complicada alucinacion: Tito era Tarmos, y Tarmos era una entidad portatil en un mundo de carton piedra, como Dick Tracy o como el escurridizo Dimitrios, el protagonista de la novela de Eric Ambler, que era su favorita entre las miles que le habian aplazado durante decadas el sueno. «Tito puede estar horas y horas hablando como un detective de novela negra», segun Tarmo, y no lo puse en duda.

Para completar el cuadro clinico, Tito sufrio una violenta conversion religiosa de signo catolico, aunque con tendencias panteistas, en plena adolescencia, hasta el punto de pasarse los dias mirando el cielo a fin de conversar con Dios, para burla de todos, y el correr del tiempo no habia hecho sino afianzar aquella fe primitiva, ya que encajaba a la perfeccion en su sistema de apreciaciones delirantes: a Tito le hacia falta un director para la pelicula.

Tito Dakauskas sabia lo de Alif el cuentacuentos y lo del vendedor del baculo, asi como el detalle del envio del baculo y del anonimo, porque Sam Benitez le habia relatado mis aprensiones a Tarmo Dakauskas en presencia de su hermano durante un encuentro fugaz que mantuvieron los tres en Lisboa, de modo que Tito solo tuvo que aplicar sus dotes para la novelizacion a aquellas circunstancias y llevar luego a cabo un montaje con arreglo a los desvarios de su musa.

«Todo aquel sainete de El Cairo lo ideo la gente de Montorfano para intimidarle a usted, aunque Abdel Bari intento llevar la intimidacion un poco lejos, segun tengo entendido.» Le pregunte el motivo de aquel supuesto sainete. «Ya sabe que Sam se va a veces de la lengua cuando se lo esta pasando demasiado bien, y en El Cairo se lo paso demasiado bien, y Abdel Bari tiene orejas de pago por toda la ciudad. Por lo visto, los veromesianicos de Catania no estan dispuestos a que nadie saquee el relicario de la catedral porque ellos mismos estan interesados en saquearlo.»

Opte por hacerle la pregunta estelar de la temporada: «Pero ?que hay en ese relicario?» Y les cuento lo que Tarmo Dakauskas me conto…

Durante los saqueos llevados a cabo por las huestes de Barbarroja, los milaneses pudieron poner a salvo las reliquias traidas desde Constantinopla por san Eustorgio y se las ingeniaron para que el arzobispo y canciller Rainald von Dassel se llevara como buenos unos esqueletos anonimos desenterrados de una fosa comun, aunque envueltos luego en ricos brocados. Las reliquias autenticas se conservaron en una ermita, custodiadas con celo por un parroco de origen normando que fundo una cofradia secreta con el fin de rendir culto a aquellos residuos, aunque la fatalidad quiso que la ermita se incendiase en torno a 1170, y ahi acabo la historia de aquellos huesos, al menos en teoria, porque hay ocasiones en que las leyendas sobreviven a la materia, en el caso de que la materia no constituya en realidad un impedimento para lo legendario.

Si hemos de creer a Tarmo Dakauskas, Von Dassel no tardo en enterarse del fraude del que habia sido victima por parte de los astutos milaneses, aunque procuro mantener la farsa para no quedar en ridiculo ante el orbe. De todas formas, quiere la habladuria que, en mitad de un ataque de rabia, el arzobispo arrojo los huesos impostores al fuego de su chimenea, lo que tuvo como consecuencia que hubieran de ser sustituidos por otros huesos exhumados a toda prisa de uno de los cementerios de la ciudad. Y asi se ha mantenido el culto popular durante siglos: un monton de huesos de quien sabe quienes metidos en un relicario adornado con mas de mil perlas y piedras preciosas, con centenares de camafeos y gemas.

Pero lo que se custodia al dia de hoy en el relicario de la catedral coloniense -segun mi informador- no solo son esos penosos restos humanos, sino algo mas extemporaneo y deslumbrante: la Tabla Esmeraldina.

Como ustedes saben, la autoria del texto de la Tabla Esmeraldina se atribuye, en el gueto esoterico, a Hermes Trimegisto, el equivalente griego del dios Toth de los egipcios, aunque algunos arabistas modernos dan en suponer que su autor fue el pitagorico Apolonio de Tiana, que pasa por ser quien descubrio la Tabla enterrada en una cueva. (Que cada cual opte libremente, en fin, por la autoria que considere mas razonable.) Padre de las ciencias ocultas y fundador de las logomaquias hermeticas, se da por hecho que Hermes Trimegisto dono a la humanidad un mensaje grabado en una piedra de color verde, y de ahi su denominacion de Tabla de Esmeralda o Esmeraldina. Dicho mensaje contiene la esencia de toda la magia, al menos al criterio del ya mencionado Eliphas Levi, alias de Alphonse Louis Constant (1810-1875), proyecto de cura que derivo en mago y en exegeta ocultista.

El caso es que el mensaje de Hermes Trimegisto lo conocemos hoy a partir de versiones arabes y latinas, ya que el original consistia en un complicado criptograma. En nuestro idioma, el mensaje de Hermes Trimegisto arrancaria mas o menos asi:

Verdadero y no falso, verdadero y muy cierto:

lo que esta abajo es como lo que esta arriba

y lo que esta arriba es como lo que esta abajo,

para realizar el milagro de la Cosa Unica.

Etcetera.

La gran ventaja de estos textos vaporosos es que se prestan a cualquier tipo de glosa, y por miles se cuentan al dia de hoy los comentaristas del mensaje de la Tabla Esmeraldina. Y es que imaginemos que nuestra civilizacion desaparece y que, dentro de unos miles de siglos, un insecto evolucionado que se ha hecho especie dominante en el planeta encuentra un papel fosilizado que dice asi:

– Champu anticaspa a la camomila

– Mahonesa baja en calorias

– Galletas sin gluten

– Leche desnatada calcio

– Abrillantador lavavajillas

– Vinagre de yema

– Pasta fresca al huevo

– Huevos

– Panales para nino vecina talla 3

A partir de ahi, es posible cualquier interpretacion por parte del insecto evolucionado: desde glosarlo como un poema epico hasta considerarlo una formula para conseguir el elixir de la inmortalidad, pasando por la sospecha de que pueda tratarse del texto fundacional de una secta adoradora de alguna deidad rustica favorecedora de las cosechas. (Lo de los panales supongo que podria interpretarse, no se, como la anunciacion del nacimiento de un mesias.)

Segun Tarmo Dakauskas, las versiones que conocemos del texto de la Tabla de Esmeralda son erroneas. Pero no erroneas por torpeza de los traductores, sino que se trataria de versiones falseadas, interesadamente falseadas. «?Por que?» Pues porque en el original se ofrece una clave demoledora en contra de la divinidad, de cualquier tipo de divinidad, una refutacion implacable de lo divino a traves -segun parece- de un mapa astral, de una formula matematica y de una aporia, estas dos ultimas muy simples; tan simples, que a nadie ha vuelto a ocurrirsele su formulacion, a pesar de la reata de sabios que ha desfilado por las distintas edades de la humanidad poniendo su ingenio y su tiempo al servicio de la luz de la sabiduria y procurando asesinar a la divinidad o demostrar por el contrario su tutela del universo. Hay quien supone, en definitiva, que el texto de la Tabla de Esmeralda esta dictado por Dios: un dios que revela la imposibilidad de su existencia. El suicidio, en fin, de la divinidad.

La Iglesia catolica se hizo con la Tabla de Esmeralda en el siglo IV, bajo el papado de Sirio I. Dos siglos mas tarde, bajo el pontificado de san Bonifacio, fue robada, al parecer por partidarios del antipapa Eulalio, y se le pierde el rastro hasta que reaparece en poder de los templarios en el ano 1128, durante el Concilio de Troyes, como donacion hecha por Archamband de Saint-Aigman a la Orden recien constituida. (Segun se dice, Saint- Aigman, uno de los nueve caballeros fundadores de la Orden del Temple, encontro la Tabla de Esmeralda entre las posesiones de un salteador muerto por el en el camino al puerto de Jaffa cuando el malhechor, en compania de sus compinches, atracaba a unos peregrinos.)

Advertidos del significado de aquella piedra, los caballeros templarios decidieron sepultarla en uno de los muchos hoyos que habian hecho en el suelo de la mezquita de Koubet al-Sakhara -donde tenian cuartel- para buscar el Arca de la Alianza, ya que se daba por hecho que el templo de Salomon se alzo en aquel preciso enclave.

Sepultado quedo, pues, aquel legado terrible de Hermes Trimegisto, hasta que, tras avatares que nadie ha sabido precisar, vuelve a estar en poder de la Iglesia catolica a finales del siglo XIII, siendo papa Benedicto XI, que padecio un grave conflicto de conciencia a causa de la Tabla. En un principio, aquel pontifice barajo la posibilidad de destruirla, pero, al estar convencido de que se trataba de la escritura de Dios, considero que su destruccion

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