Novelista: Uno de los fenomenos tipicos de Hispanoamerica es la desaparicion de las elites, Embajador. Ya el Estado no esta en sus manos. Aunque socialmente puedan ser permeables, lo cierto es que al margen de ellas se ha formado por todas partes una nueva clase media, una pequena pero excelente clase media, creamelo usted, que conduce el Estado.
Embajador: Buenas noches… Encantado… Si, si… Nos veremos en la Embajada de Italia, no faltaria mas. Decia usted…
Novelista: Decia que los autenticos representantes de esa America que usted ya no conoce, Embajador, somos los estudiantes…
Rose-Marie: ?Pretensioso!
Novelista: No lo digo por mi, claro esta. Millares de estudiantes hispanoamericanos, hijos de familias muy modestas, se estan formando aqui con una mentalidad revolucionaria.
Criado: ?Un whisky? ?Una copa de champana? Embajador:. Una copa de champana, por favor. Novelista: A mi un whisky, gracias.
Profesor: Yo nada…
Novelista: Esos muchachos no creen en la historia, ni les importa un bledo. Todos son mas o menos marxistas, mas o menos socialistas, mas o menos castristas, mas o menos peronistas, creamelo usted.
Embajador: Me parece muy grave. En mi tiempo todos eramos liberales…
Rose-Marie: ?No quiere, Embajador, un pisco chileno? ?Quieres un pisco chileno?
El tintineo del hielo entre los vasos, la cascada de agua mineral, las preguntas de los criados, las bebidas, los bocaditos calientes, son florituras orquestales -como los timbales, el triangulo, las campanitas- que el director puede suprimir sin afectar el tono general de la orquesta.
Embajador: Prefiero una copa de champana, muchas gracias.
Novelista: Voy a probar el pisco.
Rose-Marie: Te gustara, vas a ver.
Novelista: En su tiempo, el estudiante hispanoamericano era un senorito rico y de buena familia que aspiraba a formar parte del gobierno de su pais. ?No es eso? Pues eso tambien ha desaparecido.
De pronto aparecio a lo lejos, en la puerta del salon, el Consul, que llegaba retardado. Al verme, su rostro se ensombrecio, pasando del rosa destenido al tinto Beaujolais. Con cualquier pretexto, hice mutis por el foro, me deslice entre la multitud que llenaba el salon y sali a la calle con el corazon en la boca, como si aquello del soplo fuera una enfermedad de verdad.
Escena (II). Relato de Rose-Marie.
Consul: ?De donde diablos sacaron ustedes a ese tipo? Rose-Marie: ?A quien se refiere usted?
Consul: A ese muchacho que estaba con ustedes aqui, hace un momento. Me sorprende verlo en la Embajada de Chile.
Rose-Marie (herida y humillada): ?Que es lo que usted quiere sugerir?
Embajador: Seguramente, el Consul esta equivocado. Son tantas las gentes que pasan por un Consulado hispanoamericano en Europa, que es facil equivocarse.
Escena (III). Al otro dia, en un cafe de la Place Pereire.
Rose-Marie: Deberias ir manana mismo al Consulado. Esas confusiones hay que aclararlas, y yo de ti les mandaria unas flores a esas muchachas en lugar de gastar tontamente tu dinero mandandomelas a mi.
Nota:
La jauria de los cazadores anda todavia lejos, pero con sus grandes ojos -los mismos de Rose-Marie- la gacela mira hacia un punto vago del horizonte. Esta quieta, pero no en reposo. Tiene los musculos tensos, un ligero estremecimiento en el anca, y balancea en el aire una fina pata delantera.
– Estuve ayer en el Centro de la rue d'Assas y me encontre al Padre, a quien hacia tiempo no veia. Quedo muy sorprendido al enterarse de que continuabas viviendo en Paris. No demostro demasiado entusiasmo cuando le conte que eras mi novio y teniamos el proyecto de casarnos cuando lleguen mis padres. No fuiste a la fiesta del sabado, aunque me lo habias prometido…
– Me aburre profundamente la sociedad. La vanidad, la superficialidad, la tonteria, la hipocresia de esa gente me produce urticaria.
– Me habias dicho que cambiabas de barrio, de la orilla izquierda a la orilla derecha, no solo por acercarte a mi casa, sino por alejarte de tus antiguos amigos.
– Pero todo eso, ?a que viene? ?Por que no hablamos de otra cosa?
– ?Y tu por que me dices mentiras? ?Cuando vas a empezar a escribir tu novela?
– Flaubert era como yo. El deseo de perfeccion le paralizaba la pluma.
Me solto la mano, se paro delante de mi y me pregunto por que la noche anterior me habia escapado de la Embajada de Chile sin despedirme siquiera. Con las hijas del Embajador y otros dos amigos habiamos planeado terminar la fiesta en una 'boite' por los lados de Saint-Germain des Pres. Pretexte un malestar, una palpitacion, un pequeno desfallecimiento cardiaco. Trate de dramatizar un poco para desviar hacia mi corazon su mal humor, pero ella no se mostro demasiado alarmada. Me dijo que ese acto de mala educacion con las chilenas y de descortesia con ella podia pasar, pero ahora tenia interes, urgencia, en saber por que el Consul tenia tan mala opinion de mi…
Perspectivas: Reconectarme con el negro y pedirle un adelanto sobre una serie de articulos para sus publicaciones comunistas. Demostrare la obligacion moral que tiene un escritor contemporaneo de dedicar todo su talento de persuasion a interpretar la actualidad en un sentido revolucionario. Un joven escritor -tal vez convendria adoptar la forma de confidencia o de confesion al lector- prescinde de escribir una novela al comprender que es absurdo desarrollar una aventura imaginaria cuando la descomposicion de la sociedad capitalista se refleja en el cine, en el periodico, en la plaza de la Republica, en la estacion del metro de Sevres-Babylone. Si no logro obtener nada con el negro, pues los negros son vengativos y rencorosos -es una intuicion mia, pero yo creo en esa forma irracional de conocimiento- acudire al Centro de la rue d'Assas, entonare el mea culpa y le hare al Padre un conmovedor relato de mi lucha contra los comunistas. Le dire que hastiado profundamente de los circulos estudiantiles en que anduve metido hace unos meses, estoy dispuesto a publicar unos articulos sensacionales sobre la penetracion comunista en America a traves de la inteligencia juvenil que se forma o se deforma en Europa. Y si me falla la reconexion con el negro, y no resulta la operacion con el Padre -al cual solo recurrire en ultima instancia- me queda el recurso de mi amigo el pied-noir, dueno de un cabaret en la Avenue Friedland, a doscientos metros escasos de los Campos Eliseos. Mi amigo el pied noir trasplanto sus cuarteles de Casablanca a Paris, cuando los negocios empezaron a descomponerse para los europeos argelinos. Es hombre corpulento, bonachon, simpatico, que habla espanol y protege a 'cantaores' y guitarristas que vegetan en los cabarets de Paris. A partir de las nueve de la noche, el pequeno local, arreglado con motivos tipicos de un folklore internacional, se llena de turistas de los hoteles vecinos y de muchachas a quienes arroja a esa playa, al parecer desierta, la resaca de los Campos Eliseos. Un dia, en pleno intercambio de confidencias alcoholicas -para el soy un estudiante de familia rica a quien la pension no le alcanza para lo superfluo, que es lo necesario en Paris- me ofrecio espontaneamente una pequena comision por los clientes que le llevara al cabaret. Y comence a llevarle compatriotas y chilenos amigos de Rose-Marie, avidos de mujeres y deseosos de conocer algun lugar discreto y