y cada vez que lo nombraba con sus dos apellidos sentia una desconcertante extraneza interior: «La vigesimoquinta edicion del premio Gracian de novela se ha visto envuelta por la tragedia y por la insolita y lamentable muerte de su ganador, Antonio Lopez Daneri, quien con la novela titulada Proyecto de monologo para la soledad de G. H. Gilabert, se adjudico el galardon minutos antes de sufrir lo que los medicos no dudan en considerar un infarto de miocardio. Los restos mortales de este joven profesor, titular de literatura en la Universidad de Barcelona, se encuentran en el Hospital Clinico a la espera de que manana le sea realizada la autopsia. Desde Barcelona, Mireia Colomer nos amplia la noticia».

De nuevo le parecio insolita esa confluencia intima y publica de su nombre: «Minutos despues de cenar, cuando el jurado daba a conocer su veredicto por la megafonia del gran salon del hotel Lluna Palace, Antonio Lopez Daneri le dijo a su mujer, Silvia Peroliu, que notaba un fuerte dolor en el pecho. Segun testigos presenciales y su propia mujer, el ganador, instantes antes de caer al suelo fulminado, se mostro contrariado por la noticia que anunciaba publicamente su galardon, llegando incluso a decir que el no se habia presentado al premio y que sin duda se trataba de una broma de mal gusto. Estas ultimas y enigmaticas palabras del fallecido ganador han anadido todavia mayor confusion a lo que es ya una luctuosa y dramatica edicion del Gracian».

La noticia sobrepasaba su imaginacion. No entendia nada. ?Antonio? ?Una novela? Estaba convencido de que a pesar del distanciamiento que habian mantenido durante los ultimos anos, este le hubiera contado que andaba en eso. Ademas, con lo narcisista que era -se dijo-, no hubiera podido evitar sus fabulaciones con la fama.

Hablaban de vez en cuando por telefono y, a veces, sus conversaciones eran breves y como de cortesia, pero cuando se veian en verano o en Navidad charlaban de sus proyectos, del lugar en donde iban a pasar las vacaciones o de la chica de turno que Luis no conseguia ligarse en Valencia. Tambien se recomendaban novelas e incluso habian llegado a leer en voz alta algunos cuentos y poemas. Le parecia raro que la ultima vez que se vieron en Barcelona no le hubiera dicho nada de esa novela que, ya por entonces, deberia de tener practicamente terminada. Penso que si la habia escrito en secreto tal vez lo hizo por miedo a tener que compartir con los demas la frustracion de un posible fracaso por no terminarla o no poder publicarla. Encendio otro cigarrillo. Penso que apenas le separaban dos horas del momento de ver el cuerpo de Antonio sin vida. Estaria como dormido y muy palido. Pero tenia demasiado cerca su expresion y su voz para imaginarselo realmente muerto. Esta noche seria historica para el, se recordaria el resto de su vida conduciendo en esta autopista lluviosa e iluminada por los faros. Recordo algunos de los acontecimientos que siempre rememoraba al pensar en el. El dia en que le golpeo hasta sangrarle la nariz, cuando Antonio apenas tenia diez anos. Le habia cogido la bicicleta sin permiso y, tras una caida, se la habia devuelto con el manillar torcido. Luis, que era dos anos mayor, se vengo de forma vergonzosa y cobarde. En la infancia y en la adolescencia, Luis habia sido para Antonio la referencia incuestionable que son la mayoria de los hermanos mayores para los mas jovenes. Era uno de los lideres del colegio y gozaba de un innegable prestigio hasta entre los profesores. Jugaba al futbol como nadie y, sin llegar a ser el mas fuerte, sabia hacerse respetar por todos con su simpatia y su carisma personal. Luego, cuando Antonio entro en su mundo idealista de ensonaciones, cuando comenzo a fumar hachis todo el dia y a apasionarse por los primeros discos de rock sinfonico, fue marcando unas diferencias que terminarian convirtiendose en criticas contra Luis. Su hermano mayor le parecio entonces un personaje insipido y sin interes, un burgues conservador «que le hacia el juego al sistema».

Luis llevaba mas de diez anos viviendo en Valencia. Habia encontrado alli un trabajo en un banco frances, por lo que solo iba a Barcelona en Navidades y algun que otro fin de semana. Aunque habia vivido con varias mujeres, desde que hacia mas de un ano rompiera con la ultima, con Clara, parecia decantarse cada vez mas por la vida de soltero. En esto, como en tantas otras cosas, los dos hermanos habian desmentido las apariencias y la opinion de todos aquellos que creyeron que Antonio nunca se casaria.

En la radio, con la lluvia de fondo, una mujer hablaba ahora de un problema de impotencia de su marido. Decia que un medico le habia dicho que podia ser la ansiedad y el estres. Pronunciaba esta ultima palabra con una acentuacion incorrecta, lo que delataba en ella un bajo nivel social y cultural. Desde su microfono falsamente maternal, la locutora se regocijaba con el morbo de sus preguntas.

– Irene, ?crees que haces todo lo que a el puede excitarle?… ?sabes si tu marido ha tenido en su vida alguna experiencia homosexual?

Lejano al dialogo radiofonico, sin reparar en esas palabras sin sentido que se perdian en el repiqueteo del agua sobre el coche, Luis recordaba ahora los ilusos reproches de su hermano cuando tenia dieciocho anos, su ingenuidad al intentar convencerle de la importancia de luchar para cambiar el mundo y de no convertir sus vidas en la mera reproduccion de la de su padre o en el homogeneo resultado de los convencionalismos de un colegio de jesuitas. Antonio llego a estar seguro de que la unica manera de desmarcarse de la forma calvinista de entender el trabajo que tenia su padre era escapandose de casa. Hasta que este murio, cuando Antonio todavia no habia terminado la carrera, Luis habia sido por contra el tipico hermano responsable que sintoniza con su progenitor. El senor Enrique Lopez, abogado mercantilista pasado al mundo de los negocios, acumulo durante los anos prosperos de los planes de desarrollo una fortuna considerable. Abrio varios restaurantes y hoteles, pero su incontrolada ambicion por crecer le llevo a apostar demasiado fuerte por una urbanizacion en Comarruga que no funciono. Sus empresas se endeudaron y se descapitalizaron hasta que, al no poder hacer frente a las deudas, llego la quiebra. Los ultimos meses de Enrique Lopez fueron sumamente dificiles. A la angustia economica se agrego la angustia existencial motivada por un cancer de garganta. A pesar de ser solo un joven estudiante de derecho, Luis estuvo bien informado de los acuciantes problemas de su padre; le hacia pequenas gestiones y, cuando apenas le quedaron animos para ir al despacho, cuando su voz se enronquecio hasta lo incomprensible, su hijo mayor permanecio tardes enteras acompanandole. Por el contrario, algunos anos antes, Antonio habia ocasionado no pocos disgustos a la familia, como el de su escapada de varios meses de convivencia hippie en una masia de Gerona o el pequeno escarceo con la heroina. Frente al firme proposito de Luis de abrirse camino profesional, Antonio era un progre convencido de que su futuro seguiria otros derroteros menos «enajenantes».

Identificado mas con su madre, Antonio veia a su padre como la victima de una religion equivocada. La senora Lopez se sentia atraida por la musica. Antonio la habia acompanado muchas veces a escuchar conciertos al Palau, lo que creo entre ellos una complicidad de la que no participaban su padre ni su hermano. Ella habia cursado estudios de piano, aunque, desde hacia mucho tiempo, solo se animaba a tocar en contadas ocasiones. Decia que ya lo habia perdido todo y que lo hacia muy mal. Solo cuando Antonio le pedia que tocara algunas piezas de Satie o Mompou, intentaba recordarlas y las interpretaba muy despacio para no equivocarse. Con su madre hablaba de musica y de las imagenes y de los climas que sugieren algunas melodias. Escuchaban juntos a compositores espanoles como Albeniz, Granados o Falla y compartian tambien su atraccion por Ravel y Debussy. A el le sorprendia que a ella le gustaran compositores como Stravinsky o Schonberg y que incluso apreciara el jazz (sobre todo algunas cantantes como Billie Holiday o Sarah Vaughan). Con su padre, en cambio, Antonio tendia a mostrarse displicente y le contrariaba con frecuencia desde posiciones orgullosas y retadoras. Cuando Enrique Lopez se metia con su pelo largo y su vagancia, le respondia con acritud e insolencia y le recriminaba sin remilgos que solo pensaba en el dinero y que su vida era vacia y «unidimensional». Fue despues de uno de estos enfrentamientos cuando Antonio se marcho por primera vez de casa dando un portazo. Su padre le habia reprochado su decision de estudiar filologia en lugar de economicas y habian llegado a insultarse alzando la voz. Estuvo dos dias sin llamar y la senora Lopez culpo a su marido por inflexible y duro. Cuando regreso permanecieron mas de un mes sin hablarse, con la tension que eso generaba en las comidas y en las cenas. Luego se reconciliaron y se prometieron que un incidente como el ocurrido nunca mas se volveria a repetir. A los pocos dias de la reconciliacion, incitado por su mujer, Enrique Lopez le propuso a Antonio que le acompanara en un viaje a Nueva York. La idea le parecio muy bien porque, entre otras cosas, no conocia Estados Unidos. En Nueva York se instalaron en el hotel Royalton, esa reliquia de la posmodernidad que una amiga bastante esnob de la familia les habia recomendado.

Luis recordaba ahora, mientras conducia bajo la lluvia, la minuciosidad con la que Antonio le conto despues ese viaje; la habitacion doble en la que se hospedaron, las sabanas que se amontonaban inexplicablemente en el hall como si aguardaran la sangre de una virgen, la inmensa concha-urinario que recibia las gotas doradas con musica de violines, mientras surgian en espiral creciente unas cintas de perfumes azulados que espumeaban hasta producir una repugnante ebullicion verdosa. Por la noche, siguiendo las recomendaciones de la amiga esnob, fueron a cenar al River's Cafe, lugar idoneo para el romanticismo urbano desde donde se visualiza la panoramica imagen del Brooklyn Bridge y del skyline de Manhattan.

Antonio, en su ingenua juventud, pensaba que al menos en ese viaje debia tratar de compartir

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