vez hablaba mas de mi y menos del programa… Mis clases se estaban convirtiendo en un autentico psicoanalisis en el que yo no paraba de hablar de Silvia, de mi madre, de mi soledad, y al final me emocionaba y organizaba coloquios sobre mi situacion. Habia un tipo pequeno en la primera fila que siempre se lanzaba a hablar, y terminaba metiendose con mi madre, culpabilizandola de todo. No, aquello no podia seguir… Tal vez ahora me sentiria algo mejor para afrontar una clase. Pero no se, no se.
Prologo, traduccion y notas de
FRANCISCO RODRIGUEZ CACHUENA
Catedratico de literatura.
Prologo
Hace ya casi treinta anos que el recientemente fallecido escritor y ensayista ampurdanes Gustau Horaci Gilabert publico en catalan, en diciembre de 1997,
Este tiempo nos permite situar a
En Lopez y yo aparece por primera vez el personaje de Antonio Lopez Daneri, nombre que utiliza Gilabert como seudonimo para firmar la novela y que anos despues volvera a renacer felizmente en otras no menos memorables obras del autor. Lopez permite a Gilabert encontrar la voz de un delirio que salta, sin aparente justificacion narrativa, del tono ensayistico y academico -no en vano se trata de un profesor de literatura- a la confesion personal mas dramatica y subjetiva; del barroco ejercicio egocentrista a la automiserabilizacion mas incisiva e hiriente, del sadismo espectacular al masoquismo de sangre. Se ubica asi el protagonista en el centro de un universo parodico-existencial que impulsa al lector a practicar una suerte de interaccion ritualizada con su propia identidad. Este juego recorre toda la obra gilabertiana, pues en todas sus novelas hallamos un mismo fingimiento que nos obliga a leer como si lo leido fuera escribiendose por si mismo, como si nosotros nos transfiguraramos en escritores que escribimos junto con los otros personajes del texto, como si sonaramos sus vidas y participaramos en sus pequenas ceremonias. En este puente de interaccion que se adivina entre el autor y el lector, la publicacion de Lopez y yo en CD ROM -fue la primera novela que aparecio simultaneamente en los dos formatos-, supuso una verdadera revolucion en la narrativa mundial, sobre todo al romper con aquella concepcion que limitaba las novelas a la tipografia convencional. Ya en la primera version interactiva disenada por el propio Gilabert, se abrian mas de dos mil ventanas (unas se convertian en racimos de nuevas ventanas, otras en espejos en los que el propio lector podia ver su cara) que hacian de la novela un texto que en ocasiones se leia y, en otras, se escribia. [8]
En el personaje de Antonio Lopez se encuentra, tal vez, uno de los mayores hallazgos -algunos autores han hablado incluso de el lopecismo como un fenomeno literario propiciado a partir de este relato- de toda la obra de Gilabert en su conjunto. Este hallazgo consiste en sumirnos en la desesperante angustia del personaje, un triste profesor de literatura que, sin tener las minimas aptitudes literarias, suena con escribir una novela que le haga universal. Terco y patetico empeno que desconoce que el proceso por el cual un «sonador» pasa a convertirse en un «narrador» supone una transformacion iniciatica, de desdoblamiento, en la que debe desarrollarse y superarse el principal problema que impide la creacion: el abandono del «yo» y su desplazamiento hacia el «el». En su incapacidad para cumplir esta trascendencia, Lopez nos muestra su abatimiento, su tormento metafisico, su angustia, su soledad. Ademas, nos presenta una lucha encarnizada consigo mismo y el consecuente fracaso como escritor, sobre todo al no alcanzar nunca la nueva perspectiva desde la que le seria posible encontrar un mundo ficcional autonomo, definitivamente despegado de la realidad que lo circunda.
Desde un punto de vista puramente formal y estilistico, la novela se desarrolla en un abanico que alterna zonas de claro afan literario «ilustre» con momentos de severa aspereza «comica», en donde abundan los pasajes destacadamente elegiacos, bajos y trivializados. Ello contribuye a crear un conjunto riquisimo de posibilidades escriturales, asi como tambien de perspectivas eticas, en las que el protagonista no permanece inmovil sino que va perfeccionandose cada vez mas hasta llegar al supremo momento en que se le permitira, guiado de la mano de Borges (en clara relacion parodica al Virgilio de la
Francisco Rodriguez Cachuena,
Madrid, septiembre de 2026.
– Bueno, Beatriz, vayamos por partes. Puedo decirte que a mis setenta y dos anos, yo, que como editor he tenido en mis manos incontables manuscritos, he decidido, medio en broma medio en serio, escribir una novela. Como aventura que ya no me compromete -a mis anos, que puede comprometerme- he pensado en un personaje que, como yo, intenta por primera vez escribir una novela. Como yo, Antonio Lopez Daneri, mi personaje, comienza escribiendo un cuaderno de notas que le ayudara a definir la estructura narrativa de su historia. El texto que el comienza, que podria ser a imagen y semejanza del que yo comienzo ahora al pensar contigo en ese personaje, seria una de las voces en primera persona que estaria dentro de mi novela. Esta, sinteticamente, hoy la imagino asi: Antonio es un profesor de literatura clasica de unos cuarenta anos, casado con Silvia, una mujer algo mas joven que el que trabaja en una agencia de publicidad. Con el tiempo, Antonio y Silvia han desarrollado una forma de carino que, sin embargo, no les convierte en una pareja feliz.
– Son muchas las ocasiones en las que su relacion no parece presidida por la sinceridad. Antonio esta tratando de dar forma a su novela en un apartamento que heredo de su abuela. La escribe alli, refugiado, porque, entre otras razones, no quiere que Silvia se entere de su proyecto. Ella ha mostrado siempre una falta de fe absoluta en su talento literario y piensa que mas le valdria concentrarse en publicar articulos academicos que le llevaran algun dia a la catedra. Antonio escribio la tesis doctoral sobre los cuentos de Borges, convertida despues en el libro