– No las he visto.
– El propio Vladimir comentaba a menudo que el y mi hijo tenian la misma forma de la cabeza.
– Esta usted diciendo que mi marido fue el padre de su hijo. El me lo habria dicho.
– No. -Le dedique la sonrisa de compasion que ella se habia negado a darme a mi-. No lo habria hecho. Eramos discretos. El la amaba a usted, y sabia que la habria apenado profundamente, como ocurrio con sus anteriores infidelidades. -Le regale aquello, aunque era a mi a quien me dolia hacerlo. Pero despues de todo no se trataba de una competicion de egos, no me haria ningun bien aplastarla por completo-. El gran duque era el padre de Vova. No le he contado esto a nadie. Y me habria llevado el secreto a la tumba, por el, si no hubiese surgido esta desafortunada situacion. -Cogi aliento. El acto final-. Vladimir no habria querido que su hijo quedase atras. Su sangre corre por las venas de Vova. ?Que le dira el dia que se reuna con el en el cielo? ?Que sabia lo de su ultimo hijo, y sin embargo lo dejo atras, deliberadamente?
Fuera se oia en la distancia un coro de borrachos. Lloraba un nino. Aqui, el samovar humeaba, pero a mi no me habia ofrecido una taza de te. Miechen echo a los perros que tenia en el regazo e ignorando sus protestas, se encaro conmigo.
– Eres una puta -dijo.
Una puta. Me llamo puta. Pero no mentirosa.
?Estaba orgullosa yo de mi actuacion? Cuando el mundo acaba, el orgullo es lo primero que desaparece.
La guardia real cantaba: Dios salve al zar
Levamos anclas el 3 de marzo por la noche, preparados para abrirnos paso por entre las aguas de la bahia, llenas de minas y atestadas con todo tipo de barcos, cegandonos con sus luces descarnadas. Cuando la emperatriz viuda partio de Rusia en el
No. No era Sergio. No se unio a nosotros en Novorossiysk. Ni en Tuapse, Pati, Batum, Constantinopla, el Pireo, Venecia, Milan, Cannes o Cap d'Ail.
Una nada espantosa
Poco a poco, en Paris y en la Riviera, aquella primavera y verano aparecieron los rostros de los que sobrevivieron: diversos artistas de teatro, entre ellos Chaliapin, Pavlova, Karsavina, Fokine, Preobrazhenskaya, Diaghilev, y como aquel ballet ruso renacio en Paris, Londres y Nueva York, nuestros bailarines o estudiantes formados por nuestros bailarines fundaron algunas de la companias de ballet mas importantes del mundo. Y alli aparecieron tambien muchas variantes de grandes duques, principes y condes. Nos encontramos unos a otros en nuestras villas, en el Hotel de Paris, en el Chateau de Madrid, en el Pavillon d'Armenonville, en el teatro Sarah Bernhardt… pero otras caras no aparecieron, aunque parecian permanecer a nuestro lado o justo delante de nosotros, sus formas desvaidas por una pintura gris muy clara. ?En que se ocupan los muertos cuando no nos estan rondando, que opinan ustedes? ?Encuentran en la tumba algun resto del pasado? Se que algunas almas descansan en paz, pero yo no creo que las almas de los emigrados lo consigan, ni tampoco las almas de los asesinados. Las almas de los Romanov probablemente caminen hacia el oeste por el suelo maltratado de Rusia, a traves de Omik, Ekaterinburgo, Life, Kazan, Tambov, Tula, Moscu, todo el camino hasta lo que ahora se llama Leningrado, buscando lo que han perdido. Y nosotros buscabamos a los que habiamos perdido tambien, preguntandonos: ?Donde estan? ?Que les ha ocurrido? Las respuestas terribles a esas preguntas llegaron a Paris en la persona de Nikolai Sokolov, un investigador legal que habia sido asignado al misterio de los Romanov desaparecidos despues de que el Ejercito Blanco tomase Ekaterinburgo brevemente a los bolcheviques. Unos cuantos oficiales corrieron a la casa Ipatiev, donde se mantenia al zar y su familia hasta ocho dias antes, y la encontraron limpia de arriba abajo y vacia. Quiza la historia hubiese cambiado por completo si hubiesen encontrado alli a Niki y a su familia, porque hacia 1920 Rusia estaba en las garras de una hambruna tan espantosa que la gente de las provincias orientales habia empezado a comerse a sus muertos, congelados en la nieve, para sobrevivir. Si, el hambriento pueblo ruso habria arrojado flores a lo largo de las carreteras de Peter si el zar hubiese estado todavia vivo y les hubiese prometido pan. Pero los oficiales blancos no encontraron a Niki, ni a Alix, ni a Alexei, ni a las chicas, ni a nadie del sequito imperial; encontraron solo el spaniel de Alexei,
Sokolov puso lo que quedaba de las pertenencias de la familia imperial en una maleta que nadie quiso hasta que finalmente la acepto la Iglesia ortodoxa de Bruselas. Todo esto lo consiguio reunir Sokolov antes de que el Ejercito Rojo volviese a tomar Siberia en 1919, y la misma oleada que nos hizo huir del pais, lo hizo huir a el tambien, con su maleta, sus notas, sus teorias y sus fotos, hasta la Riviera francesa, donde visito al tio de Niki, Nikolasha; luego a Londres, donde visito a la hermana de Niki, Xenia; a Dinamarca, donde intento visitar a la madre de Niki, la emperatriz viuda, que se nego a verle, que se nego incluso a creer que su hijo y su familia hubiesen sido asesinados o a permitir que se rezase por su alma; y finalmente a Paris, donde Andres y yo nos