anterioridad por los cientificos. La doctora Arroway las puso a prueba, y tuvo exito con una de ellas: la modulacion de fase.

— Si. A ver si entendi bien, Ken. La cartilla esta diseminada dentro del Mensaje, ?verdad? Hay muchas repeticiones. Y hubo una primera cartilla poco despues de que Arroway captara la senal por primera vez.

— Fue en seguida de haber registrado el tercer nivel del palimpsesto, el diseno de la Maquina.

— ?Y es cierto que muchos paises cuentan con la tecnologia necesaria como para leer las instrucciones?

— Bueno, precisan un dispositivo llamado correlator de fase. Pero si, los paises importantes pueden leerlas.

— Quiere decir que los rusos, o para el caso, los chinos o los japoneses, pueden haber leido la cartilla hace un ano, ?no? ?Como sabe usted si no han empezado ya a fabricar la Maquina?

— Yo tambien me lo pregunte, pero Marvin Yang asegura que es imposible. Las fotografias tomadas por satelites, los aparatos electronicos de inteligencia, todo parece confirmar que no hay indicios de ningun proyecto de construccion como el que se necesitaria para fabricar la Maquina. Ahora bien, a todos se nos paso por alto. Nos dejamos seducir por la idea de que las instrucciones tenian que venir al principio, y no insertas en medio del Mensaje. Solo cuando se reinicio el Mensaje y vimos que alli no estaban, empezamos a considerar otras posibilidades. Este trabajo se realizo en estrecha colaboracion con los rusos y todos los demas. Pienso que nadie nos lleva la delantera, pero al mismo tiempo todos disponen ahora de las instrucciones. Me inclino a pensar que no hay para nosotros un curso unilateral de accion.

— Yo no quiero un curso unilateral de accion, pero si saber con certeza que nadie mas lo tiene. Bien, volviendo al tema de la cartilla. Ya hemos aprendido a decir «verdadero», «falso», «si…» «el espacio es curvo». ?Como se hace para fabricar una Maquina con tan pocos datos?

— Mire, me parece que el resfriado no le ha embotado a usted los sentidos en lo mas minimo. Bueno, partamos desde alli. Por ejemplo, nos envian una tabla periodica de los elementos, y asi mencionan todos los elementos quimicos, la idea del atomo, la idea de un nucleo de electrones, protones y neutrones. Repasan algo de la mecanica cuantica solo para cerciorarse de que les estamos prestando atencion. Luego se concentran especificamente en los materiales necesarios para la construccion. Por ejemplo, como van a hacer falta dos toneladas de erbio, describen una estupenda tecnica para extraerlo de rocas comunes. — Levanto una mano, adelantandose a una probable interrupcion —.

No me pregunte por que precisamos dos toneladas de erbio, porque nadie tiene ni la mas remota idea.

— No iba a preguntar eso, sino como hicieron para especificar cuanto es una tonelada.

— La contaron en masas planckianas. La masa planckiana es…

— No me explique. Se trata de algo que conocen todos los fisicos del planeta, ?verdad?

Y que yo, por supuesto, desconozco. Vamos a lo fundamental. ?Entendemos las instrucciones lo suficiente como para comenzar a descifrar el Mensaje? ?Seremos capaces de construir esa Maquina o no?

— Todo indicaria que si. Hace apenas una semana que tenemos la cartilla, y ya hemos comprendido capitulos enteros del Mensaje, con sus esmerados disenos y su sobreabundancia de explicaciones. Seguramente podremos entregarle una maqueta tridimensional de la Maquina antes de la reunion del jueves, para la eleccion de los tripulantes. Hasta ahora no sabemos como funciona la Maquina ni para que sirve. Se mencionan algunos compuestos quimicos organicos que parecerian no tener sentido en una maquina. No obstante, casi todos opinan que sera posible fabricarla.

— ?Quien piensa que no?

— Bueno, Lunacharsky y los rusos. Y Billy Jo Rankin, desde luego. Todavia hay gente para quien la Maquina hara estallar el mundo o inclinar el eje de la Tierra… Pero lo que impresiona a la mayoria de los cientificos es lo precisas que son las instrucciones, y cuantos enfoques distintos sugieren la misma cosa.

— ?Y que opina Eleanor Arroway?

— Ella piensa que, si quisieran liquidarnos, se presentarian aqui dentro de unos veinticinco anos, y nada podriamos hacer para protegernos porque son demasiado superiores a nosotros. Por eso dice que hay que construir la Maquina, pero si nos preocupa algun posible dano al medio ambiente, habria que fabricarla en un sitio apartado. El profesor Drumlin sostiene que puede construirsela en el centro mismo de California, por lo que a el respecta. Mas aun, promete estar presente todo el tiempo que demande la fabricacion, de modo que seria el primero en morir si llegara a estallar.

— Drumlin es el hombre que dedujo que se trataba del diseno de una Maquina, ?no?

— No exactamente…

— Ya, voy a leer todos los antecedentes antes de la reunion del jueves. ?Tiene algo mas que comentarme?

— ?En serio va a permitir que Hadden se encargue de la construccion?

— Bueno, eso no depende solo de mi. El tratado que estan redactando en Paris nos asignaria un cuarto del poder de decision. Los rusos tendrian otro cuarto; los chinos y japoneses, en conjunto, otro cuarto, y el ultimo cuarto para el resto del mundo. Muchos paises desean construir la Maquina, o al menos algunas partes. Esta el incentivo del prestigio, de las nuevas industrias, de conocimientos ineditos. A mi me parece perfecto, siempre y cuando nadie nos lleve la delantera. Es posible que a Hadden se le encomiende una parte. ?Que pasa? ?Acaso no lo cree tecnicamente idoneo?

— Si, claro que si, pero…

— Si no hay mas temas que tratar, lo veo el jueves, Ken, virus mediante.

En el momento en que Der Heer cerraba la puerta y entraba en la habitacion contigua, se produjo un explosivo estornudo presidencial. Sentado muy erguido en un sofa, el oficial de turno se sobresalto. Der Heer lo tranquilizo con un gesto, y el hombre le pidio disculpas con una sonrisita.

— ?Eso es Vega? ?Y por eso hacen tanto alboroto? — pregunto la Presidenta, con cierto desencanto. Sus ojos se habian acostumbrado ya a la oscuridad, luego de la arremetida de flashes y luces de television con que los periodistas registraron su presencia unos momentos antes. Las fotos de la Presidenta en el acto de mirar por el telescopio del Observatorio Naval, que aparecerian en los diarios del dia siguiente, no serian del todo autenticas puesto que ella no pudo ver nada hasta que se retiraron los fotografos, restableciendose la oscuridad del recinto.

— ?Por que se mueve?

— Hay turbulencia en el aire, senora — le explico Der Heer — Algunas burbujas de aire tibio pasan por alli, y distorsionan la imagen.

— Es como mirar a mi marido en la mesa del desayuno cuando se interpone una tostadora entre nosotros — comento ella afectuosamente, levantando la voz para que la oyera su esposo, que se encontraba cerca, conversando con el director del observatorio.

— Si, pero ultimamente ya no hay tostadora en la mesa del desayuno — acoto el, de buen humor.

Antes de jubilarse, Seymour Lasker ocupaba un alto cargo en el sindicato de obreros del vestido. Habia conocido a su mujer anos atras, cuando ella representaba a una empresa de indumentaria femenina, de Nueva York, y se enamoraron en el curso de la negociacion de un convenio laboral. Llamaba la atencion la excelente relacion del matrimonio teniendo en cuenta sus ocupaciones tan disimiles.

— Yo puedo prescindir de una tostadora, pero demasiadas son las veces en que no me es posible desayunar con el. — La Presidenta enarco las cejas en direccion a su marido, y luego, prosiguio mirando por el ocular del telescopio —: Me recuerda a una ameba azul…

toda gelatinosa. — Luego de la ardua sesion para elegir a los tripulantes, la Presidenta se hallaba de muy buen humor, y el resfriado se le habia curado casi del todo —. Y si no hubiera turbulencia, Ken, ?que veria?

— Solo un punto brillante, con una luz fija, sin titilar.

— ?Nada mas que Vega? ?Ningun planeta, ningun anillo?

— No, senora. Todo eso seria demasiado pequeno y tenue como para que lo captara incluso un telescopio de grandes dimensiones.

— Bueno, espero que los cientificos sepan lo que hacen — expreso en un susurro —.

Estamos arriesgandonos muchisimo por algo que nunca hemos visto.

Der Heer se desconcerto.

— Sin embargo hemos visto treinta y un mil paginas de texto, figuras, palabras, y ademas, la cartilla de instrucciones.

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