mucho mas alta en este caso.

Por todo lo que venimos viendo, es natural que lo que mejor le salga a Ramon sea la monografia. Yo, que he dicho que Ramon es un escritor sin genero, diria ahora que su genero es la monografia. La monografia como genero literario. Eso es Ramon. Ramon se propone un tema y lo desarrolla en un libro o un ensayo: el circo, el Rastro, los senos de la mujer, la muerte (en Los muertos, las muertas y otras fantasmagorias), Madrid, Buenos Aires, el alba, etc. (El decia que no hay que escribir nunca etcetera, y tenia razon: esto es una pereza mental, falta de imaginacion o de informacion, pero con Ramon, queramos o no, queda siempre un etcetera.) Sus grandes libros, pues, son las monografias. La monografia es en el el genero no fingido. En el que mas a gusto se encuentra con su despatarramiento de gordo.

El planteamiento de la monografia ramoniana es en cierto modo nuevo y en todo caso fascinante. Acota un tema, lo encierra en una circunferencia y empieza a darle vueltas, a pasear por el, a recorrer la circunferencia. Es el reino de la libertad absoluta. El escritor escribiendo a pierna suelta, sin el convencionalismo de los generos (que al fin y al cabo son eso, una convencion burguesa, puritana y represiva, la necesidad de ponerle puertas al campo de la imaginacion).

Cubierta de la edicion publicada por Ediciones Oriente en 1929 La primera aparecio en 1923. A la peculiar interpretacion del genero biografico de Ramon se suma en este libro la aportacion erudita

Se le ve pasar y repasar, en esos libros, volver donde ya habia estado, ensayar una variante, repetir mejor o peor lo que ya habia dicho, perdido en la riqueza de su creacion. Como decia el -lo hemos recordado antes- que se le veia pasar por Madrid en su moto llevando colaboraciones a los periodicos. Las golondrinas, los muertos, las muertas, los payasos, lo cursi, lo que sea. Ramon elige anarquicamente un tema y anarquicamente lo desarrolla a tropezones de erudicion, ingenio, metafora, hallazgo, genialidad, barroquismo y descripcion. Lo apasionante de este espectaculo es que estamos asistiendo a la creacion pura, a la actividad del artista mientras hace su obra, a lo febril de sus talleres interiores. Ramon nos da lo que otros nos velan: el espectaculo de su trabajo. Los demas escritores guardan las formas, nos ofrecen una obra ya terminada, completa, un ensayo peinado o una novela de agrimensor. Ramon, el hombre de los generos fingidos, es el que menos finge y vamos viendo como va haciendo su libro, como acierta y se equivoca. La obra, en fin, nace ante nosotros y queda por siempre hecha y deshecha. Es la obra de un anarquista que no ha querido componerla ante la posteridad ni aceptar la convencion artista-publico, esa urbanidad del arte que son los generos bien respetados.

La monografia, como la entiende Ramon, no compromete a nada. Es el espectaculo de la libertad absoluta, algo que, como hemos dicho, estaba ya en Montaigne. Un hombre que escribe con la misma libertad que camina o hace el amor.?

Porque de que vale huir de todos los preceptos burgueses para luego encerrarse en la preceptiva de un genero, que es lo que hacen casi todos los escritores. Ramon o la escritura en libertad. Ramon es quiza la escritura mas libre que se haya hecho nunca en Espana.

Ramon es el representante en nuestro pais del optimismo europeo de su epoca. Y el agente de la libertad que informaba ese optimismo y todas las vanguardias. Hombre tan libre no podia sino estar encerrado en si mismo. Y por eso hay que decir una cosa obvia: que todo lo que escribe es autobiografia. Pero algunos libros lo son expresamente, como Pombo o la gran Automoribundia. La autobiografia y la monografia ya no son generos fingidos, en Ramon, o lo son de otra forma: en la medida en que el solo puede verse a si mismo literariamente. En la medida en que esta desdoblado, como Baudelaire y Hamlet, como todo hombre moderno, y se ve vivir. En la medida en que, mas que explicarse, se glosa. Mas hemos empezado este capitulo con D'Ors y lo terminaremos con el: «El enfasis es natural en las naturalezas enfaticas.» Lo literario es natural en las naturalezas literarias. Asi hemos llegado a una de las conclusiones de este libro: la literatura, en Ramon, es naturaleza. Dice Sartre que Baudelaire habia elegido no ser naturaleza. Ramon habia elegido ser literatura.

10. RAMON Y LOS CLASICOS

Ramon escribe la biografia de dos clasicos espanoles: Quevedo y Lope. Ya en la biografia de Quevedo nos advierte que Quevedo no es el que es, sino el que quisieramos que fuese. O sea que hay una imagen de Quevedo -como de Lope y de otros clasicos- que no se corresponde exactamente con la realidad. En el clise culturalista que nosotros hemos forjado. Ramon denuncia asi, sencillamente, sin enfasis algo que nadie se atreve a confesar: que los clasicos casi siempre decepcionan, que el tiempo los torna ingenuos o primitivos. Claro que aqui habria que recordar la frase de Eliot: «Lo que nosotros tenemos sobre los griegos son precisamente los griegos.»

Ramon dice que Quevedo no escribio los libros que habria tenido que escribir, los que le corresponden en una imagen ideal culturalista, y es verdad. Pero, una vez enunciada esta verdad, Ramon ya tiene patente para lanzarse a inventar un Quevedo, pues que el Quevedo real nos decepciona un poco, no esta a la altura de si mismo en todo momento. Un clasico no pudo preverse clasico en vida, no pudo ocuparse de llenar el gran espacio cultural que luego le atribuye un pais. Un clasico no sabe que va a ser una institucion. Y por eso no siempre esta a su propia altura. Lo que ocurre, naturalmente, es que al clasico le estamos exigiendo, no lo que el era y daba, sino lo que de el hemos hecho, y el clasico no siempre responde.

Entre el clise cultural o la realidad erudita, Ramon elige una tercera via: se inventa su Quevedo o su Lope. Con materiales de la erudicion y del topico, con intuiciones personales, con lecturas muy nuevas de la obra del clasico, Ramon hace, no el Quevedo que fue, sino el que hubiera debido ser. Tenemos que aceptar de entrada este juego y comprender que estamos tambien ante una biografia fingida.

Fingida, en este caso, porque Ramon no va a investigar ni hagiografiar al personaje, sino que va a repensarlo, a sentirlo y presentirlo, a intuirle. Sus biografias de Quevedo y Lope son bellisimas porque el si que hace vivir a los clasicos -mucho mas y mejor que Azorin-, y porque sabe meter dentro del muneco erudito un hombre actual con emociones actuales. Ramon esta muy cerca de Quevedo en la herencia barroca, y tambien se le ha relacionado con Lope por la fecundidad. Hace de ambos unas magistrales biografias fingidas que nos aproximan, no al clasico tal y como fue -cosa problematica o imposible-, sino tal y como podemos presentirlo hoy.

La biografia de Quevedo presenta, naturalmente, mayor interes, pues que las afinidades entre biografiado y biografo son enormes. En ella, Ramon continua la lista quevedesca de los modorros con la suya personal de los ceporros, o bien nos dice que Quevedo era un caballero «que trasnochaba de dia». De los caballeros de capa y espada que mueve Lope en su teatro, dice que abrian una puerta «como sacando una espada». Con un solo rasgo vivificante -una gregueria-, Ramon pone en pie el mundo del clasico. Seria facil decir que hay greguerias en Quevedo (mas adelante formularemos nuestro analisis de la gregueria). Claro que las hay. Porque la gregueria no es sino una metafora barroca, una metafora que cierra completamente su voluta -obsesion ramoniana de la circunferencia-, sin dejarla en el aire, como lo haria, por ejemplo, Becquer.

La puesta al dia de Quevedo mediante las vanguardias europeas de principios de siglo da como resultado a Ramon, Quevedo, Velez de Guevara, Torres Villarroel, Larra, Valle-Inclan y Gomez de la Serna establecen una linea muy energica de continuidad dentro del castellano mas creador, exasperado y fecundo. Son la linea rebelde del castellano que se innova siempre a si mismo, linea que corre paralela a la otra mas serena, conservadora y fria de Cervantes, Feijoo, Valera, Azorin. La alternancia armonica de estas dos corrientes del castellano solo se rompe, en nuestra literatura, con la irrupcion «garbancera» de Galdos o el realismo descalabrante de Baroja.

Ramon se trabaja al clasico como un objeto. Como un objeto del Rastro. La biografia de un clasico es su biografia ideal porque es una biografia fingida. Nunca puede ser de otro modo con un

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