de llamarte madre van y te matan». Gilabert podria ocultar ese parentesis perverso que le sacara de la rutina de su editorial. Podria ser un perfecto padre de familia que conviviera con unas fantasias que, sabiamente restringidas y controladas, serian como pequenas excursiones a un lado abyecto de su alma. Aunque no se si un hombre que practicara habitualmente un rito como el de los boligrafos Bic podria luego llevar una vida enteramente normal de padre de familia, una vida que no se viera salpicada por otros detalles raritos con su mujer o con sus propios hijos. No parece posible ser completamente otro en un solo recinto aislado de nuestra identidad, en un solo momento de verdadera enajenacion. Dicen que la mayoria de los asesinos en serie han dado siempre muestras de gran normalidad; los vecinos son los primeros en sorprenderse: «?Como? ?El senor Brudos es un asesino que ha matado a diecisiete mujeres? ?No puedo creerlo!». [15] En un cuento del Gran Parodiador, el protagonista se imagina a si mismo multiplicado infinitamente en tiempos distintos, que son las posibles alternativas por las que pudo haber optado y no opto; imagina que todos esos personajes que le duplican (el es todos ellos) cobran existencia simultanea poblando el jardin de la casa de un viejo sinologo al que ha venido a matar. En otro de sus relatos, un hombre ha sido todos los hombres; en otro, un hombre ha sido El Hombre; en casi todos, un hombre es otro hombre. ?Por que no permitirle entonces a Gilabert esa leve incoherencia con su vida; ese pequeno aperitivo carnal de boligrafos Bic que no le dana ni le pierde? Cioran, ese aristocrata de la duda, solo tenia relaciones sexuales con prostitutas. A ellas les preguntaba sobre la vida y sobre la muerte, sobre el cielo y el infierno; a ellas consagraba su unica sinceridad con el mundo, a ellas consideraba «una academia de lucidez ambulante».

Ayer por la noche, cuando mi insomnio era acompanado por la acompasada respiracion de Silvia, pense que Gilabert y Beatriz, su entregada directora literaria que le ayuda a concretar la novela, podrian comenzar a tener una relacion amorosa, una relacion que eclipsara sus vidas y les lanzara a viajar compulsivamente por el mundo. Sus conversaciones sobre la novela que no escriben podrian suceder en escenarios muy distintos: la caliente terraza de un restaurante chino sobre la bahia de Hong Kong, la vertiginosa vista giratoria del cocktail bar mas elevado y panoramico de San Francisco, el restaurante en Tahiti donde sirven la ensalada afrodisiaca que nubla la vista… Cuando estaba ahora mismo sonando con el restaurante de Tahiti, he liado un canuto y he abierto la carta que antes habia encontrado en el buzon. Es de la editorial en la que publique mi tesis doctoral sobre Borges. ?Me querran comunicar alguna buena noticia? ?Se habran disparado las ventas de mi libro en Nueva Zelanda? ?Lo querran acaso traducir al japones? ?Tendre que desplazarme con urgencia a Buenos Aires para ser recibido en olor de multitudes bajo el grito unanime de Lopez, Lopez? Por desgracia, leer la carta ha significado una mala noticia que me ha deprimido y llenado de amargura. El texto dice literalmente asi:

Ediciones Hector S.A.

Sr. Antonio Lopez Barcelona, 16 de enero de 1995

Balmes 323, 4.° 2.?

08029 BARCELONA

Distinguido senor:

Por motivos de espacio y por el aumento constante de los costes de almacenaje, nos vemos obligados a destruir la mayor parte de las existencias de algunos titulos.

Este es el caso de su libro La morfologia de los cuentos de Borges, del que desgraciadamente tenemos que informarle que solo se han vendido 116 ejemplares desde que se puso en venta hace casi diez anos. De acuerdo con el articulo 67 de la Ley de Propiedad Intelectual, se lo comunicamos para que nos diga, antes del dia primero de febrero, la cantidad de ejemplares que desea que le reservemos, los cuales no pueden ser destinados en ningun caso a la venta. Quedamos a su disposicion y, de no recibir una respuesta en el plazo mencionado, iniciaremos el proceso destructivo correspondiente.

Atentamente

Jaume Amigo.

Al instante he llamado a la editorial para tener unas palabritas con ese verdugo de mi libro llamado, ironicamente, Amigo. Me ha dicho que si quiero salvar de la destruccion (parece que los descuartizan, los trinchan, los reciclan, quien sabe si para convertirlos en papel higienico…) los dos mil ejemplares previstos, los puedo pasar a recoger por la editorial donde me los «regalaran». Nostalgico, le he dicho que enviare a un transportista manana mismo para que los traiga aqui, junto al ordenador que los vio nacer. Pero luego he pensado: ?que hare con ellos? Los podria regalar por la calle compitiendo con esos tristes poetas que me abruman a veces en las terrazas de los bares dandome una pagina con un poema y pidiendo «la voluntad». Seria como uno de ellos pero de lujo. O sea que en diez anos solo se han vendido 116 ejemplares. Me gustaria conocer a esas ciento dieciseis personas que invirtieron su dinero en mi libro. Tal vez deberia disculparme y darles las gracias por lo que hicieron por mi. Pienso en ellas como seres reales, con sus respectivos trabajos, con sus respectivos hijos, con sus respectivas vidas. Si los conociera y les preguntase por que compraron mi libro, seguramente me dirian que lo hicieron porque aparecia Borges en el titulo. Es muy posible que tan solo uno o dos hayan aprendido algo de mi trabajo. Hubiera sido mas logico entonces hacerles llegar unas fotocopias del original. Este fracaso personal y este despilfarro de papel y de tinta se hubieran evitado. No es descartable que la presencia aqui de las cajas termine intimidandome y que decida celebrar, en la chimenea, en una noche de exaltacion afectiva, un sacrificio dedicado al «lector desconocido». Me da verguenza contarle a Silvia el ocioso viaje que emprendio hace diez anos mi analisis del Gran Parodiador. Aunque ella es muy practica y diria que sin esa publicacion nunca hubiera llegado a ser profesor titular en la universidad. Siguiendo ese criterio, por un instante pienso en los miles de libros que se habran destruido para acceder a las miles de plazas universitarias. Gilabert, como editor idealista, podria enterarse y denunciar el holocausto diario de todos esos ejemplares inocentes. Los autores que defraudamos a los editores deberiamos ser multados. Solo de esta forma se dejarian de escribir libros tan innecesarios: «Usted tiene derecho a publicar su obra, pero piense que si no supera unos minimos tendra que pagar una multa y se le retirara la licencia para publicar». Y al que reincidiese en mas de dos o tres fracasos se le podria incluso meter en la carcel, desde la cual, el muy imbecil, posiblemente seguiria escribiendo. Llegar a editar un libro sin lectores es una caprichosa extravagancia que evoca, como el agua en el agua, el olvido.

Hace unos minutos se ha ido Fatima. Me ha dicho que ha comenzado el Ramadan y que no puede comer desde que se levanta hasta la caida del sol. Recuerdo que hace unos dias le pregunte si era religiosa y me respondio que no. Es posible que no entienda por religion lo mismo que yo; o considere el concepto tan intrinsecamente ligado a su existencia personal, que ni siquiera haya conseguido distanciarse lo suficiente de el como para entreverlo. Nombrar y definir el marco semantico es una forma de dotarlo de existencia. San Juan comienza su evangelio diciendo: «En el principio existia la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios». Es como si la Palabra de Dios pasara a ser realidad fisica y temporal de forma inmediata. Diciendo «Luz», Dios creo la luz; diciendo «Estrellas», las estrellas y el sol; diciendo «Agua», los mares, los rios y los lagos. Para la marroqui que ordena y limpia este pequeno santuario de mi soledad, la religion debe de ser algo inseparable de su vida y de sus costumbres y, en consecuencia, no existe como tal. «Religion» es un concepto generico y relativo que no es comprensible cuando se piensa desde una absoluta y unica realidad. Lo mas probable es que ella entienda por religion «las otras» religiones y, en ese caso, mi pregunta hubiera sido equivalente a: «?Eres catolica, judia o hindu?». Para ella, la suya no es una religion, porque eso implicaria que hay otras y, para ella, solo hay Una y esta como pegada al Mundo. La idea que relaciona el nombre con la existencia abunda en los textos del Gran Parodiador. Asi, al pensar en el ejemplo concreto de Fatima no puedo eludir el patio y los ninos jugando a algo que Averroes no es capaz de nombrar. De hecho, anoche, imaginando en la cama el patio de Averroes, se me ocurrio la posibilidad de articular mis pensamientos dentro del sistema de simbolos del Gran Parodiador, de forma que mi novela se construyese en base a sus procedimientos narrativos. Como Almotasim, yo buscaria el alma de Gilabert a traves de los delicados reflejos que ha dejado en otras. De El sur, podria plagiar la valiente muerte de Juan Dahlmann, con lo que Gilabert, muriendo humillado por los tubos y las inyecciones del hospital de Bellvitge, creeria que muere en realidad defendiendose heroicamente frente a un grupo de navajeros de la calle Escudellers. Tres versiones de Judas dotaria a mi personaje de unos valores morales tan diametralmente opuestos a los cristianos, que una obra buena seria para el toda traicion bien urdida y perpetrada. Ello llevaria a Gilabert a granjearse innumerables enemigos que, lejos de mostrar interes por asistir a sus sombrias misas de exaltacion del cuerpo y la sangre de Judas, planearian su muerte. Entraria asi Gilabert en un estado permanente de paranoia que le llevaria a confundirse con el personaje de La espera. Mas

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