Si fuese valiente, partiria.

Me llego la siguiente carta:

Jose:

Estoy haciendo hora, el avion de Bob esta atrasado.

La vulgaridad de la linea del abdomen. Miro a una mujer en el aeropuerto, frente a mi, y pienso: y si yo hubiese nacido de ella… La mujer lleva a su hija, una nina pequena, esta se cae y se pega en la boca. El marido la recoge mientras la nina chilla. Ella mira al marido, entre molesta, acusadora y aburrida. No toca siquiera a la nina que llora y llora. Su camiseta es verde y ajustada, pechos caidos y cintura casi inexistente. Se para con las piernas abiertas, unos zapatos de taco aguja, cada pie mira hacia un lado opuesto del aeropuerto. Sigo recorriendola, esperando un gesto hacia la nina que se ha caido, me detengo en el pelo, ralo, destenido. Ni un solo gesto de atraccion o de calidez. Y pienso aterrada: podria haber sido mi madre, ?por que no? Y entonces, ?que habria sido de mi?

?Hablame de la falta de brillo!

Esto da para perdonar a Cayetana de cualquier cosa.

Avisan la llegada del avion. Te dejo.

Te quiero siempre, y te espero.

Violeta

La devuelvo al sobre, siempre timbrado en Guatemala, y pienso: cada loca con su tema.

Visito a Mauricio. En el camino, me miro por el retrovisor. No, no importan las arrugas, Mauricio no tolera los liftings. «Tienes que dejartelas siempre», me decia, «son las huellas del pecado, hay que mostrar el estigma de la lujuria.»

Es raro encontrarme aqui, siempre fue al reves: en tantos anos, nunca antes he venido a su casa. Es mas modesta de lo que imagine, siendo el una persona tan sofisticada.

Esta muy delgado, el que jugueteaba con ese cuerpo grande y lleno, y que se paso la vida compartiendo dietas conmigo. Yace en cama. ?Como ha avanzado la enfermedad!

?O como ha pasado el tiempo? ?Es que tampoco me di cuenta?

Me siento a su lado y hablamos generalidades. Me pregunta si viajare a Estados Unidos, pues intuye que el ya no volvera. Su locura ha sido siempre ese pais: Mauricio tenia la mirada permanentemente alla, en el otro hemisferio. En los inviernos solia decir: «No tolero pasar frio mientras los desarrollados se cagan de calor.»

Me toma la mano.

Celeste ya no prueba bocado. Anorexia, segun Andres. La he llevado, a reganadientes, donde Phillipe, que piensa que se trata de una depresion. Borja ha venido a hablar con Andres y conmigo juntos. (Se que Pamela esta de viaje. ?Sera mi obsesion o es cierto que Andres esta llegando mas temprano?) Mi hijo no quiere entrar de inmediato a la universidad, cree que debe afianzar sus inclinaciones vocacionales antes de tomar decisiones. Nos pregunta si puede pasar un tiempo fuera de Chile, tiene ganas de ponerse a trabajar para juntar dinero. ?Podriamos nosotros darle una pequena ayuda?

– ?Donde quieres ir? -le pregunta Andres.

– Quiero viajar por Latinoamerica.

Algo me sobresalta, pero lo disimulo.

– ?Tu intencion seria quedarte en algun pais por un tiempo mas largo? -pregunto, temerosa.

– Si. He pensado instalarme en Guatemala.

Andres lo mira con una sonrisa comprensiva.

– Violeta, ?verdad?

– Si.

Y aunque la madre soy yo, Andres se muestra complacido y da su inmediata bendicion al proyecto.

– No sera un ano perdido, Borja -le dice revolviendole el pelo, entre brusco y carinoso-. Y yo te ayudare en lo economico. Me parece que buscar las raices, conocer los origenes, bien vale la pena.

Borja esta radiante. Borja ha crecido. Ya no es mi nino. En cualquier momento sera un hombre y estara lejos de mi. Miro su pelo largo, sus piernas enfundadas en bluyines asquerosos, un poleron con Nirvana en el pecho. Han sido inutiles mis esfuerzos para que se vista como Dios manda. Le compro ropa de las mejores marcas, pero igual se las ingenia para parecer un adefesio. (La semana pasada se caso una sobrina de Andres. Les pedi a mis hijos que se arreglaran para el matrimonio, porque seria formal. La familia de Andres nunca ha podido sacar los ojos de mi persona, no se por que les impresiona tanto que se haya casado con una cantante. Sabia perfectamente cuanto nos observarian. «Quiero que vayan bonitos», les pedi. Se negaron. «Ni por broma me pongo traje», se resistio Borja. «Y si pretendes, mama, que me vista de raso como tu en la tele, estas loca», me dijo Celeste. «Ademas, nos da lata ese matrimonio, no tenemos con quien conversar, y todas esas viejas cuicas nos cargan.» «No vayamos, mejor», la alento Borja, «cuando la mama nos obliga a ser amables, no se tolera.» Yo me lamento. «No sean malos, no abran la boca si no quieren. Les prometo no obligarlos a nada. Pero arreglense, ?que les cuesta? Si solamente los quiero llevar como adorno.»)

Violeta tendra a Borja, no yo.

Fax a Violeta:

Demosle credito a la vieja Signoret: «La nostalgia ya no es lo que era.»

Tengo que ir a ver a Phillipe. Potencialidades enfermas, me autodiagnostico.

Hay un elemento de la neurosis femenina que temo especialmente: su lealtad al malestar. Si cede, ?que espacio deja?

Violeta me responderia: salir de ahi con ayuda de las diosas, no dejar por nada que una se enamore de su enfermedad.

Pedi una hora oficial, nada de consultas telefonicas. Tomo el auto y parto. Me duele el dia, hoy dia. Tengo la sensacion de que estan todas a punto de largarse a llorar, las mujeres aferradas a sus manubrios en la luz roja. Los arboles estan enojados en esta ciudad crecientemente sucia y gris.

En la siguiente luz roja distingo, parada en la vereda, a una mujer con un chaleco de tafetan rojo sobre un camisero floreado. ?Como es posible? ?Por que alguien puede vestirse asi? Una inesperada ternura me invade, siento la inocencia del gesto del tafetan. La senora que observo tiene el pelo gris y esta contenta. No como las que se esconden tras los manubrios. El tafetan se convierte entonces en humanidad.

No en vano fui nombrada y bautizada como Josefina Jesus de la Amargura.

– Estas reventada -me dice Phillipe.

– Pero… ?por que? -estupida mi pregunta.

– Dimelo tu.

– Es absurdo, llevo la vida de siempre. Vine por lo de la fatiga, nada mas. ?Supiste que me dio una fatiga antes de comenzar mi ultimo recital? Tuvimos que cancelarlo. Vengo por eso.

– Si, lo lei en el diario. Pero vienes tambien por los mareos, ?verdad?

– Si… los mareos.

– Y las nauseas.

– Si, las nauseas.

– Y los dolores de cabeza.

– Bueno, pense de repente que podia tener un tumor cerebral… ?Sabes que se me olvida todo? Cosas que he dicho hace dos dias, compromisos que tome la semana pasada.

– Y no te concentras…

– Claro, no me concentro. Llevo un mes pegada en el mismo libro y no avanzo. Es una novela de Gail Godwin.

Вы читаете Antigua vida mia
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату