Oh, habla otra vez angel resplandeciente…

WILLIAM SHAKESPEARE Romeo y Julieta

Las dependencias para alojar a cientificos visitantes estaban completas — mas aun, atiborradas —, ocupadas por selectas luminarias de la comunidad de SETI. Cuando empezaron a llegar las delegaciones oficiales de Washington, se encontraron con que no habia aposentos para ellos en Argos, y hubo que acomodarlos en moteles de las proximidades de Socorro. La unica excepcion fue Kenneth der Heer, asesor presidencial sobre temas cientificos, que habia llegado el dia anterior en respuesta a un llamado urgente de Eleanor Arroway. Durante los dias siguientes fueron llegando funcionarios de la Fundacion Nacional para la Ciencia, de la NASA, del Departamento de Defensa, del Comite de Asesores Presidenciales sobre temas de ciencia, del Consejo Nacional de Seguridad. Hubo tambien varios empleados del gobierno cuyas funciones precisas no quedaron muy en claro.

La noche anterior, algunos se instalaron al pie del telescopio 101 y se les senalo por primera vez la ubicacion de Vega. Servicialmente, su luz blancoazulada titilo con nitidez.

— Yo ya la habia visto antes, pero nunca supe como se llamaba — comento uno de ellos. Vega parecia mas brillante que las demas estrellas del firmamento, pero sin ninguna otra caracteristica especial. Era simplemente, una de las tantas que podian advertirse a simple vista.

Los cientificos asistian a un seminario de investigacion acerca de la naturaleza y el origen del significado de los impulsos de radio. A la oficina de relaciones publicas del proyecto — mas grande que la de cualquier observatorio, debido al manifiesto interes que despertaba la busqueda de inteligencia extraterrestre — se le asigno la mision de ilustrar a los funcionarios de menor jerarquia. A cada persona que llegaba habia que suministrarle informacion personal. Ellie, que tenia la obligacion de instruir al personal superior, de supervisar la investigacion y responder los escepticos interrogantes que planteaban algunos colegas, se sentia exhausta. Desde que se produjo el descubrimiento, no habia podido darse el lujo de dormir una noche entera.

Al principio procuraron mantener oculto el hallazgo. Al fin y al cabo, no estaban del todo seguros de que se tratara de un mensaje extraterrestre. Un anuncio prematuro o equivocado podia significar un desastre para las relaciones publicas, pero peor aun, obstaculizaria el analisis de datos. Si intervenia el periodismo, la ciencia seguramente habria de sufrir las consecuencias. Tanto Washington como Argos deseaban guardar el secreto, pero los cientificos se lo habian contado a sus familias, el telegrama de la Union Astronomica Internacional se habia enviado a todo el mundo, y los sistemas — aun rudimentarios — de analisis de datos astronomicos de Europa, Norteamerica y Japon ya se habian enterado del descubrimiento.

Si bien existian planes de contingencia que establecian la forma de dar publicidad a cualquier informacion, las circunstancias los tomaron desprevenidos. Redactaron una declaracion lo mas inocua posible que, como era de prever, produjo un gran revuelo.

Se le pidio paciencia a la prensa, pero sabian que el periodismo les daria apenas un minimo respiro antes de arremeter con brios. Trataron de impedir que los reporteros se presentaran en la planta, aduciendo que las senales que recibian en realidad no traian informacion, que solo se trataba de una tediosa repeticion de numeros primos. La prensa estaba impaciente ante la falta de noticias concretas. «No se pueden llenar muchas columnas hablando sobre las caracteristicas de los numeros primos», le explico a Ellie un periodista por telefono.

Camaras de television comenzaron a hacer pasadas rasantes en helicoptero sobre el escenario, generando en ocasiones una potente interferencia que los telescopios captaban con toda facilidad. Algunos periodistas acechaban a los funcionarios de Washington cuando estos regresaban de noche a sus moteles. Varios de los mas audaces intentaron entrar subrepticiamente en las instalaciones — en moto, triciclo de playa y, en una ocasion, a caballo —, y Ellie se vio en la necesidad de averiguar precios para levantar un cerco de proteccion.

Apenas llego Der Heer, se le presento la primera version de lo que luego se convertiria en la version corriente de Ellie: la sorprendente intensidad de la senal, su ubicacion en el cielo coincide con la de Vega, la naturaleza de los impulsos.

— El hecho de que yo sea asesor presidencial sobre temas cientificos no quiere decir nada — dijo el —, puesto que mi campo es la biologia. Por eso le pido que me explique todo muy despacio. Entiendo que, si la fuente emisora de radioondas se halla a veintiseis anos luz, el mensaje debio haber sido enviado hace veintiseis anos. Digamos que en la decada de 1960, unos hombrecitos de aspecto extrano y orejas puntiagudas quisieron hacernos saber el gusto que sentian por los numeros primos. Sin embargo, los numeros primos no son dificiles, o sea que ellos no estarian haciendo alarde de nada. Esto mas bien se parece a un curso de recuperacion sobre matematica. Quiza deberiamos sentirnos ofendidos.

— No — sostuvo ella, con una sonrisa —. Pienselo de este modo. Todo esto no es mas que una senal de anuncio para atraer nuestra atencion. Constantemente recibimos impulsos insolitos provenientes de cuasar, pulsar y galaxias. Sin embargo los numeros primos son muy especificos, muy artificiales. Por ejemplo, ningun numero par es tambien primo. Nos cuesta creer que alguna galaxia en explosion o plasma radiante pueda emitir un conjunto de senales matematicas como estas. Los numeros primos tienen como objeto despertar nuestra curiosidad.

— Pero, ?para que? — pregunto el, desconcertado.

— No lo se, pero en estas cuestiones es preciso armarse de paciencia. A lo mejor, dentro de un tiempo dejan de enviarnos numeros primos para reemplazarlos por otra cosa, algo mas significativo, el mensaje verdadero. No nos queda mas remedio que seguir escuchando.

Esa era la parte mas dificil de explicar al periodismo: que las senales no contenian en esencia sentido alguno. Eran solo los primeros centenares de numeros primos, en orden, para comenzar otra vez desde el principio. 1, 2, 3, 5, 7, 11, 13, 17,19, 23, 29, 31…

El nueve no era numero primo — sostenia Ellie —, porque era divisible por 3 (ademas de por 9 y 1, desde luego). El diez tampoco lo era porque era divisible por 5 y por 2 (ademas de por 10 y por 1). El once si era numero primo porque solo era divisible por 1 y por si mismo. Sin embargo, ?por que optaban por transmitir dichos numeros? Penso en un idiot savant, una de esas personas que quiza son deficientes en destrezas comunes, verbales o sociales, pero tambien son capaces de realizar complicadisimas operaciones matematicas mentalmente, tales como por ejemplo, calcular al momento en que dia de la semana va a caer el 1 de junio del ano 11.977. No lo hacen para nada sino solo porque les gusta, porque son capaces de hacerlo.

Sabia que habian pasado solo unos pocos dias desde que se recibiera el mensaje, y se sentia feliz y desilusionada al mismo tiempo. Despues de tantos anos, por fin habia detectado una senal… una especie de senal, al menos, pero su contenido era hueco, poco profundo, vacio. Habia supuesto que recibiria la Enciclopedia Galactica.

Hemos desarrollado la radioastronomia apenas en las ultimas decadas, recordo, en una galaxia donde el promedio de antiguedad de las estrellas es de miles de millones de anos. La posibilidad de recibir una senal proveniente de una civilizacion exactamente tan adelantada como la nuestra deberia ser infima. Si estuvieran, aunque solo fuera un poco, mas atrasados, carecerian por completo de la capacidad tecnologica como para comunicarse con nosotros. Asi pues, lo mas probable era que la senal se hubiera originado en una civilizacion mucho mas avanzada. A lo mejor tenian la habilidad de componer melodicas fugas: el contrapunto seria el tema escrito al reves. No, decidio. Si bien eso era, sin lugar a dudas, la labor de un genio — cosa que por supuesto ella no sabia hacer —, se trataba de una minuscula extrapolacion de aquello que los seres humanos eran capaces de hacer. Bach y Mozart habian realizado valiosos intentos en ese sentido.

Procuro dar un salto mas largo para adentrarse en la mente de alguien increiblemente mas inteligente que ella, que Drumlin, o incluso que Eda, el joven fisico nigeriano que acababa de ganar el premio Nobel, pero le fue imposible. Podia imaginar que demostraba el ultimo teorema de Fermat o la conjetura de Goldbach con solo algunas ecuaciones; podia plantearse problemas que nos superaban totalmente y que debian de ser muy sencillos para ellos, pero no podia introducirse en su mente. No podia adivinar en que forma pensaba un ser sumamente mas capaz que el hombre. Desde luego. ?Acaso no lo sabia? Era como tratar de visualizar un nuevo color primario o un mundo en el cual uno pudiera reconocer a varios centenares de personas solo por el olor de cada una… Podia hablar sobre eso, pero no podia experimentarlo. Por definicion, debe de ser tremendamente dificil entender el comportamiento de un ser muy superior a uno. Pero asi y todo, ?por que usar solo numeros primos?

Los radioastronomos de Argos averiguaron en esos dias que Vega posee un movimiento conocido, un componente conocido de su desplazamiento en direccion a la Tierra o alejandose de ella, y un componente conocido lateralmente, a traves de la esfera celeste, contra el fondo que suministran estrellas mas distantes. Los

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