– Te azul para dos. -Se vuelve hacia Diana. Sin hielo y en taza, hazme caso. No es por disimular, pero en algo tengo que sentirme clandestina sin necesidad de pisar zona controlada por Ala. ?America debio de ser muy entretenida durante la Ley Seca! Me gusta mucho America. ?Miami! No se que gracia le ven a Nueva York, pero incluso aquello seria mejor que Libano hoy en dia. ?Disfruto de tan pocas distracciones! No hay accion, y si la hay siempre es cosa de esa gentuza musulmana, nosotros figuramos menos y menos. Hay fiestas, claro, pero eso es para los jovenes. Para mis nueras, que se conforman con mandar en el servicio, pasar tres dias por semana ingresadas en el salon de belleza, hacer gimnasia e ir de compras. Yo compro por teletienda y salgo lo menos posible, solo me paseo por mis dominios, de casa en casa, ya ves. A este pais se le han acabado los redanos. ?Yo tengo la sangre caliente! Hice la guerra con mi marido. Me cargue a un monton de gente. ?Que tiempos aquellos!
Sonrie con dulzura. Su testa brillante se adelanta como si el cuello funcionara por un resorte mecanico. Diana no se atreve a preguntarle si perder a su hijo pequeno por la explosion de una bomba en su coche hace menos de una semana no ha resultado una buena distraccion para ella. Eso, sin contar con la probabilidad de que el mayor sea el asesino, y Diana se muerde los labios para reprimir el consabido «?Su propia sangre!».
Interpretando su expresion, la mujer dice:
– El luto se lleva por dentro. Los hijos, el Senor te los da y el Senor te los quita. Por desgracia, te deja a las nueras.
Suena despiadada y, sin duda, lo es. Sin embargo, Yumana Asmar le gusta a Diana mas de lo que quiere confesarse. Mas que la viuda de Tony.
– Dejame verte. -La otra frunce el ceno-. Hija mia, que discretamente vistes. Y ese pelo tan corto, pareces un chico. En fin, si esto es todo lo que Cora ha podido encontrar para asustarnos… La pobre necia. Nunca pertenecio a esta familia.
Desplomandose en el sofa, Diana asiente con fervor.
– Completamente de acuerdo -resopla. Y en su escualido frances, ayudandose por senas, concluye-: Cora es tonta del culo.
Yumana vuelve a exhibir su risa cavernosa:
– En realidad es un grano en el culo, pero reventarse un grano, por molesto que resulte, no requiere mas que un pequeno tajo.
Cuando Neguezt aparece con el servicio de te que camufla el whisky, la vieja contempla con satisfaccion la ceremonia del vertido de Blue Label desde la tetera.
– Nunca he comprendido por que los ingleses toman tanto te, teniendo Irlanda tan cerca -grune, levantando la taza con delicadeza y llevandosela al colageno, que parece revivir ante la proximidad del liquido.
Vacia su contenido de golpe y, viendo que Diana duda, la increpa:
– ?Que pasa, idiota? ?No te gusta la porcelana?
– No es eso. Suelo empezar mas tarde. -Por alguna razon, se siente inclinada a darle explicaciones a esta mujer que le resulta inconfesablemente maternal-. No le hago ascos al buen beber.
– Mucho mejor. -Yumana se revuelve en el sillon hasta encontrar la postura adecuada-. Asi que espanola. Yo estudie en Paris, tuve un profesor de historia de origen espanol, me parece que era, de Biarritz o por alli. Me gustaba mucho aquel hombre, me hablaba siempre de Jacques…
– ?Jacques? ?Que Jacques?
– Si, vuestro santo patrono, Jacques, ?el que mataba moros!
– Ah, Santiago. -Diana cae.
– Te he recibido por el.
– ?Por el apostol o por el profesor?
– Por ambos. Comprenderas que no mereces este honor. Es mas, ya no tienes por que estar aqui, no tengo nada que decirte, ni tu puedes ya intimidarnos. Pero soy buena. Y siento curiosidad. ?Por que ayudas a Cora en esto? ?Por solidaridad de compatriota o para sacar provecho?
La teoria del chantaje -segun Fattush- parece cierta. Diana se repantiga en el sofa, intentando desprenderse del cosquilleo de grato masoquismo que experimenta desde que la otra ha impuesto su presencia. Si su reaccion se debe a una anoranza de madre mal entendida, ha elegido un pesimo momento para manifestarse.
– Por las dos cosas. -Sonrie y se echa otro sorbo de whisky al coleto-. No son contradictorias, igual que tu santo y tu profesor.
Yumana anade:
– Se tambien que te gusta hacer de detective.
Su incipiente bienestar se desvanece. ?Conoce la vieja esa otra parte, su busqueda del o los asesinos de Tony? ?Hasta que punto? ?Y que importancia tiene?, piensa Diana, con un sentido comun que le ayuda muy poco en ocasiones como esta. Si los Asmar han decidido hacerle dano, dara igual el motivo. Pueden. Fattush tiene razon.
– No creo que con eso te ganes la vida. Recibes regularmente unos nada desdenables ingresos para alguien como tu, que gastas tan poco en peluqueria. Te he investigado, no eres la unica que mete sus narices en los asuntos de los demas. Pero un dinero extra nunca va mal, ?verdad? Un dinero obtenido sin esfuerzo. ?Que te ha prometido esa sucia puta? Ni siquiera ha sido capaz de darme un nieto.
Al menos ignora que Cora espera un bebe. O quiza solo esta tanteandola.
Con un rapido movimiento, la matriarca saca de detras de su espalda un bolso dorado cubierto de tintineantes abalorios y lo agita, mostrandoselo:
– Estas zorras del servicio no hacen mas que robarme. Debo llevarlo siempre conmigo, esconderlo.
Le muestra un fajo de dolares, que devuelve al bolso con celeridad. Extrae a continuacion un cigarrillo largo y delgado y lo enciende, apretando los dos cojines de colageno que ocupan el lugar de sus labios. Un sapo que fuma y bebe whisky en taza a las cinco de la tarde. Debajo de las capas de maquillaje y de tiempo hubo un ser humano dotado de ilusiones y esperanzas, reflexiona Dial, voluntariosa, intentando convencerse de que el sapo puede volver a ser princesa. Aunque es muy probable que la princesa fuera peor que esta ruina que tiene delante.
– Quiero ser muy clara contigo. -Exhala una bocanada-. Tu me haces cagar. Cora me hace cagar. Los extranjeros que venis a Libano para buscar aventuras que no podeis vivir en vuestra tierra me haceis cagar. Os aprovechais de nuestro cosmopolitismo, llevais un tren de vida que no podriais permitiros en vuestro pais de origen, corrompeis a nuestros jovenes con vuestras costumbres licenciosas y, en general, dais mal ejemplo pagando mejor al servicio.
Se escancia mas whisky en la taza. Diana tiene la suya vacia pero no se atreve a pedir que se la rellene, aunque bien que lo necesita.
– No deberias estar aqui -continua Yumana-. No mereces acercarte a nosotros. Pero mi Samir es un debil, como todos los hombres, aunque muy tozudo cuando se trata de admitirlo. He tenido que obligarle a que deje este asunto en mis manos. Las Ghorayeb no solemos permitir que los extranjeros, y mucho menos las extranjeras, se inmiscuyan en nuestros asuntos.
– ?Lo dices por Israel? -Oh, bien, Diana, por fin vuelves a ser tu, machaca a esa rana inmunda-. Este episodio de espionaje en el que esta envuelto tu hijo no es mas que el ultimo eslabon de una cadena de traiciones que empezo antes de la guerra civil…
– Deja la taza en la bandeja, estupida -escupe la mujer-. No has entendido nada. Si el tiempo mata todo lo que amamos, al menos deberias respetar la habilidad libanesa para adelantarnos a la obra del tiempo.
– Es codicia -le espeta secamente Dial-. Odio tambien pero, sobre todo, codicia. El resto, habilidades que cultivais con esmero, incluido el asesinato, al servicio de vuestras ambiciones.
– Yo lo llamaria poda estacional -sonrie la otra- pero puedes pensar lo que quieras. En cualquier caso, nuestras traiciones tambien son cosa nuestra. ?De verdad crees que a alguien le importa que Israel tenga aqui cien espias mas o menos?
– ?Una estacion de telecomunicaciones pagada por los judios y situada en tierras de Hizbola? Hay alguien a quien si le importaria que fuera asunto vuestro. Kamal Ayub, el Anciano. Es muy estricto. Hasta ahora, tu y los tuyos os habeis arreglado para echar tierra sobre el asunto. No asi Tony. Queria airearlo. De haberlo hecho, vuestros propios enemigos dentro del partido os habrian desplazado de la cupula. Ya no sois nadie pero seriais menos.
El batracio se llena de aire, sus carrillos macilentos muestran una subita coloracion carmesi.
– ?Fuera de aqui! ?Fuera! ?Queria satisfacer mi curiosidad conociendote? -Con furia se plantea la pregunta y