Le explique que solo me interesaba hacer bien mi trabajo.

Josefa parecio incredula: O sea, ?no te importa, de verdad, el concepto de triunfo?

La mire, casi la conmiseracion en mis ojos, y le dije que no.

Eduardo daba vueltas su tenedor en redondo. Fue entonces que dijo esa frase:

– La gran diferencia entre ustedes dos es que Josefa es una ganadora y tu una perdedora.

Lo mire entre enojada y sobresaltada:

– ?Me enferma la palabra «perdedor»! Solo puede salir de la boca de un acomplejado o de un arribista, que viene siendo casi lo mismo, y tu no eres eso, Eduardo. Ademas, es el tipico concepto inventado en el Chile de esta decada; antes los chilenos no nos dividiamos en esas categorias.

He seguido masticando la rabia.

Tan de este tiempo hacer de los adjetivos, sustantivos, y… ?que horror! de los sustantivos, adjetivos.

*

Si yo fuese capaz de planear por encima y no referirme directamente, me habria dedicado a la politica. Siempre me ando cavando mi propia tumba. ?Como me gustaria conocer la prudencia y la mesura! (?O la falta de transparencia?)

*

Su voz es unica; es superdotada, ?que duda cabe! ?A cuantas cantantes les es dado ese timbre, cuantas lo pueden lucir?

Hoy fue el esperado recital de Josefa. Es el primero al que asiste Eduardo. Teniamos los mejores asientos del teatro.

La ovacion que la recibio no modifico en absoluto su postura: siempre elegantemente estatica y distante su forma de pararse en los escenarios. Nadie podria sospechar que esta sufriendo. Su panico la hace parecer lejana: es parte de su sello, de lo que el publico ama en ella sin percibir que esa lejania no es sino miedo, su eterno miedo. Pero nosotros, los que sabemos, estamos tranquilos, pues una vez que parte cantando, comienza su placer, su vertigo, y nada ni nadie la detiene.

Vestia un oscuro traje de lame, largo hasta el suelo y de corte muy sobrio (salvo un respetable escote y un tajo a partir de las rodillas). El resto, lame y el cuerpo de Josefa, nada mas. «Que estupenda-, le digo despacito a Eduardo, y el agrega: «?Y que sexy!» Esta vez no se dejo el pelo suelto como le gusta a Andres; peinada hacia atras con vehemencia, el unico accesorio en todo su atuendo era una pequena corona que le sujetaba el pelo en un perfecto trenzado (pero yo se que por ahi debe haber un postizo, su largo de pelo no da para tanto).

No habia mas mobiliario que una silla. (Que baratas deben resultar las producciones de Josefa cuando decide cantar ella sola con la guitarra. La iluminacion y nada mas. Le explico a Eduardo que para la television se hace acompanar por una orquesta y que a veces lleva un par de guitarristas en las giras. Le digo que esto no es asi cuando graba, es cuando canta en vivo… Me hace callar.)

El repertorio venia escrito en el programa: en un noventa por ciento, canciones de ella. Solo incluyo el famoso tango Malena y Amaneci en tus brazos de Chavela Vargas. Me sorprendio que excluyera su amada Macorina, a fin de cuentas es su gran hit dentro de lo que no es de su propia composicion.

Los primeros acordes de la guitarra sumergieron al publico en un silencio casi sagrado. De alli surgio su canto. Vuelvo a impresionarme ante el efecto que produce esa voz sobre los que la escuchan. ?Se transforman, se vuelan, se van al cielo? ?Que es exactamente lo que les ocurre?

Eduardo casi no respiro hasta el intermedio. Solo entonces me pregunto: «?Sera de verdad la misma del verano, esa de las alpargatas viejas y los tres chalecos destenidos?» No supo que yo cantaba -calladamente- cada cancion junto a Josefa. Es mi forma de alentarla desde lejos.

Todo fue perfecto, como siempre. Ningun tropiezo, ningun paso en falso. Por eso entrega el programa antes, para tener todo acotado, todo bajo su control. Josefa casi no habla entre cancion y cancion. A lo mas, da su titulo y dice a que album pertenece. En raras ocasiones cuenta cuando o por que la compuso. Esa parquedad ya es parte de su leyenda.

Cuando termino el recital, los aplausos la llamaron. Reaparecio en el escenario. Hizo una venia para retirarse, pero el publico no se lo permitio. «?Macorina! ?Cantanos Macorina!» Ella dudo un momento, luego algo cambio en su expresion, tomo la guitarra y comenzo: «Ponme la mano aqui, Macorina, ponme la mano aqui…» El goce de Josefa al cantar esa cancion es contagioso, uno lo va sintiendo junto a ella y -diga lo que diga- se palpa nitidamente lo que le significa esta vocacion: un placer salvaje, «…tu boca una bendicion de guanabana madura y era tu fina cintura la misma de aquel danzon…» Si, Eduardo estaba embelesado, «…caliente de aquel danzon.» La ovacion posterior logro atraer a este hombre a la tierra.

Bueno, no puedo seguir toda la noche contando del recital, parezco una tonta fan. Es que lo soy. Y hoy he pasado a ser mas importante ante los ojos de Eduardo solo por ser la amiga de Josefa.

*

Eduardo llego tarde esta noche. Lo espere con la comida lista. Termino gustoso su lasana y saboreo despacio el vino tinto, un Tarapaca del que me he prendado y que, para mi sorpresa, el se tomo hasta la ultima gota.

– Todo bien -me dijo-. Todo muy bien.

– ?Ves -le dije- que despues de todo no soy tan mala duena de casa?

Eduardo: Esto no tiene nada que ver contigo ni con ser o no una buena duena de casa.

Yo (sorprendida): ?Como?

El: Es automatico.

Yo: ?La lasana se hizo automaticamente?

El: La hizo la Rosa.

Yo: ?Y quien le dijo a la Rosa que la hiciera? ?O tu crees que una empleada funciona de un modo automatico, sin que yo lo ordene?

El: Bueno, el vino llega automaticamente en el pedido mensual. Lo vienen a dejar a la casa, incluso.

Yo: Pero, Eduardo, yo hago ese pedido mensual; si no, el vino no llegaria.

El: Esta en tu lista, es automatico.

Me siento desesperadamente desdibujada.

Y para agregar pesares, entrada la noche me despertaron unas fuertes puntadas en los ovarios. Ahi estaba mi periodo: perfecto, ciclico, puntual…

*

Anoche llegue al orgasmo antes que el y segui montada sobre su sexo, moviendome freneticamente, tan imbuida en ese frenesi que no me percate de su eyaculacion. Solamente abri los ojos cuando lo oi reir. «Acabe», me dijo, siempre riendo. ?Era mofa lo que vi en sus ojos?

Me desprendi de su cuerpo, un poco humillada.

*

Se me confunde mi ser domestico con mi ser sexual y no se cual soy, como si estuviesen tan renidos que no me reconozco en ambos simultaneamente. Algo debe andar mal.

*

Hablando con Josefa sobre el placer sexual: esa oleada de calor que nos copa, que nos allana, que distinguimos bien como deseo, es lo que a ella la humaniza. Y lo que a mi me destruye.

Los anticuerpos se forman solo frente a sensaciones conocidas. Frente a las desconocidas -el desprecio en la cama, por ejemplo- no hay anticuerpos formados, no se reconoce el sentimiento, una no se escuda y el corazon

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