un mundo condenado.

Por otra parte… tambien se mencionaba la idea de que los extraterrestres fuesen una especie de guardianes de zoologico. ?Y si esa inmensa estacion, con semejante cantidad de puertos de amarre, fuera verdaderamente un zoologico? «Pasen a ver los exoticos animales en su habitat natural» imaginaba pregonar a un anunciante.

Llegarian turistas procedentes de toda la Galaxia, en especial durante las vacaciones escolares. Despues, el jefe de estacion, despejaria momentaneamente el sitio de turistas y de bestias, borraria las pisadas de la playa, para que a su llegada, el nuevo contingente de nativos disfrutara de medio dia de descanso y recreacion antes de someterlos al suplicio de las pruebas.

A lo mejor, esa era la forma que tenian de abastecer los zoologicos. Recordo los animales enjaulados en los zoologicos terrestres que tenian dificultades para la reproduccion al estar en cautiverio. Dio una voltereta en el agua, se zambullo debajo de la superficie, dio luego unas brazadas en direccion a la costa y, por segunda vez en veinticuatro horas, lamento no haber tenido nunca un bebe.

La playa estaba desierta, y no se veia siquiera una vela en el horizonte. Unas pocas gaviotas rondaban cerca de la orilla, al parecer en busca de cangrejos. Deseo haber llevado pan para arrojarles unas migajas. Cuando ya estuvo seca, se vistio y fue a inspeccionar de nuevo la puerta, que simplemente estaba alli, aguardando. Todavia no se sentia con voluntad de entrar. Quiza mas que desgana sintiese temor.

Se alejo, sin dejar de tenerla en su campo visual. Se sento debajo de una palmera, flexiono las piernas hasta apoyar el menton sobre las rodillas, y recorrio con la mirada la playa de arenas blancas.

Al rato se puso de pie. Con la hoja de palmera y la microcamara en una mano, se aproximo a la puerta e hizo girar el picaporte. Le dio un empujoncito y la puerta se abrio sin el menor chirrido. Al otro lado vislumbro la playa serena, desinteresada. Ellie entonces sacudio la cabeza, regreso al arbol y volvio a sentarse en actitud pensativa.

Le intrigaba saber donde estarian sus companeros. ?Se encontrarian en algun edificio estrafalario, tildando respuestas en alguna prueba de eleccion multiple? ?O acaso la evaluacion seria oral? ?Y quienes eran los examinadores? Una vez mas se dejo dominar por la inquietud. Cualquier otro ser inteligente — que hubiera crecido en un mundo remoto, en condiciones fisicas extranas y con una serie completamente distinta de mutaciones geneticas —, un ser de esas caracteristicas, seguramente no se asemejaria a nadie conocido, ni siquiera imaginado. Si esa era la estacion ferroviaria de la Prueba, debia de haber jefes de estacion sin el mas minimo rasgo humano. Sentia en lo profundo de su ser un rechazo instintivo por los insectos, los topos y las serpientes. Era de esas personas que se estremecen — peor aun, que sienten asco — cuando se ven frente a seres humanos hasta con la mas leve malformacion. Los tullidos, los ninos mongolicos, incluso los que padecen el mal de Parkinson, le provocaban desagrado y deseos de huir. Por regla general conseguia dominarse, pero se preguntaba si, con su actitud, no habria herido los sentimientos de alguien en alguna oportunidad. Nunca reflexionaba demasiado sobre el tema, tomaba conciencia de su turbacion y enseguida pensaba en otra cosa.

No obstante, en ese momento temia no poder enfrentarse — y mucho menos conquistar — a un extraterrestre. No se habia tenido en cuenta ese aspecto al seleccionar a los Cinco. Nadie les pregunto si les daban miedo los ratones, los enanos o los marcianos porque sencillamente no se le cruzo por la mente a ningun comite examinador.

Le llamaba la atencion que a nadie se le hubiese ocurrido puesto que se trataba de algo importante.

Habia sido un error enviarla a ella. Tal vez caeria en desgracia si debia representarse delante de un galactico con serpientes en el pelo, o peor aun, era probable que, si la sometian a una prueba, inclinaria la balanza en contra, y la especie humana seria suspendida en el examen. Contemplo con aprension y anoranza a un mismo tiempo la enigmatica puerta cuya base habia quedado bajo el agua al subir la marea.

Diviso la silueta en la playa, a lo lejos. Primero supuso que era Vaygay, que ya habia terminado su prueba y venia a contarle la buena noticia. Luego reparo en que la persona no vestia mono y que era mas joven, mas vital. Tomo la camara, pero por alguna razon vacilo. Se puso de pie y se llevo la mano a los ojos para protegerse del resplandor del sol.

Por un momento tuvo la sensacion… No, eso era imposible. No creia que fuesen a aprovecharse de ella con tanto descaro.

Sin embargo, no pudo contenerse y echo a correr hacia el por la parte firme de la arena, junto a la orilla. El hombre estaba igual que en la ultima foto suya, feliz, lleno de energia, con la barba crecida luego de un dia sin afeitarse. Ahogada en sollozos, se echo en sus brazos.

— Hola, Pres — la saludo el, acariciandole el pelo.

La voz era exacta, tal como la recordaba. Tambien el porte, el aroma, la risa, el roce de la barba contra su mejilla. Todo junto contribuyo a hacerle perder el aplomo. Ellie tuvo la sensacion de que se descorria una imponente roca y entraban los primeros rayos de luz en una tumba antigua, casi olvidada.

Trago saliva y procuro dominarse, pero la enorme angustia que la conmovia le provoco otro acceso de llanto. El le dio tiempo para reponerse, dirigiendole la misma mirada tranquilizadora que recordaba haber visto en su rostro al pie de la escalera aquel dia en que por primera vez ella se atrevio a emprender el temible descenso sin ayuda de nadie.

Lo que mas habia anorado era poder volver a verlo, pero siempre contuvo su anhelo dado lo imposible de llevarlo a cabo. En ese momento, en cambio, lloraba por todos los anos que los habian separado.

De nina aun, y hasta de joven, solia sonar que llegaba el y le anunciaba que su muerte habia sido un error, que en realidad estaba vivo. Pero esas fantasias le costaban caras, al despertarse luego en un mundo donde el ya no estaba.

Y en ese momento, de pronto, lo tenia consigo, y no era un sueno ni una aparicion, sino un ser de carne y hueso… o algo semejante. La habia llamado desde el cosmos, y ella habia acudido a la cita.

Lo abrazo con todas sus fuerzas. Por un momento lo tomo de los hombros y lo aparto de si para mirarlo mejor. Estaba perfecto. Era como si su padre, muerto muchos anos atras, hubiera ido al cielo, y por ultimo — por via tan poco ortodoxa — ella lograse volver a reunirse con el. Llorando, lo estrecho de nuevo entre sus brazos.

Mas de un minuto tardo en calmarse. Si hubiera sido Ken, por ejemplo, ella al menos habria dado vueltas a la idea de que otro dodecaedro — quizas una Maquina sovietica reparada — hubiese emprendido un viaje posterior desde la Tierra al Centro de la Galaxia.

No obstante, ni por un segundo se le cruzaba considerar tal posibilidad respecto de su padre, cuyos restos en descomposicion yacian en un cementerio, junto a un lago.

Enjugo sus lagrimas, riendo y llorando al mismo tiempo.

— ?A que se debe esta aparicion? ?A la robotica o a la hipnosis?

— ?Soy un artefacto o un sueno? Esa pregunta puede aplicarse a cualquier cosa.

— No pasa un dia sin que piense que seria capaz de renunciar a lo que Riere con tal de poder estar de nuevo unos minutos con mi padre.

— Bueno, aqui estoy — dijo el en tono alegre, y dio una media vuelta como para que pudiese comprobar que tambien tenia espalda. Sin embargo era tan joven, incluso mas que ella. En el momento de su muerte, contaba apenas treinta y seis anos.

Quiza esa fuese la forma de ellos de tranquilizarla. De ser asi, habian sido muy considerados. Ellie le paso un brazo por la cintura y lo condujo al sitio donde habia dejado sus pertenencias. No noto nada extrano al tocarlo; si llevaba mecanismos o circuitos integrados debajo de la piel, al menos estaban bien ocultos.

— ?Que tal lo estamos haciendo? — pregunto ella —. Es decir…

— Te entiendo. Tardasteis muchos anos en llegar aqui tras recibir el Mensaje.

— ?Calificais la velocidad y la exactitud?

— Ninguna de las dos.

— ?O sea que todavia no hemos terminado la prueba?

El nada respondio.

«Te ruego que me lo expliques — pidio, mortificada —. Algunos de nosotros pasamos anos en la tarea de decodificar el Mensaje y fabricar la Maquina. ?No vas a decirme de que se trata?

— Te has vuelto muy peleona — la amonesto el, como si fuera su padre, como si estuviera comparando el ultimo recuerdo que tenia de ella, con su personalidad actual, no del todo madura.

Su padre le revolvio el pelo con carino, gesto que tambien recordaba ella de su infancia. No obstante,

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