marroqui, y Nicole… ?o se llamaba Valerie?… en el cafe de la mujer de Juanillo, por los lados de la Gare Saint- Lazare. Tambien aquel amigo de Chantal -y por consiguiente de Valerie o Nicole, su companera de cabaret- negociaba en drogas heroicas y era un homosexual. Hay coincidencias extranas, y si Paris es muy grande conviene recordar que el mundo es muy pequeno.

'El asesino de Valerie, la bonita stripteaseuse -el mas puro franglais periodistico- no debe ser, no seria dicen los periodistas abusando del futuro condicional- su ultimo amante, el que la trajo de Cannes el ano pasado en un lujoso automovil. Otra pista, la tercera en veinticuatro horas, ocupa a la brigada criminal. Se trata de un bailarin del conjunto, una figura secundaria, con pretensiones pero sin talento artistico, que trabajo alguna vez en ese cabaret de la Place Pigalle…'

Observacion importante: La enfermedad, la homosexualidad, la aficion por el arte, la honradez, la ingenuidad, aun la embriaguez y la locura pueden fingirse y aparentarse, salvo la inteligencia cuando no se la tiene.

'La filiacion de este nuevo sospechoso -continua el periodico- a quien la policia no ha logrado capturar, es la siguiente: Alto, moreno, joven, de rostro duro y antipatico.'

Nota: Yo soy alto, moreno, de rostro duro y seguramente antipatico para el Consul, aunque lleno de encantos para mi abuela y Rose-Marie. Mi amigo Miguel es alto, moreno, y cuando monta en colera se torna duro y antipatico. ?Por que no emplear los sistemas descriptivos de la literatura farmaceutica? Esta se basa en la sustitucion del lugar comun por una terminologia tecnica extraordinariamente expresiva. No dice ciatica, lumbago, azote de sapo, sino polineuritis, encefalopatia, herpes zostes -?que bello!-, y paralisis post-poliomielitica, que es una palabra eufonica e impresionante. Cuando el farmaceutico me recomendo 'complejo polivalente reforzado de vitamina B' para combatir mi tendencia al alcoholismo, la literatura del frasco -la posologia- me entusiasmo de tal manera que en lugar de una pildora con las tres comidas tomaba tres con cada una.

'La filiacion coincide con la de un joven a quien un testigo vio salir de la casa del crimen (2, rue Couseau, 18). El desconocido franqueo precipitadamente la puerta del inmueble y huyo hacia el Boulevard de Clichy. Tenia una gabardina con las solapas levantadas. El testigo observo unas manchas de sangre que salpicaban el impermeable. Eran las dos y cuarenta y siete minutos de la tarde.'

Me produce hilaridad ese afan de precision cronometrica. Esta bien que la tengan el criminalista y aun el escritor, pero al criminal y al lector el tiempo les falta o les sobra, y debe darse el caso de que ni el uno ni el otro tengan reloj a la mano en el momento de leer o de cometer el crimen: Sin embargo los nuevos criminales, aleccionados por el cine, contagiados de la pasion cronometrica de periodistas y policias, cuando cometen un delito consultan el reloj en vista de una posible coartada. Esta es una consecuencia de esa pasion cronometrica.

– Esta haciendo mucho frio. ?No tienes un abrigo, una gabardina? -le pregunte a mi nuevo amigo.

– Estaba tan manchada que la mande a la lavanderia.

Me llamaron la atencion sus dedos chatos, aplastados, comidos por los acidos y uno o dos magullados por algun golpe.

'Hacia finales de noviembre antepasado el antiguo amante de la bella stripteaseuse salio de la carcel de Monaco, donde purgaba una condena por trafico de estupefacientes. Sin trabajo encontro la pista de Valerie en un cabaret de Pigalle…' Estoy casi seguro de que la amiga de Chantal se llamaba Valerie y no Nicole.

– ?No conociste una muchacha que se llamaba Chantal?

– Tal vez… No se… ?Tantas chicas pasan por un cabaret!

No insisti para no despertar sus sospechas. Seguia el periodico: 'Alain Ricard, su novio mas reciente, encontro el cadaver de Valerie a las cinco y treinta de la tarde del viernes pasado, cuando llego a visitarla en su departamento de la rue Couseau. La muchacha yacia en la banera llena de agua, con los ojos abiertos. Presentaba equimosis en la nuca y en el vientre, pero no tenia heridas. Alain Ricard declaro en la prefectura, a donde acudio a denunciar el caso, que habia conocido a Valerie en Cannes hacia menos de un ano, y la habia traido a Paris donde ella encontro trabajo en dos cabarets: el Florida y el Tabaris'.

Que podia ser el de Juanillo, pienso yo. Juanillo le cambia frecuentemente el nombre a su cabaret cuando el negocio languidece por cualquier motivo.

Alain era un muchacho rico, que trabajaba en la firma de su padre, exportador de vinos de Burdeos. Buenos antecedentes, serio, con la sola debilidad muy explicable por la bella stripteaseuse…' Tonterias. Literatura de tercera pagina.

El intenso placer que me producian aquellas especulaciones policiacas me hizo olvidar la primera vuelta de inspeccion a la media noche. Me puse a seguir hasta el final mi hipotesis de trabajo, fusionando, con la admirable lucidez que me producian el frio de la madrugada y mi botella de Ricard, la novela que yo inventaba con la realidad que consignaba el periodico:

El cabaret es el de Juanillo en la Place Clichy. Valerie era la antigua amiga de Chantal. El presunto criminal es el extrano amigo de Valerie y ex amante de Chantal, quien muerta esta recurrio a la primera para proseguir su turbio trafico de estupefacientes en los medios alegres de los cabarets de Montmartre. Alain, el ultimo amigo de Valerie, en la novela se identificaria conmigo, pero en el crimen del periodico es un personaje incidental cuyo solo papel consiste en el descubrimiento del cadaver.

'Valerie habia nacido en Cannes, donde se caso a los dieciseis anos; y dos mas tarde abandono a su marido quien la acusaba reiteradamente de mala conducta. En su ultima escapada conocio al joven alto, moreno y antipatico -el muchacho del garaje, no cabe duda- a quien busca la policia activamente desde hace tres dias. Valerie trabajaba, por aquella epoca, en una pequena 'boite' de la Croisette. El pasado mes de marzo la encontramos -es el plural ficticio de los obispos y los periodistas- a bordo de un automovil ID 19, robado, conducido por el amigo intimo de Valerie en aquella epoca. Joel Taureau, de veinticuatro anos de edad, era muy popular en el medio equivoco de tahures, morfinomanos, noctambulos, clientes de cabarets y de prostibulos de las ciudades de la Costa Azul. Perseguido en el automovil robado, trato de internarse en Monaco, pero fue interceptado por la policia. En el baul se hallo un valioso cargamento de drogas heroicas. Joel Taureau fue condenado a un ano de reclusion y Valerie excarcelada casi inmediatamente.'

Despues de unas consideraciones generales sobre las bandas juveniles y las extranas relaciones que suelen existir entre prostitutas y homosexuales cuando media un interes comun -la droga en este caso- el periodico traia los siguientes datos que confirmaron mi hipotesis:

1. Cuando Valerie supo que su antiguo camarada Joel Taureau habia salido de la carcel, les dijo a sus companeras de cabaret: Ese hombre me buscara para matarme. Y Chantal me habia dicho algun dia: Ese tipo seria capaz de asesinarme si no le diera dinero.

2. Informa la policia de Cannes que el ex marido de Valerie le habia propuesto hace un mes -en declaracion suministrada espontaneamente al juez de instruccion- reanudar su vida en comun. En repetidas ocasiones, segun testigos presenciales, la amenazo de muerte si lo abandonaba. Este detalle en mi novela sera una falsa pista para desorientar al lector. En la realidad de la investigacion debe suceder igual cosa.

Sobre los datos reales, complementados con los anuncios que leia el estudiante, este llegaria al descubrimiento del crimen perpetrado por el agente de una banda de traficantes de drogas. Esto, en mi novela de 'El Crimen de los Anuncios Limitados'; en la realidad yo desenmascararia a Joel Taureau y al farmaceutico y evitaria el atraco del deposito del Quai de Javel. Como decimos los billaristas -y yo lo fui cuando estudiaba en mi tierra- era una carambola a tres bandas.

Aquella noche no me costo el menor trabajo permanecer en vela, y al otro dia solo dormi un par de horas al cabo de las cuales me traslade a la Avenue Port-Royal para hablar con el farmaceutico. Necesito ganar dinero, le dije, y voy a dejar inmediatamente este puesto.

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