despues de todo, y cuando esos francos desaparecieron, me vi obligada a vender una a una mis propias gemas, que no me produjeron la cantidad que habrian debido, ya que por entonces el mercado estaba inundado de joyas imperiales de la empobrecida corte rusa en el exilio. Al fin, en 1929, tuvimos que vender nuestra villa en Cap d'Ail y comprarnos un hogar en Paris, donde las propiedades inmobiliarias no eran tan caras, una casa modesta con un gran jardin delante, en el 10 de Villa Molitor, en el 16. ° Arrondissemenet, y tambien un duplex en la avenida Vion Whitcomb numero 6 para que sirviera como escuela de ballet para mi, el Estudio de la Princesa Krassinski, porque una vez mas, al parecer, tendria que trabajar para vivir. Andres se resistia a prestar su nombre a la venta de champan, caviar o cigarros, sintiendo que era algo por debajo de el, y de todos modos tales promociones solo nos conseguian una miseria, de lo contrario yo habria insistido. Sin embargo, puse un cartel y contrate a la mujer de un antiguo general zarista como pianista y emplee al gran duque Vladimirovich para que me llevara la contabilidad y barriese el suelo de mi estudio, cosa que hacia diariamente con sus trajes con chaleco.

El dia de la gloria se acerca

Para mi hijo no deseaba tal colofon, como un gallop infernal. No queria que el barriese los suelos de mi estudio, y sin embargo, no hay ocupacion adecuada para un principe exiliado, ni instituciones de gobierno o militares que llevar. Como los hijos de otros emigres de su rango, Vova vivia con sus padres y asistia a bodas y funerales reales, apoyaba diversas obras de caridad y esperaba en vano que se restaurase el mundo que habia sido educado para dirigir. Anticipando aquello, Kyril establecio su Consejo para la Construccion de la Rusia Imperial; sus consejeros granducales incluian a Boris y Andres, asi como a los dos hermanos supervivientes de Sergio, Sandro y Miguel, y por si piensan que los cinco eran unos sonadores, dejenme que les diga que en 1930, en un bosque a las afueras de Paris, Kyril paso revista a dos mil antiguos oficiales de los regimientos de guardias del zar, que le vitorearon al verle como una vez habian vitoreado a Niki: «El dia de la gloria se acerca». Mi hijo, junto con el principe Demetrio Pavlovich y otros jovenes frustrados, se alisto en la Union de la Joven Rusia, organizada por Alexander Kazem-Bek, sobrino nieto de Tolstoi, que abogaba por una Rusia que incluyese tanto las reformas de los bolcheviques como el trono de su zar. Como aquellos antiguos oficiales del bosque de Paris, ellos tambien llevaban uniforme (una camisa azul oscuro), tenian un simbolo (la cruz y el orbe) y un lema («?Zar y soviets!»). Ellos tambien celebraban sus reuniones y entonaban cantos, los suyos al Ejercito Rojo, del cual la mayoria de ellos eran demasiado jovenes para saber practicamente nada, y cuando Andres le renia, Vova se enfurecia: «?Ese consejo tuyo esta lleno de viejos chochos!». Hasta que se descubrio que Kazem-Bek era un agente sovietico, en 1937, Vova no dejo finalmente el movimiento, que se deshizo por si solo despues de la Segunda Guerra Mundial. Con la muerte de Andres en 1956 y el cierre de mi escuela, tuve que vender esta casa, aunque Vova y yo hemos seguido viviendo en ella como inquilinos. Me temo que los otros Romanov se olvidaron de nosotros, y Vova, mi principe, tuvo que ponerse a trabajar. Soporto la indignidad de ese hecho como habia soportado Niki la indignidad de su encarcelamiento: con humildad y paciencia. Si, en estos ultimos anos es cuando he visto a Vova mas parecido a su padre, que habia nacido en la celebracion de Job y que percibia su vida como una serie de luchas y cargas que habia que soportar, una de las cuales soy yo ahora para mi hijo. Cada dia el entrega vino con su bicicleta motorizada, recibe a mis visitantes, escribe a maquina mi correspondencia, en la cual pide dinero para nosotros. Las sociedades de beneficencia del teatro nos envian algunos francos solo porque estoy viva, porque me entregue a mi arte. Pero piensen lo que piensen de mi, no me compadezcan. He tenido una vida bonita. Fui amada, admirada, agasajada, copiada, escarnecida, atesorada y temida. Esta ultima fiesta es mi colofon. Me habria ido antes si no fuera por mi hijo, porque sin mi, ?que hara Vova? No se ha casado. Se ha dedicado enteramente a mi. Se sienta en una silla a mi lado, ahora, vestido con uno de los trajes con chaleco que dejo Andres y llevando en el bolsillo la pitillera de oro que Andres saco a la mesa durante la cena, hace cincuenta anos, cuando al final llegamos vestidos como unos pordioseros a Venecia, para tranquilizar a los camareros y demostrar que podiamos pagar la cuenta. Si, se sienta ahora solo, a mi lado… y si, tiene sesenta y nueve anos, pero todavia es joven para un Kschessinski, aunque no para un Romanov. Quiza le queden treinta anos mas, ?que hara con ellos? La vida debe tener un objetivo. ?Hay que ver como ignoran los emigres a mi hijo, el hijo del ultimo emperador de todas las Rusias, Nicolas II! El mundo no ha olvidado a Nicolas, no. La ultima semana, sin ir mas lejos, recibi unas entradas para acudir al estreno de la pelicula Nicolas y Alexandra. Sus vidas y sus nombres todavia tienen el poder de excitar la imaginacion. Si Vova hubiese perdido su vida con ellos en Ekaterinburgo, el mundo conoceria tambien su nombre, consideraria cual era su papel en el sequito del zar: ?pinche de cocina, companero de juegos de Alexei, paje del zar? Buscarian sus huesos, los pesarian, examinarian el contenido de sus bolsillos, examinarian los fragmentos que el habria dejado atras en la Casa del Proposito Especial… y quizas a estas alturas se habria revelado el misterio de su nacimiento, y el mundo sabria el gran lugar que ha ocupado en el.

Pero gracias a mi esta vivo en Paris, y no quemado y reducido a cenizas en un bosque junto a Ekaterinburgo.

?Comprenden que manteniendo en secreto su identidad le he mantenido vivo a el? Lenin nos temia tanto que asesino a todos los Romanov que pudo coger en sus punos. Stalin persiguio a todo aquel que hubiese entrado en contacto minimamente con la sombra de los zares, y luego envio a sus agentes al extranjero para que husmearan a los monarquicos entre nosotros. En los anos treinta, sus agentes secuestraron a dos agentes del Ejercito Blanco incluso en las mismisimas calles de Paris. Si, aun estando tan lejos, en Paris, haciamos temblar a Stalin… Jrushchov le dijo a Occidente: «My ves pojoronim», os enterraremos. Ja. Murio hace tres meses. Yo le he enterrado a el. Les he sobrevivido a todos, incluso a Kerenski. Tengo cien anos, ya no le temo a nada, y les digo a los bolcheviques: «No durareis cien anos, y cuando la Rusia sovietica caiga, entonces el pueblo ruso volvera a mirar otra vez hacia su zar, buscando el ultimo eslabon en la linea imperial, y, ?quien estara mas cerca de Nicolas II que su hijo, su unico hijo vivo?». El emperador Vladimir. Si, es hora de decir ahora lo que no pude decir en 1954, cuando escribi mis primeras memorias, llenas de ficcion y de mentiras.

Esta vez escribire para mi hijo y estas seran mis verdaderas memorias. Se las dictare y el pondra mis palabras en cada pagina. El cree que no tiene nada, pero dentro de un momento abrire los ojos y se lo dare todo. Le contare una historia. Empezara asi: «Yo fui amante de dos grandes duques y concubina del zar. El ultimo zar. El me llamaba Pequena K.»

Agradecimientos

Al crear mi invencion de ficcion y mentiras he alterado, por supuesto, los detalles de la vida de la Kschessinska, combinando rumores con hechos, suprimiendo verdades no convenientes, reconfigurando acontecimientos y relaciones para que se adaptaran a los objetivos dramaticos. Aunque las conversaciones son imaginarias, he usado fragmentos de las cartas y diarios de los personajes principales cuando asi se ha indicado, con la excepcion de la propia Pequena Kschessinska, que, en lo relativo a sus epistolas, como en todo lo demas, ha servido al placer de mi imaginacion.

Para los detalles de la historia rusa, la cultura rusa y la corte de los Romanov estoy en deuda con las obras de Orlando Figes, Natasha's Dance: A Cultural History of Russia y A People's Tragedy: The Russian Revolution 1891-1924 [El baile de Natacha y La revolucion rusa: la tragedia de un pueblo]; Russia Under the Old Regime and The Russian Revolution de Richard Pipes; The Magical Chorus: A History of Russian Culture from Tolstoy to Solzhenitsyn, St. Petersburg: A Cultural History, y

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