– Pero con una condicion -advirtio Antonio-: que no dejes tus estudios. Tadeo la manejara hasta que termines tu carrera.

Influida por don Jorge Gallardo, el antiguo patron de Carlota, que advirtio desde el principio el vivo interes de Cayetana por aprender y que le enseno muchas cosas, ella entro a la Universidad de Chile a estudiar filosofia.

– Te vas a morir de hambre con esa carrera – le decia Carlota, sin sentirlo muy en serio.

– ?Y para que estoy yo? -replicaba el ancho y grande Antonio Sepulveda-. ?Que estudie lo que le parezca! Quizas con una carrera asi se dedique despues a la politica.

Entonces, Tadeo se hizo cargo de la libreria y Cayetana siguio en la universidad.

Nosotras, las otras, acompanamos a Cayetana, muy poco despues de su matrimonio, en su embarazo. El unico que tendria. Lo vivio con jovialidad e ilusion, y la casa de Nunoa entera se esmero en agasajar a la futura madre. Las discusiones sobre el nombre eran un juego que a todos divertia.

– Un nombre polaco, ?de ninguna manera! -exclamaba Cayetana cuando Tadeo pretendia meter baza-. Basta con el apellido que lleva. Al menos en el nombre deberian percibirse sus raices del sur. Del sur de Chile, Tadeo.

Toda sugerencia fue desechada por Cayetana.

Hasta una noche en que, al volver a casa, corrio donde su madre.

– ?Ya tengo el nombre para mi hija!

– ?Tan tozuda, nina! ?Y si te sale hombre?

– Va a ser mujer, estoy segura. Dejame contarte, mama. Fuimos con un grupo del Pedagogico a una quinta de recreo en la Gran Avenida.

– ?Y por que tan lejos, mijita?

– No hay quintas de recreo en Nunoa, pues mama. Para pasarlo bien hay que ampliar los barrios. Llegamos hasta el paradero 22, todos metidos adentro de un mismo auto, porque uno de mis companeros habia estado ahi y queria que escucharamos a un duo de mujeres, dos hermanas que cantan boleros y corridos. La quinta se llama Las Brisas. Y una de ellas me llamo la atencion.

– ?Por que?

– Porque, ?sabes, mama, lo sorprendente? La reconoci. Esta mujer, de pelo muy largo y despeinado, y con una voz robada a los angeles, me recordo a alguien que yo conocia. Pense y pense mientras la escuchaba, de donde la conozco, he oido esa voz antes… algo me sonaba a infancia. Hasta que desperte. ?Te acuerdas de cuando viviamos en Chillan y trabajo con nosotras esa vieja fantastica, la Pancha? ?Te acuerdas de que era una payadora?

– ?Como no me voy a acordar de la Pancha, pues mijita!

– ?Y te acuerdas de que a veces iba a verla una mujer joven, que andaba con una guitarra al hombro, y la Pancha le mostraba sus payas?

– Me acuerdo del orgullo de la Pancha, no de que una folclorista se interesara en sus payas…

– Es ella, mama. Es una de las hermanas que cantan. A la salida me acerque y le pregunte si seria la misma persona de mis recuerdos. Y me lo confirmo. ?Debieras oirla cantar! Es puro talento, pura tradicion popular. Creeme, mama, que me inspiro.

Carlota se sorprendio ante el entusiasmo de su hija.

– ?Y como se llama esta mujer?

– Violeta Parra.

Hubo un silencio corto, como si los acordes de la guitarra cruzaran el entendimiento de la futura madre.

– Mi hija se llamara Violeta.

– Contrata a alguien que te lleve la administracion y las platas chicas -le sugirio el suegro a Tadeo-. Y tu, aprende de libros en serio. Que llegue a convertirse en tu oficio.

Asi fue como Carmencita llego a la familia. Chiquilla inteligente, empenosa, discreta, muy pronto paso a compartir almuerzos dominicales y tomo a Violeta en brazos apenas esta nacio. Un ano despues del nacimiento de Violeta, Carmencita pario tambien. Era soltera. Antonio Sepulveda, como buen librepensador, prohibio que se le hicieran preguntas y acogio a este hijo de padre desconocido con toda la naturalidad del mundo. Fue companero de juegos de Violeta desde la mas temprana infancia. Dos anos despues, otro embarazo de Carmencita volvio a sorprenderlos.

Ante la insistencia de Cayetana, que la acogia y la compadecia, el sueldo de Carmencita fue aumentado. Una jefa de hogar con dos hijos a cuestas no es broma, opino. Como esta vez era una nina, toda la ropa, los juguetes y, mas tarde, los uniformes, todo lo de Violeta, Cayetana se lo pasaba a Carmencita.

Asi la familia parecia ampliarse y ampliarse, y todos encontraban en ella un espacio.

Cayetana, por esos tiempos, decidio visitar a una vidente. Una especie de bruja que veia nitidos futuros. Lo primero que hizo fue preguntarle por el destino de su Violeta.

– Su hija tendra dos vidas -le vaticino la mujer.

– ?Que significa eso?

– Tendra dos vidas, es todo lo que veo.

Cayetana llego a casa con esta profecia, y entre todos hicieron mil conjeturas e interpretaciones.

– Mientras me quieras mucho a mi en cada vida, no importa cuantas tengas -le dijo Cayetana a Violeta.

– ?Y que te dijo de ti, mama?

– Poco, muy poco.

Nadie pudo sacarle mas palabra que eso.

La unica pelea fuerte que se recuerda de esos anos fue a proposito de la entrada de Violeta al colegio.

Cayetana creia en la educacion publica y penso enviarla a un liceo -dependiente de la Universidad de Chile- que quedaba a una cuadra de la casa. Varios de sus amigos habian elegido para sus hijos ese colegio mixto, laico y de excelente nivel academico. A Cayetana le parecia el lugar natural para Violeta.

Pero, por primera vez, Tadeo no estuvo de acuerdo y alzo la voz, sin dar su brazo a torcer.

– Quiero un colegio privado para mi hija, donde aprenda idiomas y haga contactos para el futuro. No quiero que a Violeta le suceda nada de lo que me ha sucedido a mi, que he sido siempre un excluido, o a ti, que debiste soportar ser hija de una empleada domestica. Exijo la vara mas alta para mi hija.

– Tal vez tenga razon -intervino Carlota, presa quizas de que recuerdos.

– Eso es arribismo -opino el abuelo Antonio-. La van a desadaptar. Ademas, por principio yo estoy en contra de los colegios burgueses. ?Y mas encima catolicos!

– Somos todos bautizados, aqui no hay ni un moro en esta casa -le respondio su mujer.

La discusion siguio por un buen tiempo.

– Debe absolutamente hablar ingles -insistia Tadeo-. El mundo del futuro es el ingles, Cayetana. Mira la falta que nos ha hecho a nosotros saberlo.

Ese argumento la ablando. Penso en su pasion por la lectura y en la posibilidad de no verse obligada a leer traducciones, y tener acceso a los originales. Al fin, decidio que le daba lo mismo: la verdadera formacion era la de la casa y el colegio era secundario.

– ?Como lo vamos a pagar?

– La mandaremos al liceo de la esquina los tres primeros anos, hasta que yo junte ese dinero -dijo Tadeo-. El negocio va bien, confia en mi.

Asi se hizo.

Mientras los hijos de Carmencita siguieron para siempre en el liceo de la esquina, y tambien los hijos de los amigos de Cayetana, tres anos mas tarde Violeta fue enviada a un colegio de monjas del barrio alto para que aprendiera ingles.

A Cayetana le parecia extrano, pero estimulando su buen humor, que lo tenia con creces, termino por divertirle la idea.

Carlota estaba contenta.

Antonio siempre dijo que era una estupidez.

Tadeo, cada vez que iba a ese colegio, se henchia de orgullo.

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