinero -dijo sin dejar de mirar los monitores por si aparecia de nuevo Felix-. Por eso he tenido que comer, beber y coger algo de ropa, nada de lo que he hecho lo he hecho por gusto.

De pronto el rostro de Oscar le parecio familiar, lejanamente familiar, el tipo de reconocimiento que se ha quedado en la parte trasera de la memoria. Y por eso se dirigio a el mientras se sacaba la camiseta por la cabeza y los brazos en alto.

– Toma.

Ni el ni Nacho hicieron intencion de cogerla. Entonces Julia la arrojo sobre el respaldo del sillon de ruedas.

– Tambien cogi unas bragas, pero las llevo puestas.

Los dos fingieron que no habian oido. No consintieron que esta frase entrase en sus vidas.

– Bueno, haced rapido lo que tengais que hacer. He de encontrar a mi marido y a mi hijo.

No se le escapo que Oscar y Nacho cruzaban una mirada de entendimiento.

– Queremos ensenarle algo raro. Es pura curiosidad. Terminaremos pronto, no se preocupe.

Nacho dio al boton y aparecio ella de nuevo en pantalla en un blanco y negro distante, solitario y torcido. Las estanterias no parecian las mismas. Contemplo con aprension como se movia en ese mundo lejano y oscuro que tenia poco que ver con el supermercado real.

– Mire -dijo Oscar- aqui esta en la zona de los aceites y vinagres. Fijese bien.

Julia se fijo. Puso toda la atencion que pudo y lo que ocurrio fue que paso de verse a no verse. Primero estaba ella con una botella de yogur liquido en la mano, que efectivamente recordaba haberse bebido, y al instante ya no estaba ante las estanterias ni mas alla en ese pasillo. Al principio aquello no tuvo ningun significado. No entendia bien el mundo de aquel monitor de angulos, brazos y manos cogiendo un producto. De pronto Julia volvio a aparecer ante las estanterias otra vez. Y no habria entendido que era lo que sucedia en la pantalla si Nacho no hubiese hecho hincapie en que habia desaparecido unos segundos del lugar donde estaba para volver a aparecer sin que la grabacion se hubiese interrumpido en ningun momento.

Julia les pregunto que sentido tenia aquello. Lo mas seguro es que fuera un fallo tecnico y de no serlo no tenia ni idea y no le encontraba el interes, aunque en el fondo sospechaba que tal vez fuese una senal, pero ?de que?

– ?No recuerda que hizo despues de coger la botella? -pregunto uno de los dos.

– Me la bebi.

Pasaron de nuevo la imagen.

– Centremonos en la botella -dijo Oscar.

Julia al igual que ellos clavo la mirada en aquella mujer desgrenada del monitor, que tomo el yogur del carro, lo abrio y se lo llevo a la boca. Intento recordar que habia pensado en ese momento, pero no pudo. La presencia de Oscar y Nacho le ponia mas nerviosa de lo que ya estaba. De improviso el espacio donde se encontraba ella con el yogur en la mano quedo vacio, sin embargo se veia el carro con el paquete de jamon de york. Y unos segundos mas tarde, contabilizados por Nacho como cuarenta y cinco, volvio a entrar en escena. El yogur ahora estaba abierto, y puso el envase vacio en el carro. Se lo habia bebido y empezo a empujar el carro por el pasillo.

– No entiendo que importancia tiene -dijo Julia considerando que en el fondo si la tenia aunque aun no fuese capaz de descifrarla-. Son cosas de la imagen, de las camaras.

– Bien -dijo Nacho-. No hay nada mas que hablar. La direccion le ruega que no vuelva a poner los pies aqui.

– ?Eso es legal? -pregunto ella.

– Es mejor que denunciarla, ?no cree? -contesto Nacho.

En lugar de seguir con la discusion, Julia pidio hacerle una llamada a su marido.

Pero Nacho le dijo que con el euro que le habia dado antes podia volver a intentarlo en las cabinas de fuera. Y Oscar la acompano en silencio hacia la salida.

– Si ve a mi marido, ?podria decirle que he estado aqui?

– Claro que si. Siento lo que ha pasado.

– No soy una vagabunda. Solo me encuentro en una situacion dificil. En realidad, no soy como ahora me ves. Soy mas joven y mas normal.

O por lo menos, penso, era lo que habia creido siempre.

– Claro que si -repitio Oscar.

Practicamente la acompano hasta la puerta del coche para cerciorarse de que abandonaba las instalaciones.

– Vaya, un Audi, no esta mal para no tener nada.

Julia se vio reflejada en los ojos casi negros y brillantes del chico. El habia dado con la solucion. Podria vender el coche y con lo que le diesen alquilar un apartamento, otro coche, llamar por telefono cuantas veces quisiera, mejor aun, tener su propio movil, viajar a Madrid, si no fuera por el inconveniente de no saber como se las arreglaria para la venta sin el carne de conducir, ni el DNI. La documentacion del coche seguia en la guantera,

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