pero estaba a nombre de Felix.
– ?Sabes de alguien a quien le interesara comprarmelo?
– ?Por cuanto?
– No lo se, nunca lo habia pensado.
Oscar asomo la cabeza por la ventanilla y consulto el cuentakilometros.
– Tres mil euros mas o menos.
?Mierda!, penso Julia, podria hacer tantas cosas con ese dinero.
– Hay un problema -dijo Julia.
Pero Oscar miro el reloj con prisa.
– No puedo entretenerme mas -dijo-. Si quiere, suelo tomarme una copa en La Felicidad a eso de las doce.
Echo una ojeada al reloj de Oscar. Eran las siete y media.
Tenia que hacer muy buen uso de la gasolina. Los rayos de sol eran cobrizos, como si a esta hora de la tarde la luz se hiciera mas pesada y fuese bajando y bajando hasta fundirse con la tierra. Felix ahora estaria banando a Tito. El coche estaba envuelto en hilos de oro viejo. Oscar ya se habia ido, y ella pudo sentarse a reflexionar abrazada al volante, que en los ultimos tiempos se habia convertido en su gran punto de apoyo. Mantuvo los ojos cerrados hasta que practicamente se olvido del lugar donde se encontraba. Estaba logrando recordar. Era lo mismo que hizo cuando cerro los ojos para beberse el yogur liquido junto a las estanterias de aceites y vinagres. Habia cerrado los ojos mientras bebia y entonces noto que ya no estaba alli, que su espiritu habia conseguido llegar al apartamento junto a Felix y Tito. Los oyo y los olio con toda claridad. Los sintio aunque no los vio quiza por mantener los ojos cerrados. En estos cuarenta y cinco segundos puede que no solo se hubiese fugado su espiritu del supermercado, sino tambien el cuerpo puesto que el video la habia perdido totalmente.
Puede que hubiese ocurrido un milagro y que Julia no hubiera sabido aprovecharlo. El caso era que nada mas abrir los ojos reaparecio junto a las estanterias y todo volvio a la normalidad. En el coche el esfuerzo mental que le habia supuesto esta conjetura le fatigo tanto que la invadio una gran somnolencia. Y habrian transcurrido unos cuantos minutos cuando unos dedos le resbalaron por el pelo y tuvo un estremecimiento, mientras oyo una voz que decia, «Te estamos esperando». Era la voz de su madre. La voz que su madre tenia cuando ella era pequena. Mas joven, mas clara y un poco autoritaria. Llevaba puesto el anillo luminoso.
– Este anillo siempre te ha gustado -dijo su madre poniendoselo-. Lo llevas en el dedo corazon de la mano derecha. Cuando creas que todo esta demasiado oscuro, el anillo te iluminara un poco el camino.
Su madre volvio a decir, «Estamos a tu lado. Te estamos esperando».
Entreabrio los ojos despacio, con miedo, haciendo un esfuerzo por reconocer el sitio donde estaba. Vio el volante negro de goma maciza, el parabrisas, el retrovisor y le parecio que la marea, despues de arrastrarla por el mundo invisible, habia vuelto a dejarla en el coche en la misma posicion del principio.
Felix
El mundo de Felix presentaba pocas alternativas. No habia mucho que pensar en cuanto a sitios a los que ir. El hospital, el apartamento, el supermercado, la piscina de los apartamentos y la playa cerca de los apartamentos. Angelita se quedaria con ellos hasta ver que pasaba, y habian empezado a turnarse para que Tito pudiera disfrutar del aire libre y de un ambiente normal, pero procuraria pasar las noches en el hospital para que ella no enfermara de cansancio. A pesar de que le daba miedo que pudiera caerse por las mil escaleras que habia que recorrer para salir o entrar del apartamento con el nino en brazos, preferia cerrar los ojos, a fin de cuentas nada se podia controlar al milimetro, aunque si le sugirio que se pusiera zapatos planos para mayor tranquilidad de todos.
El plan era que Felix despues de pasar la noche con Julia y despues de que la visitaran los medicos por la manana iba al apartamento a buscar a su suegra, la dejaba en el hospital y volvia a por ella a eso de las siete de la tarde. Lo ideal era permanecer tanto por la manana como por la tarde por lo menos una hora con Tito en la habitacion, mas por la tarde. Se consideraba beneficioso reunirse en torno a ella y hablarle directamente como hacia Hortensia, la enfermera, aunque les diese pudor porque parecia que todos estaban fingiendo, incluida la propia Julia. Pero Angelita estaba dispuesta a hacerse con la situacion a toda prisa, lo que suponia una gran ayuda para Felix.
– Hoy Tito se va a banar en la playa, ?verdad, carino? -dijo Angelita esta misma manana-. ?Recuerdas Julia cuanto te gustaba la playa de pequena? No parabas de bucear, nunca te cansabas de estar en el agua, asi que salias arrugada como un garbanzo.
Abel seguia encontrandose mejor en este cuarto que en el suyo e incrementando las visitas, si es que eso era posible. Tambien estaba ahora aqui, descubriendo un aspecto de sus capacidades hasta ahora desconocido para Felix: su gran conocimiento del precio de cualquier cosa, incluso de las mas estramboticas. Un Airbus, un caballo arabe purasangre, una isla, un rio en caso de que se pudiera vender, una central termica, una plancha de acero, la rueda de una bicicleta. Acerto la cantidad exacta del alquiler que Felix pagaba por el apartamento e hizo un calculo de lo que podria haber costado construir toda la urbanizacion y lo que supondria poseer una parcela en la luna. Y a Felix no se le escapo que a veces los miraba poniendole un precio a cada uno. En cualquier otra circunstancia le habria preguntado a que se dedicaba, suponia que habria trabajado en un banco o que habria sido contable y que ahora estaria jubilado, puesto que debia de rondar la edad de Angelita. Pero no queria que esa informacion completamente inservible ocupara ni un milimetro de su cabeza. Con seguridad el doctor Romano le diria que la capacidad mental se desarrolla con el uso y que el saber no ocupa lugar, pero Felix no estaba tan seguro porque mientras pensaba en ese ser indiferente llamado Abel el resto de pensamientos se quedaba en la retaguardia, algunos arrinconados en lo mas profundo de un bosque de neuronas.
Esta vez Hortensia permanecio mas de lo habitual junto a la cama de Julia despues de administrarle lo que ella llamaba el desayuno. Mientras tanto a Angelita se le ocurrio hablar de una tarta de chocolate, menta y vainilla que le encantaba a Julia y que era complicada de hacer. Si Julia era capaz de oirla, lo pasaria muy bien saboreandola. Se la comeria con la imaginacion.
La imaginacion imitaria los sabores y los colores que, si se pensaba bien, en la realidad tambien eran imitaciones porque por lo general el sabor a vainilla o a fresa no eran vainilla ni fresa de verdad. Probablemente correspondian a combinaciones quimicas que producian un efecto que en el fondo era un misterio. Como el que ciertas plantas sepan amargas o mal para avisar al cuerpo de que son daninas. ?No era un misterio esta relacion inconsciente del cuerpo con la naturaleza? Y a decir verdad, lo que se iba descubriendo con la vida es que no solo es un misterio lo que no se entiende, sino tambien lo que se entiende perfectamente.
Desde luego, Felix y Angelita estaban de acuerdo en que no querian quedarse de brazos cruzados esperando que ocurriese un milagro. Podian comenzar a estimularla desde fuera, desde la vida normal. Claro que ellos no eran medicos y podrian hacerlo mal. Pero por otra parte, si no habia comprendido mal a Romano, tambien los expertos andaban un poco a ciegas, asi que consideraron que lo mejor seria pensar en lo que a Julia le gustaba. Y a Julia de nina, segun Angelita, le gustaba disfrazarse con los vestidos de su madre. Tambien le habia gustado mucho un panuelo de seda blanco con dibujos en negro. En cuanto desaparecia del armario o de la ropa sucia era porque Julia lo habia cogido. Tenia un magnetismo especial para ella y de haberlo conservado, su madre lo habria traido y se lo habria puesto encima, pero es imposible saber que cosas del pasado hay que llevarse al futuro. Lo que si existia era otra cosa mas accesible, un anillo que Angelita llevaba con mucha frecuencia en el dedo anular de la mano derecha. Era redondo y el engarce de oro le cubria practicamente la falange. La piedra era un citrino gigante en que se reflejaba la luz y por eso Julia, de nina, lo habia bautizado como el anillo luminoso. Resultaba bastante llamativo y solamente con el Angelita daba la sensacion de ir enjoyada de pies a cabeza.
– Me lo regalo Enrique antes de casarnos con unos pendientes a juego.
Abel saco unas gafas de cerca del bolsillo de la chaqueta del pijama y se las puso para verlo mejor.
– Se podria vender por diez mil, euro arriba, euro abajo -dijo.
Angelita haciendolo girar en el dedo se lo quito y se lo puso a Julia. Primero probo en el anular y como se le salia cambio al dedo corazon, en estos dias habia adelgazado mucho. Todos menos Tito se quedaron mirando con intensidad el anillo que en aquella cama resultaba un objeto absolutamente fuera de lugar. Y que en Julia tenia un aire casi magico. O dicho de otra manera, si este anillo tenia alguna oportunidad de ser magico era ahora, y Felix estaba convencido de que los demas tambien participaban de esta impresion, de que si este anillo era un objeto querido y deseado por Julia y que si notaba la sensacion de llevarlo puesto y su cerebro registraba esta sensacion como un estimulo bueno y reconfortante y le ayudaba a crear agradables suenos y pensamientos entonces era un