aunque habia leido la Biblia a menudo, tampoco creia en la vida eterna ni en que el comportamiento de los hombres en esta vida influyera en su destino final hacia el cielo o el infierno. Erlendur pensaba que la vida misma era una mezcla de esos dos ultimos lugares.

Sin embargo, en ocasiones vivia esta incomprensible y sobrenatural repeticion. Veia el ahora como si lo hubiera visto antes, como si pudiera salir de su cuerpo y convertirse en espectador de su propia vida. No podia explicarse que era lo que le causaba esas sensaciones ni por que su mente le hacia estas jugadas.

Erlendur volvio en si cuando la pala topo con algo y de la tumba salio un ruido hueco. Se acerco unos pasos. Distinguio el contorno del ataud.

– ?Con cuidado! -le grito al conductor de la excavadora, levantando las manos.

De reojo vio la luz de unos faros acercarse por la carretera. Todos levantaron la vista y descubrieron un coche que subia lentamente hasta la puerta del cementerio. En el techo lucia encendida la senal de una compania de taxis. Del vehiculo salio una mujer mayor con un abrigo verde. Elin. El taxi desaparecio y la mujer se apresuro hacia ellos. Cuando estuvo lo bastante cerca de Erlendur para que pudiera oirle, la mujer empezo a gritar y a amenazarle con el puno.

– ?Ladron de tumbas! -vocifero-. ?Ladrones de tumbas! ?Ladrones de cadaveres!

– Sujetadla -les dijo Erlendur tranquilamente a los policias que se dirigian hacia Elin para pararla, pocos metros antes de llegar a la tumba.

Ella, fuera de si y llena de rabia, intento liberarse a golpes, pero los policias le sujetaron las manos con firmeza.

Los dos funcionarios bajaron a la tumba con sus palas. Con cuidado sacaron la tierra de alrededor del ataud y colocaron unas cuerdas bajo el. El feretro estaba en bastante buen estado. La lluvia golpeaba la madera y lo limpiaba de tierra. Erlendur se imagino que una vez debio de haber sido blanco. Un pequeno ataud de color blanco con unas asas doradas en los lados y una pequena cruz sobre la tapa. Los hombres fijaron las cuerdas a la pala de la excavadora, que subio con cuidado el feretro a la superficie. Aun estaba entero, pero parecia extremadamente fragil. Erlendur vio que Elin habia dejado de gritar y luchar. Empezo a llorar cuando aparecio el ataud, que durante un momento se quedo colgado, inmovil encima de la tumba. Una furgoneta pequena se acerco marcha atras y se paro poco antes de llegar a la tumba. Colocaron el ataud en el suelo y retiraron las cuerdas. El cura se acerco, hizo la senal de la cruz y rezo en voz baja. Los funcionarios levantaron el feretro y lo introdujeron en la furgoneta. Elinborg se sento al lado del conductor y el coche salio del cementerio, alejandose por la carretera lentamente, hasta desaparecer en la lluvia y en la oscuridad.

El cura se acerco a Elin y pidio a los policias que la soltaran. Lo hicieron de inmediato. Le pregunto si podia hacer algo por ella. Era evidente que se conocian y conversaron por unos instantes en voz baja. Elin parecia mas tranquila. Erlendur y Sigurdur Oli se miraron. Acto seguido, sus miradas se dirigieron al agujero en la tierra. El agua de la lluvia se acumulaba en el fondo.

– Queria impedir este horror, esta profanacion -le oyeron decir al cura.

Erlendur se sentia aliviado de que Elin estuviera mas tranquila. Fue hacia ella y Sigurdur Oli le siguio despacio, a distancia.

– Nunca te perdonare esto -dijo Elin a Erlendur. El cura aun estaba a su lado-. ?Nunca! Que lo sepas.

– Lo entiendo perfectamente -repuso Erlendur-, pero la investigacion tiene prioridad.

– ?La investigacion! A la porra tu investigacion -murmuro Elin-. ?Adonde llevan el ataud?

– A Reikiavik.

– ?Y cuando piensas devolverlo?

– Dentro de dos dias.

– Mira lo que has hecho con su tumba -suspiro Elin con tono de rendicion, como si aun no hubiera entendido lo que habia ocurrido.

Paso por delante de Erlendur y se fue hacia la lapida, mirando tristemente los barrotes rotos de la pequena valla, el florero y la tumba abierta.

Erlendur decidio contarle lo de la nota que encontraron en la vivienda de Holberg.

– Dejaron una nota en casa de Holberg, justo en el lugar donde estaba el. No la pudimos entender hasta que descubrimos lo de Audur y hablamos con su antiguo medico. Los asesinos islandeses no suelen dejar nada tras de si excepto confusion y desorden, pero el que mato a Holberg quiso darnos algo en que pensar. De pronto, cuando el medico hablo de una posible enfermedad hereditaria, el mensaje cobro cierto sentido. Tambien fue importante lo que Ellidi me conto en la carcel. Holberg no tiene a ningun familiar vivo. Solo tenia una hermana que murio a los nueve anos. Sigurdur Oli -dijo Erlendur mientras senalaba a su companero- encontro unos informes medicos sobre ella y lo que dijo Ellidi resulto ser cierto. La hermana murio como Audur, a causa de un tumor cerebral. Muy probablemente del mismo tipo que causo la muerte de Audur.

– ?Que me estas diciendo? ?Que mensaje era ese? -pregunto Elin.

Erlendur vacilo. Miro a Sigurdur Oli, quien a su vez miro a Elin y luego de nuevo a Erlendur. Se miraron fijamente a los ojos por un momento.

– Yo soy el -dijo Erlendur.

– ?Que quieres decir?

– Es lo que decia el mensaje. «Yo soy el.» Con enfasis en la ultima palabra: EL.

– Yo soy el -repitio Elin-. ?Que significa?

– Realmente es imposible de decir; pero me pregunto si alude a algun tipo de parentesco -contesto Erlendur-. Quiza quien escribio esa nota considera que tiene algo en comun con Holberg. Tambien podria ser el delirio de algun perturbado que no sabia nada de Holberg. Solo una tonteria. Pero no creo que sea asi. Creo que la enfermedad nos va a ayudar. Creo que tenemos la obligacion de saber de quien se trata exactamente.

– ?Que clase de parentesco?

– Holberg no tenia hijos segun los informes oficiales. Audur no llevaba su apellido. Pero si es verdad lo que dice Ellidi, que Holberg habia violado a otras mujeres aparte de Kolbrun y que ninguna lo denuncio, es probable que tenga algun otro hijo. Quiza Kolbrun no sea la unica victima que tuvo un hijo de el. Hemos estrechado la busqueda hasta una posible victima en Husavik y ahora investigamos los nacimientos que hubo alli en una determinada epoca, y tenemos la esperanza de obtener algun resultado muy pronto.

– ?Husavik?

– Si, una posible victima de Holberg pudo haber sido de alli.

– ?Y que hay de la enfermedad hereditaria? -pregunto Elin-. ?Cual es esa enfermedad? ?Es la misma que mato a Audur?

– Aun no hemos examinado a Holberg. Tenemos que comprobar que efectivamente fuera el padre de Audur y luego sacar conclusiones de todo esto. Si la teoria resulta cierta, es posible que se trate de una enfermedad poco comun transmitida de padres a hijos.

– ?Y esa fue la enfermedad de Audur?

– Puede ser que haya pasado demasiado tiempo desde su fallecimiento para poder obtener resultados fidedignos, pero tenemos que intentarlo.

Habian subido hasta la iglesia, Elin al lado de Erlendur y Sigurdur Oli detras de ellos. Elin era quien los dirigia. La iglesia estaba abierta, entraron en el atrio para guarecerse de la lluvia y se quedaron mirando la oscuridad de fuera.

– Yo creo que Holberg fue el padre de Audur -dijo Erlendur-. No tengo ninguna razon para dudar de tus palabras ni de las de tu hermana. Pero nos hacen falta pruebas. Son necesarias para la investigacion policial. Si se trata de una enfermedad que Audur heredo de Holberg, puede que haya mas personas contagiadas. Tambien es posible que esa enfermedad este relacionada con el asesinato de Holberg.

No vieron un coche que se alejaba lentamente del cementerio por un antiguo camino, circulaba sin luces y resultaba muy poco visible en la oscuridad. Cuando llego mas abajo, a la entrada del pueblo de Sandgerdi, encendio las luces, aumento la velocidad y al instante alcanzo la furgoneta que iba con el ataud hacia Reikiavik. En la autovia de Keflavik, el conductor procuro tener siempre dos o tres vehiculos entre su coche y la furgoneta. De esa manera fue siguiendo al ataud hasta llegar a la ciudad.

Cuando la furgoneta se paro delante del tanatorio, aparco el coche a cierta distancia y observo como introducian el ataud y cerraban la puerta. Vio que la furgoneta se iba y que la mujer que habia acompanado al conductor de la furgoneta se marchaba en taxi.

Cuando todo volvio a la calma, se fue silenciosamente.

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