Tenian el rostro en sombras a consecuencia de unas viseras que llevaban y vestian armaduras acolchadas, tipicas del Japon medieval. Blandiendo garrotes de madera mas altos que ellos, se saludaron con una reverencia y procedieron luego a pegarse golpes, y a tratar de esquivarlos, durante media hora. Tan hipnotizada se sentia por el espectaculo — que nadie parecia advertir —, que sus respuestas se volvieron algo pomposas. Los garrotes debian de ser pesados puesto que el ritmo del combate era lento, como si se tratara de guerreros del fondo del mar.

?Conocia a los doctores Lunacharsky y Sukhavati desde muchos anos antes de recibirse el Mensaje? ?Y a los doctores Eda y Xi? ?Que concepto le merecian? ?Se llevaban bien los cinco? De hecho, en su fuero interno ella se maravillaba de poder integrar tan selecto grupo.

?Que impresion tenia sobre la calidad de los componentes japoneses? ?Que podia decir acerca de la reunion que los cinco mantuvieran con el emperador Akihito? Las conversaciones con autoridades del budismo y el sintoismo, ?tenian por objeto expreso recabar la opinion del sector religioso antes de que se activara la Maquina o solo se trataba de un gesto de cortesia hacia el Japon por ser el pais que los habia invitado?

?Consideraba que el artefacto podia ser en definitiva una especie de Caballo de Troya o una maquina que habria de provocar el fin del mundo? Procuro que sus respuestas fuesen amables, sucintas y no polemicas. El jefe de relaciones publicas del proyecto, que la habia acompanado, se mostraba obviamente complacido.

De pronto se dio por terminada la reunion. El jefe de redaccion les deseo a ella y sus colegas el mayor de los exitos, y manifesto la esperanza de volver a entrevistarla a su regreso.

Sus anfitriones sonreian y le hacian reverencias. Los gladiadores ya se habian bajado del techo. Ellie noto que sus guardaespaldas lanzaban rapidas miradas en direccion a la puerta, ya abierta, del salon. Al salir, Ellie le pregunto a la mujer periodista que habia sido ese espectaculo medieval.

— Ah, son astronomos de la Guardia Costera, que practican kendo todos los dias, en su hora de almuerzo. Puede poner su reloj en hora con ellos.

Xi habia nacido en la Larga Marcha y habia luchado contra el kuomingtang de joven, durante la revolucion. Presto servicios como oficial de inteligencia de Corea y ocupo luego un cargo de gran autoridad vinculado con la tecnologia estrategica china. No obstante, la Revolucion Cultural lo humillo publicamente, condenandolo al exilio dentro de su pais, aunque posteriormente habria de ser rehabilitado con honores.

Uno de los delitos de que acusaba a Xi la Revolucion Cultural era la admiracion que profesaba por ciertas antiguas virtudes confucianas, en especial un fragmento de Lun Yu, obra que, durante siglos, incluso los chinos de educacion mas elemental conocian de memoria. Sun Yatsen declaro que sobre ese pasaje se habia basado su propio movimiento nacionalista revolucionario a comienzos del siglo XX.

«Los antepasados que pretendian ilustrar la ilustre virtud en todo el reino, primero ordenaron sus propios estados. Como deseaban ordenar sus propios estados, primero arreglaron sus familias. Como deseaban arreglar sus familias, primero procuraron cultivarse ellos. Como deseaban cultivarse, primero enmendaron sus corazones. Como deseaban enmendar sus corazones, primero trataron de ser sinceros de pensamiento.

Como deseaban ser sinceros de pensamiento, primero ampliaron al maximo sus conocimientos. Dicha ampliacion del conocimiento reside en la investigacion de las cosas.»

Por lo tanto, Xi consideraba la busqueda del saber como el pivote central para el bienestar de China. Sin embargo los guardias rojos no pensaban lo mismo.

Durante la Revolucion Cultural, Xi fue confinado a trabajar en una pauperrima granja colectiva de la provincia de Ningxia, cercana a la Gran Muralla, zona rica en tradiciones musulmanas. Alli, mientras araba unos campos pobres, desenterro un casco de bronce, bellamente decorado, perteneciente a la dinastia Han. Cuando le restituyeron su jerarquia, abandono las armas estrategicas para dedicarse a la arqueologia. La Revolucion Cultural habia intentado romper con cinco mil anos de una tradicion cultural continua. La reaccion de Xi fue tender puentes para vincularse con el pasado de la nacion, y fue asi como emprendio cada vez con mayor ahinco la excavacion de la ciudad subterranea de Xian.

Fue precisamente alli donde se realizo el gran descubrimiento del ejercito de terracota del emperador que dio su nombre a la China. Su nombre oficial era Qin Shi Huangdi, pero a consecuencia de los caprichos de la transcripcion, en Occidente se le conocio siempre por Tsin. En el siglo III antes de Cristo, Tsin unifico el pais, levanto la Gran Muralla y compasivo, decreto que despues de su muerte se hiciesen munecos de terracota, de tamano natural, para reemplazar a todos aquellos miembros de su sequito — soldados, siervos y nobles — que, segun las antiguas tradiciones, tendrian que haber sido enterrados vivos junto con su cadaver. El ejercito de terracota estaba compuesto por siete mil quinientos soldados, aproximadamente una division. Como cada uno poseia distintos rasgos faciales, se advertia que estaban representados todos los pueblos de China. El Emperador habia logrado unificar diversas provincias enemigas para formar una sola nacion. En una sepultura cercana se encontro el cuerpo, en perfecto estado de conservacion, de la marquesa de Tai, funcionaria de poco rango en la corte del Emperador. La tecnica para la preservacion de los cadaveres — se advertia claramente la adusta expresion de la marquesa, producto quiza de largos anos de reprender a la servidumbre — era muy superior a la del antiguo Egipto.

Tsin simplifico la escritura, codifico las leyes, construyo caminos, termino la Gran Muralla y unio el pais. Tambien confisco armas. Pese a que se lo acusaba de haber dado muerte a los eruditos que criticaban sus medidas, y de quemar libros por no estar de acuerdo con su contenido, el se vanagloriaba de haber eliminado la corrupcion endemica y haber implantado la paz y el orden. Xi recordo la Revolucion Cultural. Imaginaba como podian conciliarse tendencias tan conflictivas en el corazon de una sola persona. La arrogancia de Tsin habia alcanzado mayusculas proporciones; tanto fue asi que, para castigar a una montana que lo habia ofendido, ordeno desnudarla de su vegetacion y pintarla de rojo, el color que usaban los criminales condenados. Tsin fue grandioso, pero tambien un loco. ?Acaso podia unificarse un grupo de paises beligerantes sin estar un poco mal de la cabeza? Habia que ser demente para intentarlo, le comento Xi a Ellie, con una carcajada.

Cada vez mas fascinado, Xi organizo masivas excavaciones en Xian. Poco a poco fue convenciendose de que alli tambien yacia el mismo emperador Tsin, perfectamente conservado, en algun sepulcro proximo al ejercito de terracota ya descubierto. Segun los escritos antiguos, tambien se hallaba en las inmediaciones, debajo de un alto monte, una maqueta de lo que era la nacion china en el 210 antes de Cristo, con una representacion precisa hasta el ultimo templo y pagoda. Los rios, se decia, estaban hechos de mercurio, para que la nave imperial en miniatura navegara eternamente por los dominios subterraneos de Tsin. Cuando se comprobo que en Xian el terreno estaba contaminado con mercurio, la emocion de Xi fue en aumento.

Xi habia desenterrado un manuscrito de la epoca, en el que se describia la majestuosa cupula que el emperador habia mandado construir sobre el minusculo reino, denominado — al igual que el verdadero —, el Reino Celestial. Dado que la escritura china apenas habia cambiado en dos mil doscientos anos, pudo leer por si solo el relato, sin ayuda de un linguista. Un narrador de la epoca de Tsin le hablaba directamente a Xi. Muchas noches Xi se dormia tratando de imaginar la magnifica Via Lactea que dividia la boveda del cielo en el sepulcro del gran emperador, y la noche iluminada por los cometas que habian aparecido en el instante de su muerte para honrar su memoria.

La busqueda de la tumba de Tsin y su maqueta del universo habia tenido ocupado a Xi durante la ultima decada.

Pese a no haberla encontrado aun, habia logrado despertar la imaginacion del pueblo chino. De el se decia: «Hay miles de millones de seres en la China, pero como Xi, ninguno». En un pais que poco a poco moderaba las restricciones impuestas a la individualidad, se consideraba que su labor constituia una influencia constructiva.

Era obvio que a Tsin le obsesionaba el tema de la inmortalidad. No era raro suponer que el hombre que le dio su nombre al pais mas populoso del orbe, el que construyo la edificacion mas grande del planeta, temia ser olvidado. Por eso, ordeno erigir mas edificaciones monumentales; preservo, o reprodujo para generaciones futuras, el cuerpo y el rostro de cada uno de sus cortesanos; construyo su sepultura y su maqueta del mundo, aun no halladas, y envio sucesivas expediciones al mar en busca del elixir de la vida. Se quejaba amargamente por los gastos que implicaba cada excursion. Una de esas misiones se formo con innumerables barcos de junco, y una tripulacion de tres mil hombres y mujeres jovenes, cuya suerte se desconoce. Nunca pudo encontrarse el agua de la inmortalidad.

Apenas cincuenta anos mas tarde surge en el Japon la agricultura del arroz y la metalurgia del hierro, adelantos que modificaron profundamente la economia del pais y dieron origen a una clase de aristocratas guerreros. Xi argumentaba que el propio nombre japones del Japon reflejaba a las claras el origen chino de la cultura nipona: la Tierra del Sol Naciente. ?Adonde habria que haber estado parado — preguntaba — para que el

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