que con su dedo oscurecido por el tabaco le indicaba unos numeros redondeados en rojo.
– En febrero se han perdido cinco millones seiscientas mil. Uno de los conceptos negativos mas importantes es el derivado del libro sobre los castillos de Cataluna; el de los excursionistas del Montseny y el del billar tambien nos han producido perdidas.
– Pero a mi me dijo Gonzalo Duduar que se estaban vendiendo bien.
– Pues no, senor Gilabert, desgraciadamente no se estan vendiendo nada bien. Si me permite mi opinion, creo que tenemos que reducir gastos y la unica forma que veo consistiria en despedir a algunos trabajadores improductivos. Con la caida de ventas que hemos sufrido en lo que va de ano no podemos hacer frente a los costes fijos de personal. Piense que tambien tenemos que pagar cada mes la hipoteca que pedimos a la Caixa.
Despues de observar los numeros, Gilabert penso que la tendencia era, en efecto, algo inquietante pero sin llegar a ser alarmante. Por un momento, se sintio frente a Flores como si estuviera recibiendo una bronca por haber arruinado la empresa. Parecia como si se hubieran intercambiado los papeles, como si Flores fuera ahora el empresario que iba a despedir al empleado Gilabert.
– Senor Gilabert, ya sabe usted que yo siempre le he dicho lo que pienso y, en este caso, no voy a hacer lo contrario. Todos sabemos que usted esta escribiendo una novela con la senorita Beatriz.
– Bueno -repuso Gilabert frunciendo el ceno-, ?y que tiene que ver eso con los problemas de la empresa? Ademas, lo que dices no es cierto, el que escribira la novela soy yo; ella solo me esta ayudando a estructurarla durante unos dias.
– ?Y por cuanto tiempo cree usted que va a seguir la senorita Beatriz ayudandole a estructurar? -dijo «estructurar» con un deje ironico.
– Flores, no hace falta que seas sarcastico conmigo, yo…
– No, senor Gilabert, no soy sarcastico, solo le estoy transmitiendo mi inquietud con toda la sinceridad de la que soy capaz.
– Bueno, van a ser dos semanas mas y luego volveremos a lo de siempre. Pero ?hay algun problema con Gonzalo Duduar? Parece que este chico lo estaba haciendo bien, ?no?
En ese momento entro la secretaria y anuncio que Beatriz Lobato habia llegado ya. Gilabert dijo que le comunicaran que estaria con ella al cabo de unos minutos, tiempo que utilizo para explicar a Flores que la deuda tampoco era tan grave, que todavia disponian de reservas y que todo se debia a las fluctuaciones del mercado y al desacierto especifico en la eleccion de tres titulos.
– Flores, ya veras como en primavera nos recuperamos -le dijo al final, dandole una palmadita en el hombro como para animarle-, la enciclopedia de Taylor va a ser un avion, y luego vendra mi novela, que, aunque no te lo creas ahora, veras como tambien funciona.
La reunion con Beatriz fue tan intensa que decidieron comer juntos. Gilabert salio del despacho con una euforia inusual y todos sus empleados pudieron verle pasar diciendole a su directora literaria:
– Es genial, es genial, es el desenlace que estaba buscando. El tio se va con la otra al Caribe y manda todo a la mierda, es buenisimo.
A Beatriz no le parecia del todo mal la idea de que Luis y Silvia se enamorasen, pero objeto que lo del nino tercermundista meteria la novela en un proceso demasiado complicado y que, ademas, podria resultar un recurso sentimental algo peligroso. Propuso como idea alternativa que Silvia padeciera un cancer de mama. Gilabert se apresuro a decir que esa solucion le parecia algo topica, aunque no la descartaba como idea complementaria a la de la adopcion del nino, para intensificar aun mas el proceso dramatico del final. Posiblemente, la solucion estaria en sintetizar las dos ideas: el nino tercermundista podria contraer una enfermedad mortal.
– Claro -dijo Gilabert en el restaurante, despues de restregarse la servilleta por la boca y beber un poco de vino blanco del Penedes-, cuando el nino enferma, Silvia se ve inmersa en un nuevo infierno del que Luis escapa, solo a veces, con el alcohol y con sus escarceos amorosos con Teresa. Luis termina escribiendo una novela que narra ese infierno y la presenta al premio que gano su hermano. La novela gana el premio y se convierte en un segundo exito de ventas descomunal. Las dos novelas de Antonio y de Luis pasan a venderse en un mismo paquete, en
Despues de comer y de beber algo mas de la cuenta, Gilabert enfilo su Jaguar hacia el apartamento de Sandra, en la esquina de Consejo de Ciento y Rambla de Cataluna. Como el trafico no era demasiado denso, llego unos minutos antes de lo previsto y ella lo recibio vestida con un traje largo de pliegues muy ligeros, y con unos tacones altos que realzaban, todavia mas, su esbeltez natural. Al andar, el traje se abria por debajo dejando entrever las piernas que pronto podria abrazar y besar. Sintio ganas de pedirle que se quitara la ropa alli mismo, pero se contuvo para permitir que la ceremonia siguiera su curso habitual.
Poco despues de perderse por el pasillo que iba a la cocina, la bella mulata llego con dos dry martinis, los deposito en una mesilla pequena del salon y se dirigio hacia el tocadiscos para poner el «Toca mi timbal» de Tito Puente. La musica, a pesar de ser latina, tenia tambien mucho
– Eres un sol, un encanto, son preciosos… No, no te preocupes por la copa, ahora mismo te traigo otra.
Desaparecio hacia la cocina y al poco tiempo volvio -silueteada previamente por su sombra contra la pared del fondo- con los pendientes puestos, portando una nueva copita perfectamente transparente y triangular. Dejo la bebida sobre la mesilla, recogio la copa anterior -que no se habia roto por el espesor de la alfombra- y con paso firme, al ritmo de la musica, llego hasta el y se sento a su lado, cruzando las piernas con un movimiento lento pero sin pausas. Sonrio, estaba preciosa.
– Sandrita, estas realmente guapisima; mucho mas todavia que hace diez anos.
A continuacion Gilabert comenzo a hablarle, como hacia casi siempre, de los progresos de su novela. Ella opino que la Silvia que el le habia descrito otras veces era un personaje demasiado poco atractivo como para que Luis se enamorara de ella.
– Lo mas razonable -dijo, con su encantador acento caribeno- es que Luis se vaya directamente con la otra, con la Teresa, que es la que realmente es atractiva y se deje de vainas.
– Sabes, Sandrita, he pensado que uno de los personajes de mi novela podrias ser tu.
– ?Yo?
– Bueno, podria haber una mujer que se dedicara a lo que tu te dedicas y que fuera un encanto como tu.
– Pero ?y que pinto yo con todo lo otro del Antonio y la Teresa Galvez y…?
– Podrias verte, como nosotros, una vez a la semana con alguno de los personajes masculinos. Tengo que pensar con quien.
– Con Antonio.
– Si, por ejemplo, aunque tendria que ser antes de conocer a Teresa, porque a partir de que la conoce solo piensa en ella.
– ?Me vas a poner con mi nombre?
– Si tu quieres.
– Preferiria que no.
– Bueno, pues te podria introducir con otro: Mercedes, Esther, Katia; podrias ser, por ejemplo, una amiga de Bernardo, el gigolo vecino de Antonio.
– ?Pero por que quieres que aparezca yo?
– Porque podrias dar mucho juego; podrias contar tus experiencias con los hombres que vienen por aqui; lo que me contaste del tipo aquel que te hacia romper boligrafos Bic con los tacones mientras se masturbaba sin apenas tocarte.
– A ese no lo he vuelto a ver mas. Estaba mal de la cabeza.
– Tambien podria meter en algun sitio una descripcion del efecto que produce en el orgasmo el frasquito que me diste a probar. ?Como se llamaba?
–
– Ah, si, me parece maravilloso porque aumenta la sensacion hasta un punto increible; es como un tobogan directo hacia el placer. Creo que cualquier persona que lo probase repetiria. Aunque me dijiste que va muy mal