Las camillas estaban todas vacias y todos los armarios, cerrados. Nada que indicara un robo.

– Habia pisadas aqui, por el suelo, pero ahora estan casi secas -explico Sigurdur Oli-. El edificio esta conectado a un sistema de alarma que llama a una central de seguridad y desde ahi nos avisaron a nosotros hace unos quince minutos. Parece que quien entro rompio una ventana de la parte trasera e introdujo luego la mano para abrir el cerrojo. Muy simple. Pero en el momento en que puso un pie dentro, las alarmas se dispararon. No habra tenido mucho tiempo para hacer lo que vino a hacer.

– Seguramente tuvo bastante -dijo Erlendur.

El medico forense ya habia llegado y su nerviosismo era evidente.

– ?Quien demonios entra a la fuerza en un tanatorio? -exclamo.

– ?Donde estan los cadaveres de Holberg y Audur? -pregunto Erlendur.

El forense miro a Erlendur.

– ?Tiene esto algo que ver con el asesinato de Holberg? -dijo.

– Es posible -repuso Erlendur-. ?Rapido, rapido!

– El deposito de cadaveres esta ahi detras -informo el forense.

Le siguieron hasta una puerta.

– ?Esta puerta no suele estar cerrada con llave? -pregunto Sigurdur Oli.

– ?Quien va a robar cadaveres? -susurro el forense, parandose en seco al entrar en la habitacion.

– ?Que ocurre? -inquirio Erlendur.

– La nina no esta -dijo el forense como si no creyera lo que veian sus ojos.

Con paso apresurado fue hasta el fondo de la habitacion, donde abrio la puerta de un habitaculo y encendio la luz.

– ?Que? -exclamo Erlendur.

– El ataud tampoco esta -anadio el forense, mientras miraba a Erlendur y Sigurdur Oli alternativamente-. Teniamos un ataud nuevo para ella. ?Quien puede haber hecho una cosa semejante? ?A quien puede ocurrirsele una barbaridad semejante?

– Se llama Einar -dijo Erlendur-. Y no es ninguna barbaridad.

Se dio la vuelta y salio rapidamente del tanatorio con Sigurdur Oli pisandole los talones.

Capitulo 43

Esa noche habia poco trafico en la autovia a Keflavik. Erlendur conducia tan deprisa como le permitia su viejo coche japones. La lluvia golpeaba los cristales y los limpiaparabrisas no podian con tanta agua. Erlendur recordo la primera vez que fue a ver a Elin, hacia unos pocos dias. Parecia que nunca iba a dejar de llover.

Le habia dicho a Sigurdur Oli que hablara con la policia de Keflavik para pedirles que estuvieran alerta, asi como para asegurarse de que disponian de otros agentes de Reikiavik. Le dijo tambien que hablara con Katrin, la madre de Einar, para explicarle como estaban las cosas. El iba a ir directamente al cementerio, con la esperanza de encontrar alli a Einar con los restos mortales de Audur. Estaba convencido de que la intencion de Einar era volver a enterrar a su hermanastra.

Cuando Erlendur llego a la puerta del cementerio vio que el coche de Einar estaba alli y que tenia abiertas de par en par la puerta del conductor y una de las puertas traseras. Erlendur apago el motor, salio del coche y examino el de Einar. Luego se enderezo y escucho, pero solo pudo oir el ruido de la lluvia cayendo sobre la tierra. No habia viento y Erlendur escruto la negrura del cielo. Distinguio a lo lejos una luz encima de la entrada a la iglesia y otra pequena lucecita junto a la tumba de Audur.

Le parecio ver que algo se movia.

Creyo reconocer el pequeno ataud blanco.

Se puso en camino con cautela y fue acercandose silenciosamente al hombre que suponia que era Einar. La luz venia de un farol de gas, que estaba colocado al lado del ataud sobre la tierra. Erlendur entro lentamente en el circulo de luz y el hombre le vio. Levanto la cabeza y miro a Erlendur a los ojos.

Erlendur habia visto fotografias de Holberg cuando era joven y el parecido era evidente. La frente estrecha y de forma ligeramente convexa, las cejas gruesas, poco espacio entre los ojos, los pomulos prominentes en la cara delgada y los dientes algo salientes. La nariz y los labios delgados, la mandibula ancha y el cuello largo.

Se miraron a los ojos un rato.

– ?Quien eres? -pregunto Einar.

– Me llamo Erlendur. Holberg es mi caso.

– ?Te sorprende que me parezca tanto a el? -le interrogo Einar.

– Hay un cierto parecido -respondio Erlendur.

– Sabes que violo a mi madre -dijo Einar.

– Eso no es culpa tuya -repuso Erlendur.

– Era mi padre.

– Eso tampoco es culpa tuya.

– No deberias haber hecho esto -dijo energicamente Einar senalando el ataud.

– Considere que lo tenia que hacer -contesto Erlendur-. He descubierto que murio de la misma enfermedad que tu hija.

– Voy a devolverla a su sitio -anuncio Einar.

– No hay problema -dijo Erlendur acercandose mas al ataud-. Seguramente querras que esto este tambien en la tumba.

Erlendur extendio la mano con la que cogia el pequeno maletin negro que habia guardado en su coche desde que volvio de casa del coleccionista.

– ?Que es esto? -pregunto Einar.

– La enfermedad -dijo Erlendur.

– No lo entiendo…

– Es una muestra organica de Audur. Considero que debe estar junto a ella.

Einar miraba al maletin y a Erlendur alternativamente, inseguro de lo que debia hacer. Erlendur se acerco aun mas, hasta llegar al lado del ataud, que quedo en medio de los dos. Coloco el maletin encima y luego se alejo.

– Quiero que me incineren -dijo repentinamente Einar.

– Tienes toda la vida para arreglar eso -repuso Erlendur.

– Exactamente. Toda la vida -dijo Einar subiendo la voz-. ?Y que es toda la vida? ?Que es toda la vida cuando se tienen siete anos? ?Puedes aclararme eso? ?Que vida es esa?

– Eso es algo que no te puedo decir -contesto Erlendur-. ?Llevas la escopeta contigo?

– Hable con Elin -explico Einar sin contestar la pregunta de Erlendur-. Supongo que lo sabes. Hablamos de Audur. Mi hermanastra. Conocia su existencia, pero no supe que era mi hermanastra hasta mas tarde. Vi como la desenterrabais. Entendi muy bien que Elin quisiera atacarte.

– ?Como supiste lo de Audur?

– Por la base de datos. Encontre a los que habian muerto de esa variante concreta de la enfermedad. Entonces no sabia que yo era hijo de Holberg y que Audur era mi hermanastra. Eso lo supe mas tarde. Supe como fui concebido cuando se lo pregunte a mi madre.

Miro a Erlendur.

– Despues de descubrir que yo soy portador.

– ?Como relacionaste a Holberg con Audur?

– Por la enfermedad. Por esta variante de la enfermedad. El tumor cerebral es muy poco frecuente.

Einar se quedo en silencio un rato y luego siguio con su relato, ordenadamente y sin sentimentalismos, como si se hubiera preparado para dar una explicacion exacta de su comportamiento. Subio la voz, hablaba en un tono bajo y monotono que se convirtio incluso alguna vez en un suave susurro. La lluvia seguia cayendo sobre la tierra y sobre el pequeno ataud, rompiendo el silencio de la noche.

Explico como enfermo su hija inesperadamente cuando tenia cuatro anos. Resulto dificil diagnosticar la enfermedad y pasaron varios meses antes de que los medicos llegaran a la conclusion de que se trataba de una

Вы читаете Las Marismas
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×