novelas» algunas de las suyas. Unamuno hacia ensayos novelados. Azorin hacia estampas noveladas. Ramon hace greguerias noveladas.

Aparte el caso de Unamuno, que nos queda muy distante ahora, Azorin y Ramon adolecen, efectivamente, de una cierta incapacidad para los generos, pero no diria yo que esto sea malo, pues que a partir de esa incapacidad ingenian ellos otros generos nuevos o «fingen» los viejos, y ese fingimiento supone ya una renovacion del genero. Proust es incapaz de escribir La comedia humana, y a partir de esa incapacidad ha de crear una manera nueva de novela. De estar mejor dotado para lo balzaciano, no habria hecho sino repetir inutilmente a Balzac.

El caso del escritor sin genero es sumamente interesante y atractivo. El mas ilustre escritor sin genero puede que sea Montaigne. A Montaigne le falta estructura mental para ser un filosofo sistematico. (Azorin quiere ser un pequeno Montaigne, aunque nunca se confiese escritor sin genero.) De la incapacidad de Montaigne para hacer filosofia sistematica, de su incapacidad para el genero nace un genero nuevo: el ensayo. El mas moderno y sugestivo genero de la cultura europea.

Azorin finge generos y crea bellas ficciones de generos, a veces, bellas ficciones de novela que son bellas como tales ficciones mas que como tales novelas. Pero al fin acabara inventando el azorinismo -que lo tenia ya inventado-, acabara haciendo mero azorinismo, que es una mezcla de reflexion, erudicion, observacion lirica y timidez literaria. Otro tanto le pasa a Ramon. Despues de fingir bellamente todos los bellos generos, despues de crear bellas ficciones de novela, mas que bellas novelas, descubre al fin el ramonismo, descubre, como Azorin, como Unamuno, como Montaigne, que el genero es el.

Y cuando digo «despues» no quiero decir que este descubrimiento sea posterior en el tiempo y en la obra, sino que, sin duda, el escritor ha tenido que pasar por la experiencia y el fracaso de los generos -?fracaso?-, para quedarse luego en si mismo, aunque vuelva a incurrir en genero una y otra vez, que, como dice el norteamericano Norman Mailer, «la novela es la gran puta que te atrapa», y cuando a uno le ha atrapado la novela, no tiene mas remedio que escribir una novela, aunque ya no crea en ellas.

El escritor sin genero, lejos de ser un impotente, es el caso mas puro de escritor puro, es pura disponibilidad de la que pueden nacer mil generos nuevos, y es, sobre todo, el hombre convertido en genero, la mas hermosa donacion de lo humano a lo literario. Me parece que Ramon lleva esto mucho mas lejos que Azorin, y de modo mas emocionante, pero es un caso de capacidades literarias. La actitud, en el origen, es la misma. Son dos expectantes que lo tienen todo delante y no saben como ordenarlo en genero, hasta que rompen a escribir directamente y por las buenas, porque el escritor sin genero supone el cuerpo a cuerpo de la literatura con la vida, al margen de toda ficcionalizacion. Hoy, cuando los generos se confunden, se borran, desaparecen, comprendemos que el escritor sin genero era la mas moderna figura de escritor. La filosofia ha dejado por fin de ser sistematica, retomando asi a Montaigne, y la novela ha dejado de ser canonica. Lo cual no absuelve a Azorin ni a Ramon de sus novelas fingidas, que a veces son bellos fingimientos, como hemos dicho, pero alguna vez son novelas fracasadas, por las buenas.

Homenaje a Azorin organizado por Ramon. Entre los asistentes, Eugenio d'Ors, Sassone, etc.

Lo que distancia sideralmente entre si a Azorin y Ramon es el estilo, naturalmente. Azorin utiliza un estilo implicito donde todo queda solamente apuntado. Ramon utiliza un estilo explicito que tiene, no solo que decirlo todo, sino crearlo todo en la escritura y mediante la escritura. Pero la actitud literaria ante la vida es la misma en los dos escritores. Es el planteamiento del escritor que solo quiere escribir, hacerle una lectura literaria al mundo, no sin cierta repugnancia por los generos, que al fin y al cabo vienen a interponerse entre el escritor y el universo.

No en vano dedica Ramon a Azorin un extenso libro, una de sus mas bellas biografias, donde llega muy hasta el final de la actitud vital azoriniana, que al fin y al cabo es la suya. Un picnico y un astenico que tienen el mismo programa esencial: pasearse, mirar y escribir. Este programa, a mi me parece que en Azorin falla secretamente por falta de recursos literarios. Hay momentos en que la contemplacion azoriniana se queda en lo fotografico, en lo retiniano. La palabra de Azorin no es creadora y ha de apelar frecuentemente al arcaismo, a la erudicion, al argot artesanal, etc. Un escritor sin genero necesita como ningun otro de la palabra. Ha de hacer solo con palabras lo que los demas hacen con tecnicas. Y esta suplencia de la tecnica por la palabra me parece a mi que se realiza mucho mejor en Ramon, pues la palabra ramoniana es abundante, creadora y autonoma.

Escritor sin genero, Ramon es el creador de todos los generos fingidos, hasta que se encuentra a si mismo en el ramonismo y en sus biografias (que tambien son biografias fingidas). Sus grandes libros son los inclasificables: El circo, Senos, Pombo, Elucidario de Madrid, El alba, El Rastro, que no son historia ni erudicion ni cronica ni reflexion ni ensayo, sino todo eso y algo mas, o sea el ramonismo. Y su Automoribundia, claro, que se inscribe en el genero de las memorias, pues las memorias y los diarios intimos suelen ser los generos-refugio del escritor sin genero.

8. LOS GENEROS FINGIDOS

Escritor sin genero, veamos como Ramon va fingiendo novelas, comedias, biografias. Sus novelas son novelas fingidas, ya de entrada, porque no nacen de una idea novelesca, sino de una idea poetica. Idea poetica que el va tratando de novelizar a lo largo de paginas y paginas. Esa es la clave de la novelistica ramoniana, clave que nadie ha visto quiza porque esa novelistica interesa poco (y en buena medida con razon).

El esfuerzo por novelar una idea que no es novelesca. La lucha de lo dramatico contra lo lirico. Asi, en La mujer de ambar. El titulo ya es un enunciado poetico, que el autor puebla de sucedidos dramaticos e incluso melodramaticos, sin conseguir nunca evitarnos la impresion de que estamos estudiando una filigrana, no una novela. Asi, en Rebeca, que es la busca de la mujer ideal, o cosa por el estilo, a traves de mujeres todas ellas irreales, e incluso inexistentes, en algunos casos, porque el autor no consigue darles vida ni construirles una existencia solo a base de greguerias. Asi en Las tres gracias, «novela madrilena de invierno», donde el verdadero protagonista es el frio de Madrid, aparte la historia de tres hermanas desgraciadas que van pasando a traves de un hombre nefasto. La mujer, en estas novelas, es siempre una metafora de mujer, y el hombre es un vago trasunto del autor o es su oponente odioso. En El gran hotel se hace la no-novela, la novela del ocio de un espanol -significativamente apellidado Quevedo, y al que las francesas llaman Quevedo-, de un madrileno que ha recibido una herencia y decide gastarla viviendo como un gran millonario, durante un ano, en un gran hotel de Ginebra. Lo que hace este protagonista-autor es observar, poetizar la vida del hotel y mantener algunos amores de chambre con las enigmaticas y bellas inquilinas.

En El gran hotel asoma algo muy caro a Ramon y a todas las vanguardias que le son afines: el cosmopolitismo, del que luego hablaremos. En El gran hotel encontramos asimismo la idea ramoniana -quiza poco expresada por el- de la circunferencia, del espacio acotado por cuya orbita pasea una y otra vez el observador, el andarin. Llega a definir el balcon de una de las bellas inquilinas como «un nido de mujer en el arbol del hotel». Aqui se nos descubre que esta viviendo el hotel como una redonda copa de arbol. Su ultima novela, la ultima de su vida, escrita en Buenos Aires con nostalgias madrilenas, se titula Piso bajo y repite la obsesion ramoniana del espacio acotado, cerrado, entranable y completo, pues sucede en la plaza del Dos de Mayo, que es una de las plazas mas recoletas y hermeticas de Madrid, aun hoy. Piso bajo es tambien una novela fingida por cuanto desarrolla un conflicto estatico padre-hija. La nardo, quiza la mas famosa de las novelas de Ramon, no es ni siquiera de las mejores entre las suyas. En La nardo hay mucho dialogo, y Ramon solo sabe hacer hablar a los personajes en greguerias, lo cual resulta irritante en el contexto realista-poetico del libro. El torero Caracho recoge el mundo topico de los

Вы читаете Ramon Y Las Vanguardias
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату