va estudiando todos los que navegan por Europa y America en aquellos anos, e incluso otros que el se inventa, como el botellismo. A los vanguardistas espanoles los retrata, estudia y define en Pombo y otros libros y escritos. Mantiene estrecho contacto literario y humano con los vanguardistas de Ame-rica: Borges, Oliverio Girondo, Macedonio Fernandez, el ya citado Rivera y otros pintores americanos. Es el viajante de comercio del vanguardismo, que trae a Espana las ultimas cosas, la ultima moda, y sale por el mundo a repartir una forma de vanguardismo espanol.

Se ha hecho recientemente una antologia de vanguardistas espanoles que es de todo punto lamentable por la limitacion y monotonia de textos y autores, y, sobre todo, por el reducido y equivocado papel que en esta antologia tiene Ramon Gomez de la Serna. Quienes hoy entienden vanguardia como revolucion politica, referidos ambos conceptos a los anos veinte, estan desprestigiadamente equivocados. Plantean mal la cuestion. Las vanguardias fueron la revolucion del optimismo, frente al pesimismo y el milenarismo catas- trofista del realismo burgues. Algo tenian que ver, efectivamente, con el optimismo revolucionario ortodoxo, pero no por dogma, sino por parecido de epoca y aire de los tiempos. Cuando, efectivamente, el optimismo vanguardista trata de secularizarse como optimismo revolucionario, fracasan ambos optimismos en un sombrio pesimismo y malentendido: el mejor ejemplo de esto es la polemica entre los surrealistas y Moscu, ampliamente narrada por el propio Breton y por otros surrealistas, entre ellos Aragon.

En estos dias en que escribo acaba de morir Bloch, el filosofo de la esperanza marxista y el optimismo en general. Con el muere, quiza, algo que ya estaba muerto: la fe en la utopia. Pero es importante, para entender las vanguardias, contar con esta idea del optimismo, que en politica toma la forma del marxismo y en arte la forma de juego. Ambas formas parecieron conciliables en un principio (se lo parecieron a los artistas). Luego se vio que no. Despues de la guerra atomica, las vanguardias se han hecho experimentalistas y sombrias, desde el existencialismo de posguerra al barroquismo hispanoamericano de las novelas de hace pocos anos, y es ahora mismo cuando la contracultura y el underground, desde Estados Unidos, difunden al mundo una forma de vanguardia optimista, un nuevo optimismo que es ya mucho mas anarquista que marxista.

Hemos explicado anteriormente que el optimismo de aquellas vanguardias es de doble signo: aleluya a la superacion de la guerra y el progreso tecnico y cientifico; respuesta al realismo pesimista del XIX. Podria establecerse una ecuacion realismo = pesimismo. El realismo es una formula que vitalmente da, como mucho, para el conformismo, mas que para el optimismo. Poco importa que el realismo de derechas sea conformista y el realismo de izquierdas o de denuncia sea pesimista. Hay algo mas profundo, y es que el realismo nace limitado, resignado, corto de posibilidades. De entrada, el realismo renuncia a la imaginacion, acorta sus distancias y no quiere ver mas alla de lo que hay, cuando, realmente, lo que hay esta siempre mas alla. Optar por el realismo es ya una opcion pesimista, un dar por supuesto que el mundo es su superficie, que la realidad es lo que vemos. Una negativa de todas las otras percepciones y, sobre todo, una autocastracion que nos somete a lo externo y nos impone la renuncia a nosotros mismos, a lo que nosotros ponemos en las cosas.

Vemos, pues, como mas alla de la desinencia izquierda/derecha el realismo es siempre pesimismo (siempre derecha, diria yo), y frente al realismo de la picaresca se levanta la imaginacion del Quijote o levanta Quevedo sus Suenos. Frente al realismo neoclasico y pseudorracionalista del XVIII y el XIX, levanta el Romanticismo su imaginacion atormentada y tambien pesimista, pero redentora. El realismo, que es escolasticismo en filosofia y campoamorismo mostrenco en la lirica espanola, ha vuelto una y otra vez a lo largo de nuestra Historia. El arte de Espana tiene fama topica de realista, aunque casi nunca lo sea, y este supuesto realismo viene dado, como digo, por la escolastica y por una suerte de ascetismo secreto que se ejerce tambien sobre el mundo de la creacion: el espanol no ha de renunciar solamente a su cuerpo, sino tambien a su imaginacion. La imaginacion es pecado. El artista usara los sentidos, naturalmente, pero los usara atenidos a la evidencia optica y fisica que ellos captan. Prohibida la sinestesia como pecado mortal contra el realismo.

El realismo, en fin, es una suerte de puritanismo que abruma a Europa a lo largo de todo el siglo XIX, como herencia degradada del racionalismo del XVIII. Ya hemos anotado que, aparte la revolucion romantica, Baudelaire es el primero que da la consigna efectiva de luchas contra la conjuncion realismo-burguesia-pesimismo mediante un lenguaje no realista ni burgues. Baudelaire va mas alla del pesimismo burgues. Y entonces es cuando da en el satanismo. El satanismo puede que sea la opcion ultima y unica de quien, no estando dotado para el optimismo, tampoco quiere quedarse en el provinciano pesimismo burgues.

Y de Baudelaire, en fin, nacen todos los lenguajes nuevos del siglo XX, tambien en pintura (no hace falta recordar al Baudelaire critico de arte, primer avizor de Goya). Estos lenguajes, recorridos por el optimismo politico, social, cientifico de los anos veinte, son los que dan la respuesta definitiva al viejo realismo y constituyen las vanguardias. La poderosa intuicion literaria de Ramon Gomez de la Serna, hijo del siglo como ningun otro, le lleva a coincidir con todo eso desde su Madrid provinciano y casticista (al que siempre sera fiel, por otra parte). Huye Ramon de lo que tiene cerca, el realismo pesimista de Galdos y el 98, y empieza a hacer contestacion, experimentacion, optimismo, arte por el arte.

En principio no hay influencias ni mimetismos. Lo abultado del fenomeno vanguardista en Europa y lo abultado del fenomeno Ramon -del ramonismo- acaban por tocarse. Es una cuestion de magnitudes. Las vanguardias espanolas dan en poesia una generacion esplendida. En prosa fracasan puerilmente, y no hay mas que leer los textos de epoca de Gimenez Caballero, Antonio de Obregon o Francisco Ayala, escritores todos que acabarian tirando por otros caminos. La unica gran prosa de vanguardia la hace Ramon. Ramon es, el solo, todas las vanguardias espanolas.

6. APOLLINAIRE

«Estas cansado de vivir en la antiguedad griega y romana», dice Apollinaire. «Incluso los automoviles tienen un aire antiguo.» Apollinaire, padre de vanguardias, mantiene sobre si la luz del mundo clasico. Las vanguardias son un clasicismo en cuanto que quieren exaltar el mundo de las formas, vivir a plena luz. Las vanguardias vienen a romper con el mundo burgues, pero eso supone siempre empalmar con el mundo clasico una vez mas.

No hay otra opcion. Atenas o la ciudadela medieval. El hombre elige vivir en este mundo o vivir en el otro, segun las epocas. Vivir en clasico o vivir en romantico/medieval. Solo el surrealismo (al que hay que poner tan aparte de las vanguardias generales como luego veremos) evita la luz y hace carrera en la sombra. Apollinaire queria luz, mas luz, como Goethe. Breton consume oscuridad, Apollinaire hace una exaltacion esteticista y lirica de la Iglesia catolica, que, con otros rasgos, prefigura en el un vago prefascismo, como por otros caminos en D'Annunzio.

Dice que ha visto por la manana una calle nueva y limpia que «era el clarin del sol». Hay que leer a Apollinaire persiguiendo la imagen, la metafora, la gregueria. Cada revolucion creadora pone el enfasis en un aspecto de la creacion total: la imagen, el pensamiento, el sentimiento, el clima, la musica, la vaguedad, la precision. No hace falta darle nombre de persona a cada una de estas opciones. Una nueva escuela no es sino la consagracion de un rasgo a costa de los demas. El Romanticismo consagra el acento, el Modernismo la musica, las vanguardias, casi unanimemente, la imagen.

«Estamos hechos de la materia de nuestros suenos.» Borges estudia todos los posibles sentidos que esta frase podria tener para Shakespeare. Al fin se queda con la hipotesis mas modesta y mas verosimil: esto no era para Shakespeare mas que un acierto fricativo, un roce y un gozo de palabras. Los vanguardistas deciden que la poesia no es mas que una liberrima creacion de imagenes. Ramon Gomez de la Serna ni siquiera encadena mas o menos ingeniosamente las metaforas en el collar de un poema: las da sueltas y las llama greguerias. La gregueria es, en principio, el hecho funcional de sacar una metafora de su contexto.

Asi, Apollinaire esta lleno de greguerias. Ha fingido una organizacion para ese sistema de imagenes. Ramon no solo rompe el discurso en prosa, sino tambien el discurso en verso. La metafora sola, suelta, queda mucho mas injustificada y desvalida. Es una cosa. Algo que se ofrece inmotivadamente a nuestra atencion. Esta en la sensibilidad y la estrategia de Duchamp.

«Es Cristo que sube al cielo mejor que los aviadores.» La frase es pueril, como otras de Apollinaire. La vanguardia optimista -Ramon, Apollinaire- no renuncia a lo facil, a lo pueril. Los

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