Esa es la novela que necesito escribir. Voy a anotar el esquema, naturalmente sujeto a enmiendas y modificaciones posteriores.
La abuela: setenta y cinco anos, fanatismo religioso, ignorancia, bondad, ingenuidad, resignacion. Para ella, Paris es un infierno.
La hermana: Muchacha un poco marchita. Vida interior intensa y un sentimiento de frustracion mas o menos consciente. Mezcla de suenos infantiles -un principe, un millonario, un actor de cine- y reflexiones practicas: posibilidad de casarse con su jefe de seccion. Para ella, Paris es una pelicula.
Yo tendria que mirarme desde fuera, con cierta perspectiva y sin deformaciones egoistas. Veintisiete anos, uno setenta y cinco de estatura, flaco, cabeza pequena, tendencia a la calvicie precoz. Ojos oscuros y poco expresivos. Cutis ceniciento. Orejas salientes en forma de cartucho, nariz fea, dientes un tanto volados, un feo lunar en la mejilla izquierda, barbilla prominente con una raya horizontal dificil de afeitar. Caracter variable, temperamento emotivo, inteligente, observador, simulador, ironico, misantropo.
Escenario: Barrio de empleados en una ciudad hispanoamericana y cuarto de hotel de infima categoria en un barrio pobre de Paris.
Cuando llego el farmaceutico con su blusa blanca, que despide un olor a jarabe y a desinfectantes helados, le pregunte si nunca habia pensado en lo que es la vida de un estudiante extranjero en Paris.
– ?Hombre! Es la que yo hubiera querido llevar cuando por dificultades economicas solo pude sacar mi licencia de farmaceutico. Queria ser medico, pero nueve anos de estudios… Nueve anos teniendo que sostener a mis padres… ?Ah! Un estudiante extranjero, uno de esos negros que se ven en el Boul' Mich' con una rubia del brazo… El restaurante les cuesta una miseria… Alojamiento gratis en la Ciudad Universitaria… Entrada libre a todas partes…
– Eso mismo creia yo, pero es un mito como cualquier otro. Los estudiantes pasan, pasamos, infinidad de trabajos. El giro nunca nos llega a tiempo. Nunca nos alcanza el dinero. Una enfermedad como esta nos desquicia por el resto del ano.
– A mi no me llegaba giro. Tenia que estudiar mientras trabajaba de supernumerario en una farmacia. Muchas veces me caia de sueno cuando barria el local por las mananas.
– ?Te interesaria el tema en una novela?
– Tengo muy poco tiempo libre y no voy a perderlo leyendo tonterias. A mi y a mis amigos nos interesan las carreras de caballos, la television, las canciones, las mujeres, las peliculas. ?A nosotros que nos importan los problemas de un estudiante en Paris! Cada cual a lo suyo y se acabo. Y pasando a lo importante, ?como vamos? ?Te sientes mejor? ?Estas durmiendo mas? Manana domingo no podre venir porque ire a Versalles con mi novia: conozco un bistrot, dos kilometros antes de llegar a la ciudad, donde se come muy barato y muy bien.
?Cuantos millares de farmaceuticos y de amigos de los farmaceuticos habra en Paris? ?Acaso Sartre, o Montherlant, o Camus, dejarian de escribir una novela por la razon de que los farmaceuticos no se darian el placer de leerla? Ademas, no se trata de una simple novela para pasar el rato; se trata de un problema sociologico de la mayor importancia… Habria que ver las criticas de los periodicos:
Tres ediciones en seis meses. Traducciones al ingles y al aleman. Mesa redonda en Columbia University. Contratos para una pelicula… ?Bah! ?Que se esta figurando ese idiota del farmaceutico? ?La vida se reduce a preparar pildoras y poner inyecciones?
Estaba a punto de quedarme dormido cuando senti pasos en el corredor y entro de improviso Chantal, sin anunciarse. Pantalones negros muy cenidos, botas altas con manchas de barro, chaqueta de pana de color marron con manchas de humedad, gorro de lana salpicado de nieve, nariz colorada.
Voy a transcribir la escena dialogando. Relatada, perderia viveza e interes.
– Hace un frio atroz… ?No hay calefaccion en esta porqueria de hotel?
– No es el Crillon, tu sabes.
– Me muero de frio… ?Me puedo acostar un momento sin desvestirme? No vayas a pensar…
Se acosto a mi lado, se arropo con la manta, se apreto contra mi.
– Quedate quieta, por favor, y regalame un cigarrillo.
Cinco minutos despues salto de la cama, se desvistio rapidamente, coloco la ropa al lado de la estufa y se planto desnuda delante de mi.
– ?Que me notas? ?No me notas nada? Las caderas, el pecho, el estomago… ?Fijate bien!
– Tal vez estas engordando un poco. Seria absurdo que te dejaras engordar.
Salto de nuevo a la cama, se metio bajo la manta y empezo a sollozar. Trate de calmarla inutilmente. Callo de pronto, se sono con la sabana, salto de la cama y me pregunto si tenia una bata y unas chinelas… Se envolvio en la manta y salio descalza en busca del bano. Al regresar y acostarse otra vez, me abrazo muy fuerte y me dijo con una voz baja y tremula:
– Estoy embarazada. ?Comprendes? Embarazada, y eso no puede ser, no debe ser… ?Tienes que ayudarme!
Apague el cigarrillo. Los primeros chupones me produjeron tos y un poco de mareo. Luego la abrace, la acaricie, la bese, etc.
La literatura contemporanea, el teatro, el cine, la prensa, las revistas ilustradas, la publicidad, aun el comercio de jabones, maquinas de fotografia y cepillos de dientes, todo refleja la obsesion sexual. Es una obsesion delirante en momentos en que el concilio ecumenico y los profesores de sociologia denuncian el crecimiento escandaloso de la natalidad. Entre los dos fenomenos hay una relacion evidente. No hay novela de exito, pelicula que permanezca dos anos en la cartelera, pieza de teatro que sacuda la apatia del espectador, que no propongan directa y desvergonzadamente el acoplamiento sexual. Tal como lo concibieron los trovadores medievales -cuando para protegerse de los asaltos de la poesia los maridos inventaron para sus mujeres el cinturon de castidad- el amor esta desapareciendo de la literatura y de la vida. Hay amores que giran en torno de una excitacion fisica constante, pero el amor en singular se veria hoy relegado a la sala de las curiosidades prehistoricas en un museo retrospectivo de las relaciones sexuales.
Si en mi novela del estudiante decidiera incluir esa breve escena con Chantal, ?como podria contarla? Siguiendo con las yemas de los dedos la estatua viva de su cuerpo: el contorno de sus senos redondos coronados por dos minusculas violetas; el doble promontorio de las nalgas; la suave colina del vientre cubierto de un vello crespo con reflejos metalicos. Todavia en panos menores vuelve la cabeza hacia atras para mirarse de soslayo en el espejo, y se da una palmada en las ancas, como quien acaricia las de una potranca cuyos musculos tiemblan bajo la piel. Sus piernas se enroscan a mi cuerpo como serpientes. El rostro descompuesto, las sienes humedas de sudor, las aletas de la nariz palpitantes, el aliento corto, los ojos en blanco. Desconcertante ausencia de gestos de transicion cuando una vez satisfecha afloja los musculos, se distiende, se extiende boca arriba y enciende un cigarrillo para disparar coronitas de humo hacia el cielo raso del cuarto.
– El medico del seguro social, un viejo serio y antipatico, me dijo que tengo, ademas, una infeccion en los rinones. ?Que sentido tiene abrigarse cuando por las noches debo desvestirme en el cabaret? Lo grave no es eso. El doctor me ausculto, me puso la oreja en el ombligo, me pregunto cuando habia tenido la ultima regla… En eso,