la frente-, sentimental -le ensena una fotografia que extrae de la cartera- y posiblemente hace versos. Una motocicleta jadea al borde de la acera; pasa un bus trepidante; el doble torrente de automoviles barre las conversaciones del cafe; yo picoteo el periodico, como la paloma que ha osado aterrizar debajo de mi mesa.
– ?Y hasta cuando va a durar la huelga?
– Los empleados de la clasificacion -responde el falso estudiante a la muchacha que no era musica- nos reuniremos esta noche en el sindicato. Los sacos de correos forman ya una montana.
Terraza de 'La Boule d'Or', contigua a la 'Rotisserie Perigourdine' (tres estrellas), muy famosa por su cocina y su vista sobre la Catedral.
Las conchas de las ostras que exhibe el escaparate de la 'Rotisserie' parecen talladas en las mismas piedras negras que sirvieron para esculpir los reyes y los profetas del portal derecho de la Catedral. Comerme ahora una docena de ostras seria ingerir la savia y el zumo y la medula gris y gelatinosa de Nuestra Senora de Paris. De un Cadillac (CD) descienden un par de negros: el vestido a la moda de su pais, con flotantes hopalandas de colores claros y un birrete dorado en la cabeza; y tal vez ella lleva debajo del traje corto a la europea, una bella y practica camisa-pantalon en nylon color carne. ?Negra o blanca? Congo-Brazzaville, Congo-Leopoldville, Sudan anglo- egipcio, Senegal, nombres que sudan y evocan selvas tenebrosas y el calofrio de la fiebre amarilla. Inventarle a los negros una historia sobre esta idea: Diplomaticos en la ciudad mas civilizada del mundo, nacidos en una choza parada en estacas a las orillas del Congo. La camisa-pantalon, en nylon color carne, le hace cosquillas a la negra en la selva a la orilla del Congo.
Un coronel alto, corpulento, con el pecho cruzado de condecoraciones. Una senora que ha dejado de ser joven pero todavia exhibe la fuerza y la agilidad de una muchacha. El debe de pertenecer al comando de las fuerzas americanas en Europa. Suponer que es de familia sudista y segregacionista. Su mujer organiza cocteles para conseguir fondos destinados a una congregacion protestante. ?Que pensaran al ver a los dos negros en el restaurante?
La multitud se coagula y chorrea lentamente en grumos oscuros y amarillentos, o forma espesos remolinos frente a las cajas de los 'bouquinistes', etc., etc. ?Para que seguir tomando notas y personajes del natural, como lo hicieron los impresionistas cuando sacaron sus caballetes a la calle, si encerrado en un taller, con la sola referencia de una tarjeta postal, Van Gogh se puso a pintar obras maestras? ?Y si inventara una novela sobre la base de las noticias, y los anuncios por palabras que trae el periodico? Es mas facil que plantar mi caballete en la calle y a pleno sol. La idea no es mala y me puede servir.
Cuatro anos de Paris han pasado en un momento, a una velocidad espantosa: cuatro inviernos frios y desapacibles; cuatro primaveras inestables y caprichosas; cuatro veranos agobiadores y humedos; cuatro otonos cargados de un esplendor melancolico. Presiento que el tiempo, la propia sustancia de mi vida, se evapora vertiginosamente y descubro con malestar ciertos signos de descomposicion y decadencia. Me han sacado tres muelas. La frente me ha crecido y al verme en un juego de espejos me mortifica una transparencia sospechosa en la coronilla de la cabeza. ?Cuando termina fisicamente la juventud? ?Sucedera igual que con las estaciones? El dia inicial del verano es el mas largo del ano y de alli en adelante, en la plenitud, los dias comienzan a acortarse. Pero estos pequenos sintomas me tienen sin cuidado y puedo combatirlos con un buen dentifrico y una locion para el cabello como la que estaba a punto de inventar mi amigo el farmaceutico de la Avenue Port-Royal. Lo grave es la impresion de que, por lo que hace a mi y no desde el punto de vista de mi amor por ella, sigo perdiendo el tiempo como cuando mis dias crecian y estaba muy lejos esa hora de plenitud que fue nuestro mutuo descubrimiento a las orillas del Sena. No puedo seguir devorando un porvenir que se restringe cada dia mas y cuyos dias han comenzado a acortarse.
Nota:
Nunca ha pasado por mi cabeza un deseo carnal en presencia de Rose-Marie. Por el contrario, con todas mis fuerzas rechazo la menor sombra de tentacion libidinosa. Claro esta que gozo intensamente cuando la abrazo, cuando succiono con los labios en trompa el olor, el sabor, la suavidad, la humedad de los suyos; o cuando aspiro con las fauces abiertas -como un perro- el aroma de su cuerpo tibio de doncella. Uno de los testimonios fisicos de mi amor por ella es esa neutralidad sexual de mi voluntad, esa incapacidad espiritual de violarla. Si Rose-Marie no fuera virgen, como seguramente lo es: ?la amaria como hoy la amo o la desearia rabiosamente como a esas ninas que viajan colgadas de los labios de un muchacho que no soy yo, a lo largo de siete estaciones de metro? Aunque tengo que confesar que desde el dia en que conoci a Rose-Marie y la adore intensamente, empece a mirar con una profunda comprension las parejas de enamorados que se ven por todas partes en Paris.
Otra experiencia para utilizar en mi novela: ?Que pudo amar en mi Rose-Marie?, ?la persona o el personaje? Su amor parte de una serie de supuestos falsos: una condicion social imaginaria, una fortuna familiar que no tengo, un temperamento de artista que me falta, un porvenir brillante que no parece ser el mio. Si ella supiera de pronto que pertenezco a una borrosa capa social, que mi padre fue un oscuro empleado abrumado de humillaciones y deudas, que mi talento creador no es sino una imaginacion desorbitada, que no soy sino un vagabundo que vegeta en Paris agarrado al leno de sus expedientes y de sus mentiras: ?me amaria como hoy me ama? Y si no me ama por lo que soy, sino por todo lo opuesto y diferente a mi, por el personaje y no por la persona: ?no estoy cometiendo un error al prolongar indefinidamente un equivoco que cualquier dia se puede disipar como una nube barrida por el viento?
(Desarrollo imaginario en vista de mi novela). Pero… pero el dinero se puede adquirir, el prestigio social se puede conquistar, el exito literario se puede obtener. Si me resignara a ser indefinidamente como hoy soy, estaria condenado de antemano. Tendria, como el pobre papa, que transferir en un hijo las ilusiones perdidas y las esperanzas irrealizadas por culpa de una cobardia personal. No se trata de un supuesto imaginario, sino de una premisa real.
Don Pepe llamo al botones y le dijo que yo necesitaba un dinero por el termino de veinte dias, mientras me llegaba el 'giro'. Habia pensado pedirle trescientos francos, pero en vista de la buena acogida y de la manana azul, le pedi quinientos que introduje languidamente en mi cartera. Llame al criado y le pedi dos whiskies.
– Durante la ocupacion alemana, este botones fue sirviente de un coronel que simpatizo con el, pues los dos eran alsacianos y hablaban la misma lengua. Y mientras el coronel estaba de servicio o se emborrachaba en este cafe, el criado examinaba sus papeles y mantenia informados a los comandos de la resistencia.
Es un tipo feo, desgarbado, de gafas, sin el menor aspecto de un heroe o de un personaje. En cambio, hay camareros con apariencia de principes, y les sirven a negros, a mestizos, a amarillos que podrian ser sus criados.
– El ideal es ser principe de veras y tener la correspondiente apariencia.
– Yo he visto pasar por aqui tipos extranos que parecen extraidos de una novela inglesa del siglo diecinueve. Fijate en este que acaba de entrar al restaurante. (Un hombre alto, elegante, de bigote blanco y monoculo, con un clavel en el ojal.) Todo el mundo lo conoce aqui desde hace veinte anos, pero el no conoce a nadie. Es un personaje sin novela.
– Es como un actor disfrazado de Hamlet que en el bar del teatro se come una rebanada de jamon antes de salir a escena.
– Aquel viejo achaparrado, bajito, congestionado por el alcohol, es un falso marques. Los camareros le dicen senor marques, y el se ha posesionado tan profundamente de su papel, que hay muchas cosas que no hace porque los marqueses autenticos no deben hacerlas. En cambio, conozco un verdadero marques que parece un 'clochard'. Muchos amigos que vienen por primera vez a Paris me piden que les presente al marques que conozco. Yo les presento al falso marques. El autentico les pareceria demasiado vulgar.
Desde el dia, ya lejano, en que comence a pensar en funcion de mi futura novela, hasta los personajes mas