patitas delanteras. Trato de recordar cuanto oxigeno se precisaba, pero le costaba trabajo realizar el calculo. Estoy pensando cada vez menos, se dijo, pero no importa; sinceramente no importa.

Sus companeros tenian en ese momento una clara conformacion de peces. Las aletas de Devi eran translucidas. El espectaculo le resultaba interesante, vagamente sensual.

Deseo que continuara para sacar algo en limpio, pero ni siquiera tenia presente la pregunta que queria formular. «Oh, poder respirar agua tibia», penso. «?Que se les ocurrira despues?»

Se desperto con una profunda desorientacion, rayana en el vertigo. ?Donde estaba?

?En Wisconsin, Puerto Rico, Nuevo Mexico, Wyoming, Hokkaido? ?O en el estrecho de Malaga? Luego hizo memoria. No quedaba en claro dentro de un lapso de treinta mil anos luz, en que punto de la Via Lactea se encontraba. El colmo de la desubicacion, penso. A pesar del dolor de cabeza, se rio, y Devi, que dormia a su lado, se desperto. La tarde anterior habia explorado un kilometro de playa, sin hallar indicios de que estuviera habitada. Debido a que la arena creaba una loma ascendente, todavia no les llegaba el sol en forma directa. Ellie estaba recostada sobre una almohada de arena; Devi habia enrollado su mono para apoyar sobre el la cabeza.

— ?No te parece que hay algo de flojo en una cultura que necesita almohadas blandas?

— pregunto Ellie —. Los que de noche apoyan la cabeza en un tronco son los mas inteligentes.

Devi festejo la broma y le deseo buenos dias.

En eso oyeron gritos. Los tres hombres les hacian senas desde lejos; Ellie y Devi se levantaron y fueron hacia ellos.

Enclavada en la arena misma habia una puerta de madera con picaporte de bronce, o de un material semejante. Tenia bisagras de metal pintadas de negro, y su correspondiente quicio, dintel y umbral, pero no una placa con nombre alguno. No era, en absoluto, nada extraordinario, para los criterios de la Tierra.

— Den la vuelta por el otro lado — les propuso Xi.

Desde la parte de atras, la puerta no existia. Ellie pudo ver a todos sus companeros, y la playa que continuaba entre los cuatro y ella. Se acerco a un lado, y distinguio una unica linea vertical, delgada como una hoja de afeitar. No se atrevio a tocarla. Regreso a la parte posterior y quedo contenta al comprobar que no habia sombras ni reflejos ante sus ojos; luego la cruzo.

— Bravo — exclamo Eda, sonriendo. Ellie se volvio y noto la puerta cerrada.

— ?Que fue lo que vieron? — quiso saber.

— Una mujer bonita que atravesaba una puerta cerrada, de dos centimetros de espesor.

Vaygay no parecia sufrir demasiado, pese a la carencia de cigarrillos.

— ?No intentaron abrirla? — pregunto ella.

— Todavia no — respondio Xi.

Una vez mas Ellie se coloco del otro lado para admirar la aparicion.

— Me recuerda la obra de… ?como se llama ese surrealista frances? — pregunto Vaygay.

— Rene Magritte — repuso ella —, y era belga.

— Supongo que estamos de acuerdo en que esto no es la Tierra — insinuo Devi, abarcando con un ademan el mar, la playa y el cielo.

— A menos que estemos en el Golfo Persico de hace tres mil anos, rodeados de genios mitologicos — acoto Ellie, en tono de chanza.

— ?No te impresiona el esmero de la fabricacion?

— Si, reconozco que el trabajo es bueno. Pero, ?para que es esto? ?Con que fin se tomaron la molestia de construir esta puerta con tanta precision de detalles?

— A lo mejor les apasiona hacer bien las cosas, tal vez pretendan hacer alardes.

— No entiendo — dijo Devi — como pueden conocer tan minuciosamente nuestras puertas. Hay tantos modos distintos de hacer una puerta. ?Como pudieron saberlo?

— Quizas a traves de la television — contesto Ellie —. Vega recibio senales televisivas de la Tierra hasta… mas o menos 1974. Bien — continuo, como si no fuera a cambiar de tema —, ?que creen que pasaria si la abrieramos y entraramos?

— Si nos han traido aqui para evaluarnos — senalo Xi —, lo mas seguro es que del otro lado este la Prueba, una para cada uno de nosotros.

Al ver que se sentia listo, Ellie deseo poder estarlo ella tambien.

Las sombras de las palmeras caian ya sobre la playa. En silencio se miraron unos a otros. Los cuatro parecian ansiosos por abrir la puerta y pasar; ella era la unica… que se resistia. Le pregunto a Eda si no queria entrar el primero.

Eda se quito la gorra, hizo una leve reverencia, se volvio y enfilo hacia la puerta. Ellie corrio a su lado, lo abrazo y le dio un beso en cada mejilla. Los demas lo abrazaron tambien. Eda se volvio una vez mas, abrio la puerta, entro y desaparecio en el aire, primero su pie y por ultimo su mano. Por la puerta entornada solo se diviso la prolongacion de la playa. Luego la puerta se cerro. Ellie fue al otro lado, pero no hallo rastro de su amigo.

El siguiente fue Xi. A Ellie le impresionaba lo dociles que estaban todos, esa disposicion para aceptar al instante cualquier invitacion anonima. «Podrian habernos informado adonde nos llevaban y para que es esto», penso. «Pudieron explicarlo dentro del Mensaje mismo, o enviar la informacion luego de que se activara la Maquina. Podrian habernos dicho que ibamos a recalar en una perfecta imitacion de una playa terraquea y que nos habriamos de encontrar con una puerta.» Cierto era que, por adelantados que fuesen, los extraterrestres no debian de tener conocimientos profundos del ingles con solo haberlo oido por television. Su dominio del ruso, el mandarin, el tamil y el hausa debia de ser incluso mas rudimentario. Pero ya que habian inventado el lenguaje para emplear en la cartilla de instrucciones, ?por que no lo utilizaban? ?Solo para mantener el suspenso?

Al verla con la vista fija en la puerta cerrada, Vaygay le pregunto si queria entrar ella a continuacion.

— Gracias, Vaygay, pero estaba pensando algo que quiza te parezca una locura. ?Por que tenemos que hacer todo lo que nos indican? ?Y si rehusamos seguir sus ordenes?

— Ellie, eres tan norteamericana. Yo estoy muy acostumbrado a hacer lo que me sugieren las autoridades, en especial cuando no me queda otra alternativa. — Sonriendo, giro sobre sus talones.

— No aceptes recriminaciones del gran duque — le grito ella.

En lo alto graznaba una gaviota. Vaygay habia dejado la puerta entornada, pero del otro lado solo se veia la playa.

— ?Te sientes bien? — pregunto Devi.

— Si, pero prefiero estar un momento mas conmigo misma. Enseguida voy.

— Te lo pregunto como medica. ?Seguro que te sientes bien?

— Me desperte con dolor de cabeza, y creo que tuve unos suenos insolitos. No me cepille los dientes ni bebi mi habitual cafe negro. Tambien me agradaria leer el diario de la manana. Salvo todo eso, estoy bien.

— Entonces no es nada grave. A mi tambien me duele un poco la cabeza. Cuidate, Ellie, y trata de recordar todo, asi me lo cuentas… la proxima vez que nos veamos.

— Te lo prometo.

Se desearon suerte y se despidieron con un beso. Devi piso el umbral y desaparecio.

La puerta se cerro a sus espaldas. Luego Ellie creyo percibir cierto aroma a curry.

Se lavo los dientes con agua salada. Siempre habia tenido un sesgo demasiado puntilloso de caracter. Desayuno con leche de coco y quito con sumo cuidado la arena que se habia juntado en la parte exterior de su microcamara y en el pequeno arsenal de videocasetes donde habia registrado maravillas. Enjuago la hoja de palmera en el mar, tal como lo habia hecho el dia en que la encontro en la playa de Cocoa, antes de emprender el viaje a Matusalen.

Decidio darse un bano ya que la manana se habia vuelto calurosa. Dejo la ropa doblada sobre la hoja de palmera y se interno, audaz, entre las olas. «No importa lo que pase», penso, «es muy improbable que a los extraterrestres los excite ver una mujer desnuda, por bien conservada que este». Trato de imaginar a un microbiologo arrastrado a cometer crimenes pasionales luego de analizar la constitucion de las celulas de un protozoario.

Floto de espaldas, dejandose mecer por las olas. Penso en miles de… camaras, mundos simulados — o lo que fueren —, cada uno de ellos una copia fiel de la zona mas hermosa del planeta madre de cualquier persona. Y cada representacion con su cielo, su oceano, su geologia, su vida nativa identica a la del original. Parecia un despilfarro, aunque tambien sugeria un resultado positivo de la experiencia. Por enormes que fuesen los recursos con que se contaba, cabia suponer que nadie iba a construir un paisaje tan imponente para cinco especimenes de

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