tiene mas que seguir la ley de bronce de los negocios, vender caro, ?me comprendes?, si no es caro a los ricos no les interesa y si es barato a los pobres tampoco les llega. El diez por ciento, comprar a diez y vender a cien. A mi los negocios no me interesan, ?y a ti?
– Tampoco, pero no me referia al dinero y usted lo sabe, lo digo por su salud, no tiene buena cara.
Una laboriosa sonrisa afloro en sus labios.
– Alegra la tuya, tengo buenas noticias, ?eh?, tu expediente de profugo se ha extraviado definitivamente, todavia conservo algunos amigos, viejos dinosaurios a punto de extinguirse como yo.
Ya lo creo que era una buena noticia, pero estaba absorbido por otros problemas mas inmediatos, me habia acostumbrado a la amenaza de busca y captura como otros se habituan a la acidez de estomago y no me quitaba el sueno.
– Gracias, pero eso no cambia nuestras relaciones.
– ?Que quieres decir?
Tenia que zanjar de una vez por todas lo que de veras me preocupaba, le conocia y sabia que de un momento a otro me iba a chantajear con su buena accion y mala salud.
– Que en cuanto pueda me caso con Olvido.
– ?Te prohibo casarte con ella!
El portazo de la furia ilumino su rostro como en los mejores tiempos, pero no cabian ilusiones, quemaba sus ultimos cartuchos.
– ?Por que? ?Porque me considera un don nadie?
– No puedes casarte con ella, imposible.
– Deberia entenderlo, Olvido es mi pasion lo mismo que el juego es la suya.
– Calma,
– ?Es un taco?
– Es latin, nada humano me es ajeno, entiendo de pasiones, en efecto, y ninguna tan humana como la ambicion, la que te propongo, mira.
Del bolsillo del chaleco contrario al reloj saco el testimonio de su secreto tan celosamente guardado, una pepita de oro igual a un grano de maiz, un comodin para pujar fuerte.
– El tesoro del Bierzo es el oro, el wolfram es flor de primavera, pasara y si te he visto no me acuerdo, pero el oro esta aqui, esperandonos desde los romanos, y yo te ofrezco una medulas precisas en donde conseguirlo a cambio de que renuncies a Olvido, el mundo esta lleno de chicas guapas pero no de depositos auriferos. ?Que me dices?
– Ni le escucho.
Suspiro defraudado, pero no vencido.
– Esta conversacion deberiamos haberla tenido hace anos, las circunstancias… por las medulas de Matarrosa o las del Burbia arriba, te lo especificare si reconsideras tu digna sordera, me la dio un tipo al que salve la familia, como siempre no tenia un chavo para pagar, le consegui el ultimo grito de la quimioterapia, la droga sulfa, y zas, de milagro todos nuevos, el muy listillo del doctor Vega ni siquiera habia oido hablar de las sulfamidas, que pais, me siento como un bohemio de chaque en una fiesta de paletos con corbata, esto es para hacerse rico sin el mercachifleo del negocio ni el riesgo del wolfram, piensatelo bien, Ausencio.
– Lo siento, pero informele a Gelon, lo va a necesitar mas que yo y al fin y al cabo es su hijo.
– ?Imbecil, tu tambien eres hijo mio!
– ?Que?
No perdi el sentido pero mi intimidad se perdio en las sombras de un recinto muy sucio, vi su rostro como algo proximo y tetrico, la puerta del desvan que nunca se abre en una casa que por lo demas no tiene secretos y que, sin embargo, un dia la abres por casualidad y nadie vuelve a saber de ti.
– Calmate, Jose, y perdoname. Deberiamos haber hablado hace anos pero la verdad es que no queria decirtelo, no que no me atreviera, suponia que la verdad te iba a herir mas que la ignorancia, y tal y como estaban las cosas…
– Callese.
– Si, deberia habertelo dicho.
Los sentimientos me golpeaban a la velocidad de la luz impidiendome razonar, su figura de padre me resultaba profundamente odiosa y no obstante la simpatia hacia la del padrino aleteaba, me gustaria matarle sin que se muriera, pero antes debia aclararme lo que ya me resultaba evidente conociendo sus costumbres.
– ?Quien es mi madre?
Alce la voz y su piel adquirio el color terroso de los malos tragos, lo estaba pasando fatal, y considerando que estabamos en una esquina del salon y alguien podia oimos, disimulo pidiendole una copa a Loli que por alli pasaba.
– Anda, muneca, traeme un conac doble.
Le fallo el palmeo lanzado a la grupa de la joven, su corazon era una rueda de inercia demasiado pesada, se acababa por momentos, pero el mio no, yo queria sobrevivir.
– ?Quien es?
– No grites, por favor. Tu madre es una gran mujer, Vitorina, ?que otra podria ser?, nadie te ha querido como ella, te defendio con unas y dientes, cuidala, hijo mio.
– No me llame hijo.
– Ausencio, siempre nos hemos comprendido, haz un ultimo esfuerzo, no es tan dificil.
– No puedo entenderlo.
– Estaba tan solo… me faltaba carino y ella tampoco andaba sobrada de ternura, Ricardo era una mala bestia.
– Me refiero a que no me lo dijera.
– La vida…
– ?Y la mia, que?
– La tienes entera, por delante.
No dio ninguna razon pero de darmela tampoco la hubiera oido porque, paradojicamente, una de mis obsesiones vitales se derretia sin dejar la menor huella en mi alma y el fenomeno de su delicuescencia era mi unico centro de interes, tu vienes de buenos panales, chaval, desveladas mis senas de identidad resultaba que me eran indiferentes, la doble incognita de Exposito, despejada a Sernandez Gallardo, nada anadia a mi caracter, no me interesaban, silbo el odio como un obus, la salvaje coincidencia habia destrozado mi vida, no anadian nada porque me la arrebataban por entero y de un solo tajo, fatal conclusion.
– Entonces, Olvido es mi hermana.
– ?Como lo sabes?
– No tenemos secretos el uno para el otro.
– Cuando descubri tu interes por ella me senti morir, ?comprendes por que no podeis casaros?
– ?Sigue en pie la oferta del oro?
Una chispa de esperanza, ajena a mi furia vengadora, brillo en el sudario destenido de sus pupilas.
– Por supuesto que si.
– Pues metaselo en el culo, me casare con Olvido de todas formas.
Sabia que era imposible, pero queria hacerle dano, ahora si que le mataria bien muerto.
– Ofendes a Dios solo con pensarlo.
– No me diga, quien fue a hablar.
– Por favor, no te pongas ironico, puedo reconocerte, legalizaremos tu situacion, lo que tu quieras.