por una vida insolita y anormal obligan a los islenos a organizarse en forma comunitaria. El equipo de pescadores trabaja para todos, los cazadores de iguanas y patos salvajes cazan para todos, las cocineras para todos cocinan y la crianza y el cuidado de los islenos recien nacidos se confia a voluntarias de la sociedad. La propiedad privada ha desaparecido…
– ?Oye, un momento! Eso es comunismo puro…
– Precisamente lo que quiero es mostrar dos clases sociales antagonicas que evolucionan en sentido contrario y cada una contra sus propias ideas. ?Me entiendes?
– Sigue…
– Los jovenes ocupan el primer plano en la nueva jerarquia social. Trabajan, construyen, pescan, cazan, viajan, negocian y patrullan la costa. Los viejos -banqueros, gerentes, ministros, generales, etc.- limpian las calles, pintan las casas, llevan las cuentas del comercio exterior, redactan un pequeno diario local, etc.
Mientras Rose-Marie paso al bano consulte rapidamente el menu y comprobe que en el bolsillo me quedaban ciento setenta y cuatro francos de los doscientos que el negro me habia dado aquella manana. Pedi la comida y una botella de vino.
– ?Y que pasaba, mientras tanto, en el continente?
– Despues de un mes de saqueos, incendios y batallas de exterminacion contra los enemigos, triunfo el partido comunista y se organizo un Soviet provisional. Bajo todas las apariencias de un regimen socialista, no tardaron en aparecer veleidades burguesas en el ejercito y en la burocracia. Los antiguos criados de restaurantes y casas particulares ensenaron a comer bien, con buenas maneras, a los nuevos amos. Estos, a titulo meramente provisional, ocuparon las residencias de los ricos. Se establecieron dos o tres condecoraciones, naturalmente 'revolucionarias', se rebautizaron las calles con nombres de heroes populares, se nombraron mariscales, ministros, embajadores, y todo lo que hiciera falta en una jerarquia proletaria. El bloqueo economico decretado por los paises vecinos dio al traste con el comercio exterior. El fantasma de la desocupacion y del hambre aparecio a lo lejos, y para hacer algo se decreto una purga general con fusilamiento de los saboteadores de la revolucion.
El entusiasmo de Rose-Marie ponia alas a mi imaginacion.
– Aunque el Gobierno habia creido en un principio que toda la burguesia habia sido pasada por las armas, no tardo en enterarse de que en la isla vecina prosperaba una laboriosa colonia de insurgentes.
– Espera un momento. ?No te parece un poco absurdo…
– ?Absurdo que?
– Absurdo que pasen tres anos sin que el Gobierno comunista se entere de lo que esta sucediendo en la isla. ?No seria mejor que la isla fuera completamente imaginaria? Una isla desierta, que no le pertenece a nadie.
– En fin, que ya habra tiempo de pensarlo despues, y voy a pensarlo. Lo que importa ahora es observar que en aquella isla habian ocurrido muchas transformaciones, no solo de orden material, sino moral y amoroso. Se desbarataron muchos matrimonios en aquellos casos en que la mujer resulto inteligente y animosa, en tanto que el marido era un zangano por quien inexplicablemente habian suspirado centenares de muchachas en la tierra firme. Se formaron nuevas parejas al calor de un sentimiento despojado de las conveniencias sociales. Como si se hubieran desnudado en la playa de la isla, al lado opuesto del embarcadero, hombre y mujeres se veian y se juzgaban por primera vez.
– ?Y no habra una intriga amorosa en la novela?
– Esta misma noche voy a comenzar el idilio de un muchacho un poco bohemio, que en el continente y dentro de la antigua sociedad no servia para nada, con una nina que habia llegado en la primera inmigracion. Le pondria tu nombre, tu rostro, tus ojos, si me lo permitieras. Creo que eso me serviria como fuente de inspiracion…
Y es que, evidentemente, para que aquello tenga una estructura, se necesita un heroe en quien centrar toda la accion de la novela.
– Aun disfrazada me gustaria aparecer como heroina de una novela tuya…
– El muchacho se habia convertido en el jefe indiscutible de la organizacion. Sin sospecharlo, disponia de un gran talento politico.
– ?Formidable! -exclamo ella platonicamente enamorada de aquel personaje en el cual, ?y por que no?, yo comenzaba a proyectarme-. Pero necesitaba, ademas, terminar pronto con la historia, pues las luces del restaurante se apagaban una a una, y un comensal retardado plego su periodico, pago la cuenta y salio a la calle.
– Viene la expedicion de los continentales contra los islenos, con el pretexto de que en esa isla se ha instalado una colonia extranjera y aquello representa un peligro de desviacion para el comunismo nacional y ortodoxo. La expedicion tiene exito y barre la naciente colonia ante la indiferencia de todo el continente. Los periodicos titulan la noticia con estas palabras: 'Aplastada contrarrevolucion criminal surgida en una isla del Caribe…'
– ?No me vas a dejar viva ni a mi?
– El joven jefe se bate como un heroe, pero muere tambien abrazado a su adorable companera. ?Nos vamos? La cuenta, por favor…
– Los podrias dejar escapar y la novela comenzaria cuando el heroe y su mujer, que ahora viven en un pais del continente hispanoamericano…
– O en Paris…
– En Chile, por ejemplo… se han puesto a escribir su extraordinaria aventura.
– La idea no es mala… No es mala, ?sabes? (La idea de Chile, quiero decir).
Me tome un conac antes de llegar al Centro, cuya puerta estaba cerrada. Cuando abrio el portero, a quien yo conocia, le pedi que me permitiera llamar al Padre, a quien necesitaba con urgencia. Por telefono le dije que al otro dia vendria a conversar con el, pero ahora me gustaria permanecer alli un par de horas mientras escribia unas cartas urgentes.
– Ayer mande la recomendacion. ?Hablaste con el Consul?
– Manana ire a verlo.
Queria estar a solas conmigo mismo para pensar una vez mas en Rose-Marie, cuya imagen no se apartaba de mi memoria. Podia reconstruir idealmente hasta el ruido amortiguado que hacian sus botas cuando ligera, sin peso, cimbreante, con la cabeza echada hacia atras, se alejo por el anden de la estacion y se perdio en la escalera. Habia resuelto pasar la noche recostado en el viejo sofa de hule donde una vez me habia sentado frente al Padre; pero como no podia dormir, y el recuerdo de Rose-Marie no me dejaba pensar en otra cosa, me puse a escribir lo que antecede para que no se me vaya a olvidar. Sobre todo para que no se me vaya a olvidar el esquema de 'La Isla en el Caribe'.
El Consul abrio un cajon del escritorio, revolvio unos papeles, extrajo uno que tenia el escudo de la Cancilleria, me tendio un cheque, un recibo, y me dijo:
– Firme aqui y llevese ese cheque. Hay picaros con fortuna, y uno es usted. No se demoraron dos meses en concederle la repatriacion, aunque la partida debe de estar agotada.
Agrego que mandaria mi recibo al Ministerio y me pidio que pasara por la compania de aviacion para pagar un pasaje de turismo que estaba ya reservado. Me habian enviado cuatrocientos dolares para el pasaje y cien mas para las deudas que seguramente tenia.
Al salir del Consulado entre en el primer bistrot y me tome un doble Ricard mientras reflexionaba. Pase al banco a cambiar el cheque y de alli a la mansarda de Marsha en busca de mi maleta. Su amiga se alegro cuando le explique que no venia a quedarme, sino a despedirme. En la rue de Rennes tome un taxi que me condujo a un hotel barato por los lados de la Place des Ternes. Deje alli la maleta y segui por el bulevar hasta el feo edificio de los 'Magasins Reunis', torci a la izquierda y subi por Mac Mahon hasta el Arco del Triunfo. La manana era fria y opaca. Sobre la masa oscura del Bosque de Bolonia, al termino de la Avenue Foch flanqueada de anchas zonas cubiertas de verdura, se columbraba una tenue claridad de color naranja. Me distrajo un momento el apretado torrente de vehiculos que giraba en torno del Arco sin disminuir nunca de caudal, alimentado por las doce avenidas, los doce torrentes de buses y automoviles que se precipitan en aquella voragine de la Plaza de la Estrella. Seria absurdo desaprovechar seis meses mas en Paris con Rose-Marie, naturalmente entregado febrilmente a trabajar en mi novela. ?Cual de las dos? ?La de la Isla del Caribe o la de Cain y Abel? Con los ojos descendi los Campos Eliseos hasta reposar la mirada en la fronda lejana del Rond-Point y ensartarla un momento