La famosa modernidad no nos hizo bien ni a Violeta ni a mi. A ella, por marginarla. A mi, por devorarme.

A veces pense que ella pertenecia a una especie extinguida.

Y como siempre que Violeta hablaba del pasado lo hacia de manera inspirada, yo me colaba en esa inspiracion. Y sabia que una sola cosa nos salvaba de perdernos: la casa del molino. Fue el unico vinculo suficientemente solido. Violeta y ese lugar innombrado eran casi una misma cosa. El espiritu de uno y otra convergian, la descripcion de uno valia para la otra. Y al acogerme a mi alli, nos salvo.

Y este verano habra dos ventanas vacias. Violeta no estara en la tercera. ?Como imaginar el lago sin su presencia? ?Que le dire al senor Richter? ?Que haremos con esa casa?

?Como le explico que Violeta no vendra?

12.

Busco el centro.

Asi escribe Violeta cuando viaja a Mexico. Inexorablemente, me acerco a las paginas en blanco de su diario, al final de esta historia. Han pasado solo tres meses desde el ultimo viaje de Violeta. ?Como no comprendi que huia?

Para entender esta huida, necesito hablar de Violeta y la luz.

La buscaba incesantemente, incluso dentro de su propio ser. Por ello, sus vivencias siempre orillaron la transparencia. Exigente consigo misma, fijaba limites en su sed de experiencia. No permitiria que su vida -siempre un poco en el margen- se convirtiera en un juego sin reglas. Y la dignidad de su ser femenino era una parte importante del juego y de la luminosidad. Cada dia vivido al lado de Eduardo fue una manera de vulnerar esa dignidad. Ella lo sabia. La luz decrecia. No se perdono a si misma esa entrada a las tinieblas.

No fue una sorpresa, entonces, que eligiese Mexico -la region mas transparente- para desprenderse de la oscuridad.

El mar infinito de las Bahias de Huatulco trajo el mar a los ojos de Violeta. Y la paz se asento en ellos. Pero no duro.

Primer dialogo con el norteamericano que en silencio me acompana por las tardes en la Playa de la Aguja:

El: Aparte de las cosas que sabemos, ? a que te dedicas?

Yo: Depende de cuales son esas cosas…

– Las usuales -me dice con una sonrisa.

– Es que a esas no me dedico -le respondo sonriendo tambien.

La risa de su boca pasa a los ojos.

El: Entonces, ?de donde vienes?

Yo: De Chile.

– ?Chile? -parece entusiasmarse de inmediato.

– Si, Chile -(esa profunda grieta, como la nombro la poesia).

Me acoge.

Es de Boston pero habla espanol casi como su lengua materna. Bien por mi, no puedo ser inteligente en otro idioma. Se llama Bob y es hermoso. Por fin me dirigio la palabra, hoy es la tercera tarde en que coincidimos en esta pequena playa adonde no viene nadie sino los que se hacen acompanar por sus libros.

*

La fidelidad: ?indispensable o necesaria?

Lo segundo es mas hermoso, implica opcion, no tiene la fealdad de la norma.

Entre lo indispensable y lo necesario corre un chorro de agua pristina que no solo refresca, sino que arremete contra la rigidez, la ablanda, la amolda y la bana de una superficie que al endurecerse la convierte en confitura y no en piedra.

*

Hoy le describi a Bob una mesa puesta en una tarde de verano. El aji verde cortado en pequenos cuadrados dentro del aceite, la cebolla a la pluma mezclada con el tomate muy rojo, el choclo -que aqui llaman «elote»-, el queso generoso sobre la madera junto al cuchillo afilado, el jugo de frambuesa. Y en un canasto de mimbre, el pan amasado, su corteza dorada de pan nuevo y la miga blanda y suave. Todo esto sobre un mantel de cuadros azul y blanco, bajo el castano.

Fue una antesala para hablarle de la casa del molino.

*

En Chile los dias llovieron miseria, los dias llovieron dolores, los dias llovieron soledad. Y aunque las lluvias cesaron, temo al pais desmemoriado.

Aqui estoy a salvo, entre estas hormigas rojas y los sapos que me saltan desde las escaleras, de noche, como en el campo.

*

Pienso en la dificultad de precisar el deseo, porque el deseo no tiene lenguaje.

*

Vuelvo a la fidelidad. ?Que sucede cuando en la pareja quedan zonas secretas, espacios de comunicacion bloqueados y cristalizados adonde no se puede volver a entrar? ?Que sucede con esa intimidad que empieza a restringirse y a empobrecerse? ?Adonde se va?

Vine a Huatulco. Elegi este lugar en el mapa con cuidado. Vine aca para no ser aquella mujer quejumbrosa y adolorida en que me estoy convirtiendo. Habituada a mi propia pertinacia, debo volver otra.

He visto a las iguanas arrastrandose bajo el sol, por los peldanos de las escaleras, paseandose como Pedro por su casa. Estan mimetizadas con la piedra, son de piedra tambien las iguanas, blanca y negra una, gris la otra. Caminan como viejas agiles, rapidas y cluecas como gallinas, con las patas excesivamente abiertas. La mimetizacion de las iguanas me sugiere un par de ideas que desecho porque no me gustan.

*

Le he enviado una postal a Josefa hablandole de Bob. Hoy le explique a el algunas cosas y las comprendio. Mis ideas vagas -la vaguedad inunda cada una de mis percepciones- son recibidas por el con exactitud. No le molestan. No pude dejar de hablarle de la incertidumbre. La temo, explique, me veo rodeada de ella. Asi comenzaron para mi los noventa. No la quiero, busco como refugiarme de ella. Este no es el fin de siglo que merecia.

Bob nacio en Estados Unidos y es «politicamente correcto». Aunque intelectualmente me acompane, ?sabra de lo que hablo? ?Sabra de la pena? Lo que si he comprobado es que sabe de la compasion.

*
Вы читаете Antigua vida mia
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату