entre don Quijote y Montesinos (dos caracteres que necesitan una validacion de su identidad para existir como caballeros andantes), Lopez y Gilabert se confieren de esta forma realidad vital el uno al otro.
Con Lopez, Gilabert jugara incluso hasta convertirle en el seudonimo con el que ha firmado su obra -es decir, esta que ahora nos ocupa-, lo que ha acarreado no poca confusion entre sus seguidores, que tardaron en advertir que Lopez (el supuesto autor) era un personaje mas de Gilabert. Hasta la prensa necesito un tiempo de varios meses para darse cuenta de este premeditado equivoco que Gilabert ha sabido justificar inteligentemente con argumentos esteticos y filosoficos. Pero la inquietante anomalia que suele caracterizar los planteamientos de Gustavo Horacio Gilabert, la tension que los recorre, tambien -conviene subrayarlo- su notable comicidad, son producto de la habilidosisima articulacion ficcional a la que somete un mismo discurso narrativo tan paradojico como verosimil (la anunciada version de la novela en CD ROM esta siendo esperada ya por distintas editoriales internacionales). Y es que para ahondar en este tipo de realidades virtuales, Lopez y yo nos ofrece dos elementos formales que el atento lector no va a pasar por alto: por un lado, Gilabert ha escrito su novela con un lenguaje deliberadamente primario y mediocre -que puede recordar al que aparece al comienzo de
Patricia Lacasa
Es la una de la madrugada. Hace tan solo unos minutos he acompanado con un taxi a Teresa hasta su casa y me han entrado ganas de venir aqui a escribir todos los detalles de nuestra primera noche juntos. Ha sido magica como un sueno.
Se ha presentado puntual, con un vestido muy ajustado que terminaba en una minifalda y en unas medias negras que no he podido dejar de mirar o intuir a lo largo y ancho de toda la velada. Me he fijado en que no llevaba sujetador y en que los senos y los pezones se evidenciaban a traves del tejido. ?Se habra vestido de esta forma tan provocadora para mi? Solo tiene veintitres anos. Es una monada. ?Ah!, y no tiene novio ni nada que se le parezca (ademas, me ha parecido intuir con alegria que detesta a Llorens).
La he recibido con un disco de Bill Evans y Toni Bennett que ha reconocido al momento.
– Mi padre es cirujano, pero su pasion es el jazz. Toca el piano muy bien y tiene mas de dos mil discos. Te encantaria conocerle.
Nos hemos sentado y con mucha naturalidad le he preguntado si le importaba que liara un canuto.
– Con tal de que me lo pases -me ha respondido con una sonrisa complice-. Yo fumo siempre… mi padre tambien.
Su padre debe de tener aproximadamente mi edad, lo que hace que la vea todavia mas joven.
– La otra pasion de mi padre es la literatura, sobre todo la poesia. Es por su influencia por lo que yo estudie literatura y me he metido en esto de la tesis.
– Es un poco raro que te guste Borges, ya sabes que el opinaba que nunca conseguia interesar a las mujeres.
– Eso no es verdad -ha contestado ella-, Borges siempre estaba rodeado de mujeres.
– Sin embargo, no hay muchas mujeres que se interesen por su obra. Yo no he conocido a ninguna y, si te fijas en las bibliografias, hay pocas que hayan escrito sobre el.
– Porque es muy abstracto y porque las mujeres tendemos mas a lo inmediato, a lo intuitivo. Si, es un poco frio, pero a mi me gusta esa frialdad, me divierte la imaginacion que desprende al jugar con el tiempo y con la literatura. En tu libro lo explicas muy bien cuando dices que su gran metafora es la propia idea del lector.
He aprovechado ese momento para levantarme y darle mi libro firmado. Ha sonreido al leer la dedicatoria. Luego le he preguntado que queria beber y ella me ha dicho que se dejaba recomendar. Le he sugerido un dry martini de Bombay, que ha aceptado de inmediato, ayudandome incluso a prepararlo en la cocina.
– Mi padre siempre dice que el dry martini tiene dos secretos, el primero consiste en servirlo muy frio, y el segundo, en no pasarse con el vermouth, solo tiene que tener una gota de vermouth.
Con las copas en la mano, hemos vuelto al salon y he cambiado el disco de Bill Evans por uno de Chet Baker.
– ?A ti te gusta Chet Baker mas como cantante o como trompetista? -me ha preguntado despues de brindar.
– No se, porque creo que toca la trompeta igual que canta.
– Pues a mi padre…
La referencia constante a su padre me ha parecido algo reiterativa, como si entre nosotros se estuviera interponiendo un hombre inseparable de ella. He preferido cambiar de tema.
– Sabes, estoy comenzando a escribir una novela.
– Ah, si, no me digas. ?Y de que va?
– Bueno, es un poco dificil de explicar; trata de un viejo editor que quiere escribir una novela sobre un tipo parecido a mi.
Se ha entusiasmado tanto con mi proyecto que no me ha costado nada convencerla (solo habiamos quedado en charlar un rato) para que cenaramos juntos. Como yo habia reservado una mesa en Carballeira (entre otras cosas por aquello de que el marisco es afrodisiaco), hemos cogido un taxi que nos ha llevado hasta el puerto. Durante la cena, en algunos momentos, he sufrido imaginandome la aparicion de alguien conocido. Creo que la proxima vez (seguro que habra una proxima vez) sera mejor cenar en el apartamento una Pizza World que nos traiga uno de esos jovenes y temerosos motoristas. No he querido forzar en esta primera noche una posible relacion sexual, por lo que la he acompanado a su casa en lugar de volver aqui. Al despedirnos me ha dicho que se lo ha pasado muy bien conmigo y luego nos hemos besado prudentemente en la mejilla. He quedado con ella para el viernes. Ante Silvia me tendre que inventar una cena con algun profesor del departamento. Espero que al decirselo no me note extrano.
Ha sido una noche infinitamente superior a como la habia imaginado. No voy a poder dejar de pensar en Teresa ni un solo momento. Tal vez el viernes pueda atreverme a poseerla, tal vez lo consiga. Solo de pensarlo me tiemblan las piernas…
– ?Puedo hablar con Teresa?
– Si, soy yo.
– Hola, soy Luis.
– Es increible, por telefono tienes exactamente la misma voz que tenia Antonio…
– Si, todo el mundo lo dice, heredamos las mismas cuerdas vocales… Oye, ?que tal?, ?que haces?
– Pues nada, estaba organizando un poco las citas en el ordenador.
– ?De tu tesis?
– Si… ?y tu?
– Acabo de cerrar una hipoteca al 9,8 por ciento TAE con un cliente despues de negociar mas de una hora en mi despacho.
– ?Ah si? ?Que tipo de cliente?
– Es una empresa de cosmetica… ?Necesitas algo de cosmetica?
– No, yo soy una chica «mu natura»…
– Oye, lo pase muy bien el otro dia hablando contigo.
– Yo tambien, me senti muy comoda… y al final nos reimos mucho… y cenamos muy bien.