nova?

n) En ese batiburrillo que se conoce por el nombre de Opus imperfectum in Matthaeum se reproduce la siguiente leyenda, cuyo origen esta en el Liber nomine Seth (tambien conocido como Revelacion de Adan a su hijo Seth): existia un pueblo costero en Extremo Oriente cuyos habitantes estaban convencidos del advenimiento de una estrella que habria de conducirles hasta el Mesias. Movidos por la esperanza de aquel prodigio, eligieron a doce de los vecinos mas versados en los arcanos de la astrologia para que vigilasen la aparicion de aquella senal. Cuando moria alguno de los doce sabios elegidos para espiar los cielos, su hijo o su pariente mas proximo lo reemplazaba. Ano tras ano, despues de recolectar las cosechas, subian los doce vigilantes celestes a un monte y alli se pasaban tres dias rezando. Asi generacion tras generacion. Hasta que un dia se estampo en el cielo la estrella ansiada, que resulto tener forma de nino y sobre la cual se apreciaba una cruz de contornos difusos. De modo que pusieron rumbo a Judea, en una peregrinacion que duro dos anos. (Una historia muy similar la encontramos en el ya referido Libro de la Caverna de los Tesoros);

n) y muchisimas cosas que omito y otras muchisimas que jamas conocere, porque, a estas alturas de civilizacion, harian falta al menos tres vidas consecutivas para abordar la bibliografia existente sobre cualquier particular, por nimio y extravagante que sea, o quiza por serlo. (En un manuscrito del siglo XIII, pongamos por caso, se da por hecho que un remedio eficaz para la epilepsia consiste en murmurar al oido del afectado una jaculatoria en la que se repitan, como un mantra, los nombres de los tres magos y sus tres ofrendas.) (Y mas aun: Roberto de Torigny, autor de la Cronica Universal, asegura que los tres cuerpos que san Eustorgio llevo a Milan estaban enteros y aparentaban tener quince, treinta y sesenta anos de edad.) (Y asi.)

Nos sorprendio el amanecer en esas faenas, amasando humo, y nos retiramos a dormir con la imaginacion acelerada, que es mala cosa para el sueno.

Pero el sueno, aunque tarde, siempre llega y creo recordar que sone que estaba muy sediento, que tenia un vaso de agua delante y que me resultaba imposible llevarmelo a los labios. (Algo asi, no se, como la metafora onirica de un desierto.) (O bien lo que un freudiano disponga, claro esta.)

Cuando me levante, mas alla del mediodia, tia Corina habia reemprendido la investigacion, y alli estaba ella, tonificada por la ginebra y por la curiosidad, otra vez entre libros, con las gafas en la punta de la nariz. «Se nos ha pasado por alto algo fundamental.» Hice una interrogacion con los hombros. «Todo el mundo sabe que el noventa y ocho por ciento de las reliquias que circulan por el mundo son falsas, de acuerdo. Pero ?para que puede querer alguien unos huesos que vete a saber de quienes son? Si esta claro que los Reyes Magos no existieron, ?como pueden existir los huesos de los Reyes Magos y como puede existir alguien interesado en poseer los huesos de los Reyes Magos?»

Era una pregunta doble que me habia hecho a mi mismo en el preciso instante en que Sam Benitez me planteo la oferta de trabajo, pero aun no tenia respuesta. Ni siquiera Sam la tendria, porque el no era mas que un intermediario, ajeno a la esencia de los caprichos de la clientela, que a menudo resultan insondables. Pero el sentido comun nos advierte de que el mundo es un raro lugar habitado por gente mas rara que el mundo mismo, circunstancia que vuelve posible cualquier cosa improbable y que vuelve probable cualquier cosa imposible, y de ahi tal vez la condicion circense de la vida. «?Quiza una organizacion de delincuentes infantiles? Dime tu, por favor», bromeo tia Corina mientras pasaba el dedo por el parrafo del libro II de la Historia natural de Plinio, en el que da fe de que sus contemporaneos de Roma adivinaron a un dios en una estrella que tenia forma humana.

Una de las pocas personas que vienen a casa es Lolo Letaud, asceta cincuenton que fue profesor de griego y de latin en un instituto hasta que, hara cosa de un lustro, se desengano de la pedagogia al advertir un factor basico de incompatibilidad entre el ablativo absoluto y los abalorios de plata que adornaban las orejas, las narices, el ombligo y los labios de su alumnado, al que Helade le parecia un nombre de discoteca y al que los poemas de Virgilio le sonaban a jerga de tribu antropofagica, por no hacer mencion siquiera de lo que sacaban en claro aquellos pupilos de una explicacion relativa a los misterios de Eleusis, por ejemplo, porque Lolo se resistia a limitarse a la ensenanza de la lengua y procuraba ganarse a su clientela adolescente con esoterismos y mitologias, aunque ni por esas.

Tia Corina conocio por casualidad a Lolo Letaud hace un par de anos en la libreria La Atlantida, ante la pequena seccion de clasicos grecolatinos. Entablaron conversacion, y hasta hoy.

Como nadie vive del aire, aunque el lo intenta a brazo partido, Lolo Letaud anda empenado desde que abandono la ensenanza en escribir una novela de exito popular, acogida al patron moderno de los quimerismos historicos, y se dedica a manosear los temas que alimentan esa industria: la herejia catara, el Grial, los enredos templarios, las intrigas vaticanas o los manuscritos del mar Muerto, entre otros, todos ellos mezclados con exotismos cientificos y con piruetas criptologicas. Pero el problema de Lolo Letaud es que siempre hay algun autor que se anticipa a las intrigas que el concibe, quemandole asi sus invenciones, y se ve obligado a abandonar el proyecto en el cenit de la inspiracion y el entusiasmo. «Yo tengo mala suerte Jacob. Y no deja de ser una cosa misteriosa la mala suerte, ?verdad? Una especie de voluntad averiada», y le digo que si, por no saber que otra cosa decirle.

Las novelas inconclusas de Lolo Letaud forman una pila marchita de tramas descabelladas y trepidantes en las que se funde la historia con el delirio, el ocultismo con el espionaje y la solemnidad, en fin, con la subliteratura. Aunque me duele decirlo, su prosa tiene una cualidad grumosa, porque se le enredan las palabras a la hora de ponerlas en orden, asi las tuviese muy claras en el pensamiento, que es una patologia muy frecuente entre los aspirantes a la gloria literaria, de modo que, tras leer varios parrafos suyos, acabas siempre descolocado, ya que sus grumos sintacticos te trastornan un poco la cabeza, y no sabes bien en que lio verbal estas metiendote, que es algo que la mayoria de la gente solo les tolera a los filosofos y a los redactores de los manuales de instrucciones de los electrodomesticos, que tienen en comun la obligacion de divulgar lo incomprensible.

Lolo Letaud viene a casa de vez en cuando por tres motivos: para ponernos al tanto de un nuevo proyecto, para leernos algun capitulo de una novela en marcha o para lamentarse de que le han pisado la idea.

Consulta Lolo con tia Corina los pormenores eruditos de sus ficciones, asi como el radio imaginativo de tales ficciones, que jamas es radio corto. Por ejemplo: «?Que te parece si empariento a Maria Magdalena con Mahoma? De ese modo, dando por hecho que Maria Magdalena tuvo descendencia con Jesus, quedarian unidos los dos grandes linajes del islam y del cristianismo… Seria mi aportacion a la Alianza de Civilizaciones». Y tia Corina enarca entonces una ceja, atonita ante aquellos desparpajos, y le dice que le parece una ocurrencia inmejorable, sin duda porque sabe que nunca la llevara a termino, por esa desventura que persigue a Lolo Letaud de que siempre haya algun novelista que se anticipe a los vuelos de su musa dislocada.

«?No se te ha ocurrido nunca escribir una novela sobre los Reyes Magos?», le pregunto tia Corina, porque ella anda preocupada por el dia a dia de Lolo, que vive de lo que le da el Estado por estar deprimido y de la pension de su madre, que se paso media vida limpiando un cine y una caja de ahorros para que su hijo pudiera colgar de la pared un titulo de licenciado en unas materias que ella no alcanza todavia ni a entender lo que son. «?Los Reyes Magos?» Lolo Letaud se quedo meditabundo, hasta que se le ilumino la cara. «Es una idea aprovechable.» Tia Corina le advirtio de la existencia de una novela de Michel Tournier sobre el asunto, pero que eso no suponia un obstaculo, y era cierto, porque la obra del frances consiste en una mera reconstruccion legendaria, y la corriente intelectual de nuestros dias prefiere las novelas que se situan en un marco contemporaneo para indagar en arcanos preteritos, con el apoyo de todos los avances cientificos y tecnologicos de los que pueda uno echar mano. «Ademas, la novela del pobre Tournier arranca de la peor manera posible: 'Soy negro, pero soy rey', de lo que se deduce que no habla un rey negro del siglo I, sino un frances del siglo XX, asi que tanto el punto de vista historico como el hechizo de la ficcion quedan desbaratados, ?no os parece?» Y Lolo y yo le dimos la razon. «Un error tremendo de perspectiva historica, psicologica y narrativa», apuntillo Lolo, y tia Corina y yo le dimos la razon.

«En realidad, con una Biblia en una mano y con un manual de fisica y quimica en la otra se puede escribir un best seller impresionante», le animo tia Corina, y Lolo en efecto se animo, convencido como anda de que, al margen de las veleidades de la suerte, el exito es una cuestion de voluntad, una voluntad de dominio, concepto en el que coincide con Nietzsche, que acabo como acabo.

«Animate a escribir una novela sobre el robo de las reliquias de los Reyes Magos. Lo unico que tienes que idear es un motivo pintoresco para el robo, anadirle un poco de accion, arriesgar una suposicion historica

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