Como creo haber dicho ya, cada noche del 6 de enero se oficia en la catedral de Colonia una misa concelebrada en memoria de los magos dadivosos, ocasion en que sus calaveras se exhiben, coronadas, en el frontal abierto del relicario. Pues bien, segun el Enciclopedista Invisible, alquimistas de todo el mundo acuden esa noche a la catedral de Colonia y se mezclan con los fieles para venerar a Champagne, a Dujols y al pobre Faugeron. A Fulcanelli, en fin. Al Maestro. Al terminar la misa, muchos de esos alquimistas depositan ofrendas ante el sarcofago: formulas arcanas, rogativas por el don de la sabiduria e incluso metales sujetos a mutaciones insolitas, segun le haya ido a cada cual el ano en el albur de los hallazgos prodigiosos.

«Consulta terminada», dijo el profesor Negarjuna Ibrahima, y me reclamo sus honorarios, que le di, caviloso yo, muy pensativo, intentando poner en orden todo aquello para explicarselo de un modo convincente a tia Corina.

«?Puedo llamarle a Paris?», y me dijo que desde luego, siempre y cuando lo hiciera a partir del mediodia y le pagase con cibertarjeta, concepto que aun hoy no he logrado descifrar del todo.

Cuando ya me iba, el profesor me detuvo con el magnetismo de su mano abierta: «Espere un momento. Busque usted al Llagado… No… Al Hermano Llagado». Le pregunte que quien era el Hermano Llagado. «No lo se, pero veo con claridad que es una de las claves de todas sus preocupaciones. Y veo sangre.»

Y con ese nuevo enigma en mente volvi a casa.

21

La visita de Manel Macario.

Los ex soldados martires.

Los reverendos estigmatizados.

Las revelaciones de Sam Benitez.

«?A nosotros que mas nos da? Si en la catedral de Colonia se rinde culto a Fulcanelli, a Farinelli o a Pitigrilli, te aseguro que no me importa ni lo mas minimo y, por lo que a mi respecta, pienso irme dentro de un rato al casino Novelty.» Y ahi quedo la cosa. «Por cierto, hoy me ha llegado esto. Por si quieres seguir obsesionandote y te cansas de una vez de obsesionarte», y me tendio un libro que le habia enviado, a peticion suya, el latinista salmantino Gonzalo Iglesias, cuyas traducciones de Catulo elogia ella sobremanera y con quien se cartea de vez en cuando, pues hubo un tiempo en que tia Corina se propuso versionar -aunque dejo la tarea a medias- las Heroidas de Ovidio, y a Iglesias le consultaba sus dudas, y al hilo de aquellas dudas les surgio la amistad a distancia. Se trataba de una Historia de los Reyes Magos, segun el manuscrito 2.037 que se conserva en la biblioteca de la Universidad de Salamanca, datado en las postrimerias del siglo XV, de cuyo autor nada se sabe, aunque se le supone judio converso.

Cuando tia Corina se fue al Novelty, me puse a leer aquella fantasia devota, a pesar de que mi interes por el asunto en si iba en declive, al estar mas interesado en desvelar los pormenores del entramado en que me vi envuelto, pues oia carcajadas ajenas dentro de mi conciencia, lo que siempre es cosa incomoda, porque pone a la dignidad de muy malas pulgas. Y, bueno, un poco mas de lo mismo encontre en aquellas paginas, excepcion hecha de una innovacion argumental: las tentaciones a las que Satanas va exponiendo a los reyes para que desistan de su peregrinacion. Ante Gaspar, se hace pasar el Maligno por un gran sabio filosofo, y mago como el propio rey. Ante Melchor, adopta la identidad de un medico. Ante Baltasar, se encarna como profetisa, e incluso lleva unas tablas astrologicas en la mano para dar credibilidad a tal encarnacion.

Y en aquella lectura banal emplee un rato, hasta que me fui a los Billares Heredia para hacer un poco de tiempo antes de dedicarme a esperar en casa, con el corazon en un puno, a tia Corina.

Cuando llegue a los billares, solo estaba alli, de los nuestros, el ex policia Mani, que jugaba con un cliente ocasional. Me dijo que al dia siguiente por la tarde se celebraba una misa de difuntos por el eterno descanso del alma del joyero Coe, y quede en asistir, para no senalarme con la arrogancia del descreido de esos pasatiempos trascendentalistas. (?El alma?)

Y nos pusimos a jugar.

Al rato llego Mahmud, a quien Mani comprometio a que fuese tambien a la misa, lo que no dejaba de tener merito.

Y alli nos entretuvimos durante un par de horas, comentando el mundo en general, hasta que nos aburrimos de entretenernos y cada cual se fue a su casa.

Tia Corina llego muy tarde y muy mal. Habia ganado algo de dinero, pero habia perdido el equivalente en vida. Tuve que ayudarla incluso a desvestirse y, de pronto, se me vino encima un presentimiento de futuro, y era un mal presentimiento, y era un futuro malo, y proximo. Creo que las pildoras de Andorra estan corroyendola mas de lo prudente, porque la animacion que le proporcionan durante unas horas tiene que pagarlas en abatimiento durante otras muchas, y no se si se trata de un recurso compensado. Y la ginebra, en fin, que me temo que hace malas ligas con esa quimica euforizante. Y la diabetes. Y la edad. «Cuidate.» Pero me hace el caso que me hace.

Cuando la deje dormida, me sente en la biblioteca y me puse a leer un poco de esto y un poco de lo otro, vagamundeando por regiones fingidas, a la espera del primer sintoma de somnolencia para irme a la cama. Pero aquel sintoma tardo. Y, de pronto, senti ganas de llorar, y le dije al llanto que manara, que tenia mi permiso, pero el llanto, como casi siempre, se me quedo por dentro, encharcado, y poco despues amanecio, y fue aquella luz cadaverica la que me empujo a la cama, pues es muy mala luz para el sombrio.

Para que negarlo: yo seguia llamando a Sam Benitez, aunque jamas me cogia el telefono, a pesar de tenerlo activo. «Dejalo ya», me insistia tia Corina. «Tu problema es que no estas dispuesto a aceptar que las cosas que nos pasan no estan obligadas a tener una explicacion. Es lo mismo que si te pones a observar un avestruz y llegas a la conclusion de que un bicho como ese no ha podido salir de un huevo. Parate a considerar durante un momento la logica del absurdo, que tambien resulta respetable: no es mas sorprendente el hecho de que un avestruz ponga un huevo que el hecho de que un avestruz nazca de un huevo, pero lo mas sorprendente de todo es el hecho de que existan avestruces. ?Me explico?» Y le dije que no. «La realidad es mas perfecta que la ficcion precisamente porque no necesita coherencia. La realidad es lo que es y la ficcion es siempre un artificio. Y tu te has empenado en vivir dentro de una novela. Y eso no puede ser, porque en las novelas no hay quien viva. Los personajes novelisticos son esclavos de la logica argumental y no pueden ir a Boston o a Bruselas porque si, porque les da la gana, sino porque Boston o Bruselas son lugares decisivos en el desarrollo de la historia. Uno puede ir a Boston o a Bruselas sin que ese viaje este obligado a significar nada en su vida. Esa es la diferencia esencial entre lo vivo y lo inventado.» Y puede que tuviese razon, pero me quedaba, como alternativa, un argumento: los personajes reales tambien somos esclavos de una logica argumental, porque necesitamos esa logica, al margen incluso de la logica en si, y no se si me explico. «No te entiendo», dijo tia Corina, y ahi lo dejamos.

Lamento comunicarles que el protagonista de la misa por el alma del joyero Esteban Coe no fue el alma de Esteban Coe, sino la viuda de Esteban Coe, que llego enfundada en un vestido negro que realzaba sus formas rotundas, con medias negras, con zapatos negros, con sus ojos negros, cargada de cosas de oro. Algo asi como la afirmacion de la vida frente a la muerte: el esplendor de la viuda frente a la descomposicion del difunto. El hic et nunc frente al sic transit, como quien dice.

Cuando la viuda fue a comulgar, muchos pecamos de pensamiento, porque Satanas no se achica en el templo de su antagonista. Cuando le dimos el pesame, volvimos a pecar. Y yo, que no soy de natural libidinoso, segui pecando cuando llegue a casa y me quede pensativo en un butacon, imaginando a la viuda en el momento de bajarse las medias negras en su alcoba de solitaria, a pesar de que Coe se me aparecia en la conciencia bajo la forma de un espectro desenganado de la amistad. (El deseo, de acuerdo, es una tonteria, que voy a contarles yo, pero es el deseo, y, aunque el tiempo vaya matandolo, nunca muere del todo, porque esta hecho de la materia de las ilusiones, que es imperecedera a fuerza de ser una materia muy barata.) «?En que piensas?», me pregunto tia Corina. «En la muerte», le respondi, para no entrar en detalles.

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