ser diferente si no se dormia solo ocho o diez horas o un dia entero, sino cinco dias seguidos como era el caso de Julia hasta este momento. Entonces podria suceder que de la misma forma que un nino va creando su propio pasado tambien lo crease el sueno.
Nunca se le habia ocurrido a Felix pensar tanto en los suenos, no les habia dado importancia, consideraba que eran unas horas que el cerebro necesitaba para descansar, para fijar unos recuerdos y borrar otros y para autorrepararse. Ahora habia algo mas, habia descubierto que al despertar tenia la fuerte impresion de acabar de salir de otro sitio en que rigen otras leyes fisicas y donde uno puede verse a si mismo haciendo algo. A veces ni siquiera se puede recordar ese lugar, pero se sabe que se ha estado ahi. No era raro que durante el sueno saltase varias veces de escenario en escenario con total naturalidad y que aceptase situaciones estrafalarias como lo mas normal del mundo, quiza porque ahi eran normales, de la misma forma que aqui no se pueden modificar otras que nos parecen de pesadilla y que no hay mas remedio que aceptar.
Lo que resultaba dificil era saber que ocurria cuando ese sueno se prolongaba durante semanas. Debia de ser muy pesado y angustioso no poder salir nunca del lugar del sueno, no poder regresar aqui de vez en cuando. Su memoria tendria que ir rebuscando aqui y alla para tejer mas y mas sueno. Felix dia a dia se habia ido convenciendo de que la cabeza de Julia seguia funcionando. Llevaba casi dos anos durmiendo junto a ella, en la misma cama, y recordaba que a veces en un tramo del sueno parecia que no respirase y otras respiraba igual que si estuviera subiendo unas escaleras, y ahora observaba lo mismo. Echo agua de la botella en un vaso de plastico y estuvo a punto de darle de beber. Casi tenia la certeza de que al sentir el agua fresca en los labios beberia si tenia sed, pero no era medico ni pretendia pasarse de listo. Era un marido al que le aterraba que la vida no volviera a ser la misma. En su profesion Felix veia tantas cosas fuera de lo normal que consideraba que lo normal era tan dificil como lo raro y lo increible.
Le cogio la mano. La tenia fria, asi que la tapo hasta el cuello y froto la mano. El anillo tambien estaba frio. Felix no habia echado la persiana y el verse rodeados por las estrellas y la luna flotando como al fin y al cabo tambien flotaban ellos hacia mas comprensible cualquier cosa y mas incomprensible todo en general.
– Hoy estas muy guapa -le dijo-. Es de noche y por la ventana se ven las estrellas muy brillantes, la luna esta en cuarto creciente. Tito esta dormido.
Le oculto el dato de que Tito y su abuela estaban en un sitio y Julia y Felix en otro distinto a varios kilometros unos de otros. No queria confundirla con informacion innecesaria. Volvio a molestarle la incognita de lo que Abel podria contarle cuando estaba a solas con ella. Vamos a ver, Julia tenia oidos, luego oiria algo. De hecho existian metodos de estudio y de lavado de cerebro consistentes en estar asimilando informacion dormido sin saber que se escucha. ?Quien podia asegurarle que por sus oidos no entraba lo que se decia a su lado?
Encendio la luz y cogio una de las revistas que habia traido del cuarto de Abel. Era de compra venta de inmuebles de lujo. Puede que Abel se dedicara a este tipo de inversiones y que por eso conociese tan bien el precio de las cosas. Seguro que a Julia le encantaria hojear la revista y fantasear con la idea de montar un hotel o una casa rural o hacerse con una vivienda que no pudiera recorrer en dos zancadas.
– Esta casa te gustaria -le dijo, tratando de ponerse en su lugar para escudrinarla-. Cuesta treinta millones de euros. Esta construida al borde un acantilado y el mar parece la continuacion de la piscina, aunque el agua de la piscina es de un azul mas claro. La fachada es de piedra y tiene arcos y columnas en el porche tambien azules como si el agua hubiese pasado por alli tinendolas. Hay enormes maceteros que parecen de oro porque el sol les da de pleno. El salon es gigante con cristaleras plateadas a la hora en que esta tomada esta foto. La cocina da a un patio con salida al jardin. El jardin tiene todo tipo de plantas y arboles y se escalona en algunas partes. Tiene tres pisos con escaleras, recovecos y varias terrazas.
La hoja estaba doblada, seguramente por Abel.
Sexto dia
Julia
Julia anduvo hacia la mesa en que charlaban Marcus y su jefe al fondo de la discoteca. Le temblaban las piernas por todo lo que habia tenido que correr desde la casa del acantilado hasta coger el taxi. Y encima se habia enfriado y se sentia algo febril.
Las dos caras se levantaron hacia ella. Marcus tranquilo y con ojeras de necesitar dormir. El jefe era el tipico que tenia muy claro que todo el mundo era como el y que no debia esperar mas de lo que el mismo haria, y asi parecia que le iba bien. Seguramente en la situacion de Julia no se andaria con rodeos ni sutilezas.
– ?Que has hecho con mi coche? -le dijo Julia a Marcus a bocajarro.
– ?Con tu coche?
Julia noto como la sangre iba disparada por las venas y tuvo miedo de marearse.
– El que querias comprar, el que lleve a tu casa, o a la de tus padres, o a la de esas personas que habia alli.
– No te comprendo y estoy ocupado, ?no lo ves?
– A mi no me trates asi, no tienes ni idea de lo que estoy pasando.
El jefe se levanto. Ahora era robusto, con el tiempo seria gordo. Su mirada era indiferente.
– Manana continuamos -dijo el jefe-. Que lo paseis bien.
Marcus tambien se levanto un poco, pero volvio a sentarse, se le quedo mirando hasta que salio como si se llevara con el palabras y pensamientos cruciales. Tiempo suficiente para que Julia buscara una explicacion: como Oscar se marcho antes, podria haberse ido en el coche de Julia. De hecho ella solo oyo el motor de un coche, y Marcus habria ido y venido del acantilado en uno que Julia no habia llegado a ver. El Mercedes aparcado en el cobertizo de la casa perteneceria a sus supuestos padres. Claro que no estaba segura de si al buscar, estas explicaciones estaba buscando la verdad.
Pensaba que ahora Marcus le diria que no sabia de que coche le hablaba, pero no abrio la boca. Le indico con la mano que se sentara y permanecio mirando al vacio que habia dejado su jefe. No parecia que tuviera intencion de volver a hablar jamas en su vida. Se encendio un cigarrillo, que olia ligeramente dulzon, y el silencio se hizo mas espeso todavia.
– No entiendo que ha ocurrido esta noche -dijo Julia como si le hablara a una estatua-. Me dejasteis sola y luego llego una pareja que parece la verdadera duena de la casa.
Marcus le echo una ojeada de medio lado, no tenia ganas ni interes por mirarla de frente.
– Yo no te pedi que fueras a esa casa. Cuando llegue estabas alli. Despues recorde que tenia algo urgente que hacer y me fui -dijo, y aplasto el cigarrillo en el cenicero.
– Oscar me llevo alli por indicacion tuya. Ibas a comprarme el coche, y ahora el coche no esta, alguien se lo ha llevado.
– No soy responsable de lo que Oscar y tu hableis. No soy responsable de tu coche ni de ti.
Felix sabria si este Marcus mentia o no, y en caso de mentir sabria deducir la verdad de los pequenos gestos y contracciones involuntarios de la cara y del cuerpo. Era una tecnica que habia aprendido y que le venia muy bien en su trabajo. Pero ella por mucho que le observase no lograba descubrir nada.
– No me mires asi -dijo el- o no podre controlarme.
Se giro hacia ella. Tenia unos ojos preciosos. Grises, asombrados y brillantes, candorosos en cierto modo. ?Como podrian enganarle esos ojos?
– Me habria quedado contigo toda la noche, era lo que mas deseaba del mundo, por eso no me despedi, porque no habria podido volver aqui -dijo y la beso antes de que Julia pudiera reaccionar.
La boca de Marcus sabia ligeramente a ginebra. Tenia los labios mas bien finos y eran suaves y apetecia morderlos. Julia nada mas terminar un beso ya queria otro y otro, y el parecia que tambien, o por lo menos su boca en esto no parecia mentir. Mientras le besaba pensaba en sus ojos y en su camisa blanca. Le tocaba los hombros y el cuello, tambien los brazos. Penso en el cinturon de piel de serpiente alrededor de los vaqueros y puso una de sus zapatillas en una de las botas de el. Penso que le gustaba su olor y le toco la cara para sentir los movimientos de su boca mientras la besaba. Penso que le gustaria desabrocharle el cinturon de serpiente. El le acaricio el pecho por encima de la blusa y le dijo con la voz un poco ronca que mas al fondo habia un cuarto donde se encontrarian mas a gusto. Y Julia penso que no era la primera vez que sentia todo esto.
Anduvieron hacia alli cogidas sus manos sudorosas y sin hablar, manteniendo como podian la magia del