el entrecejo.

– Es muy curioso -dijo-.?De modo que tia Agata pertenece a la pandilla? Sin embargo, me gustaria saber en que sentido se puede cometer chantaje con ella. Hablando con el debido respeto, no puedo imaginarme que haya sido hermosa ni siquiera de joven para tener algo asi como lo que podriamos llamar un pasado oscuro.

– Parece absurdo, pero…

El Santo se rasco la cabeza.

– ?Que sabe usted de ella?

– Muy poco, a decir verdad -repuso Patricia-. Mi madre murio cuando yo tenia doce anos; mi padre, tres anos antes, en una caceria. Agata Girton fue nombrada mi tutora. Casi no la vi hasta recientemente. Ella solia pasar la mayor parte del tiempo viajando por el sur de Francia, pues tenia una villa en Hyeres. Yo permaneci en el colegio hasta muy tarde, y las vacaciones las pasaba aqui sola o con algunas amigas mias, porque mi tia seguia de viaje. No hizo mucho por mi, pero mis facturas fueron siempre atendidas con regularidad. Ademas, me escribia cada quince dias.

– ?Cuando se establecio definitivamente en Baycombe?

– Al regresar de Africa del Sur. Hace cosa de seis anos recibi carta de ella desde Port-Said, en la que me decia que iba camino de El Cairo. Estuvo ausente un ano y apenas escribio. De pronto, un dia aparecio diciendo que ya estaba cansada de viajar y que se quedaba a vivir en Baycombe.

– ?Y lo hizo asi?

– Alguna que otra vez emprendio un viaje corto.

– ?Cuando fue el ultimo?

Patricia reflexiono.

– Hace cosa de dos anos, poco mas o menos. No recuerdo la fecha exacta.

– De modo que en realidad no la vio usted desde los doce anos, cuando le fue presentada como su tutora, hasta que regreso de El Cabo, y tenia usted dieciseis o diecisiete anos.

– Casi diecisiete.

– Durante esos anos,?Dios sabe lo que habra pasado!

Patricia se encogio de hombros.

– En efecto, pero es ridiculo…

– Claro que lo es -convino el Santo-. Todo el asunto es demasiado ridiculo para expresarlo en palabras. Es ridiculo que el Tigre haya saqueado el Banco Confederado de Chicago y llevase el oro a traves del Atlantico, trayendolo aqui a Baycombe para disponer de el. Es ridiculo pensar que estemos casi tocando un monton de oro. Es ridiculo, pero es la realidad. Lo que hemos de tener presente es que en este asunto no hay nada que sea demasiado ridiculo. Eso me recuerda una cosa:?que sabe usted de las casas viejas de Baycombe? Debe de haber alguna bastante antigua para que Fernando creyese suficiente direccion el nombre de la 'Casa Vieja'.

Le sorprendio la rapidez de la respuesta de la joven.

– Hay dos a las que les va bien el nombre -dijo-. Una esta en las afueras. Antiguamente fue una fonda, cuyo nombre era 'Casa Vieja'. Ahora amenaza ruina; nadie sabe a quien pertenece. Se dice que hay fantasmas. Las ventanas estan cegadas con tablas, y facilmente podrian vivir alli doce hombres sin despertar la atencion si entrasen y saliesen de noche.

El Santo se mostro muy satisfecho.

– Muy bien, Patricia. Y yo que estaba pensando que habiamos Llegado a un punto muerto.?Si aun no ha empezado!…?Y la otra casa?

– Esta en la islita mas alla del espigon. -Al decirlo, senalo hacia el este-. Los pescadores la llaman 'Casa Vieja', pero nadie diria que es antigua viendola desde tierra. Desde el mar, si. Es de construccion rara, porque el primer piso es mas grande que la planta baja, y la parte saliente da encima del agua.

El Santo se levanto y fue hasta el borde del risco, para ver la islita. Estaba a una milla de la costa y formaba un enorme bloque de roca cubierta de arbustos y arboles achatados. Templar volvio junto a la joven, lleno de satisfaccion.

– Podria ser cualquiera de las dos casas -dijo-, y tambien ambas. El Tigre acaso tenga su guarida en la antigua fonda y guarde el oro en la casa de la isla. Examinaremos las dos. Pensandolo bien, creo que se puede suponer que el oro esta en la isla, porque, como recordara, piensan embarcarlo, y nada mas facil que hacerlo desde alli. Pero no…, espereme un minuto.

Rapidamente entro en el torreon y volvio a poco con unos anteojos, con los que empezo a escudrinar el horizonte de oeste a este.

– Me parece que ya lo he encontrado -murmuro.

Despues entrego los anteojos a la joven y senalo al nordeste.

– Vea que le parece.

– ?Mastiles?

– En efecto -asintio Templar-. A la altura de Baycombe pasa la ruta de Bristol, pero como aqui la costa forma una especie de bahia, no creo que el barco se acerque tanto. Ahora nos cercioraremos.

Recogio los anteojos y entro en el torreon, seguido de Patricia. Saco de la cocina un trozo de carton, restos de una caja de embalaje, y lo coloco sobre el alfeizar de la ventana, nivelandolo con trocitos de periodico; encima coloco los anteojos, miro a traves de ellos y fijo la posicion de uno de los mastiles con dos alfileres clavados en el carton.

– Esperaremos cinco minutos.

Patricia comprendio en seguida el alcance de la operacion.

– ?Usted cree que los del barco esperan la noche para acercarse a la costa?

– En efecto. El camarada Bloem no ha hecho todo lo que convenia con la acciones de la mina T. T. Deeps, pero durante las semanas que empleen en llevar el oro a Africa tiene tiempo de operar en la Bolsa. Y no se atreve a dejar el botin por mas tiempo aqui, por si la suerte me continua favoreciendo y no pueden quitarme de en medio. He logrado que el Tigre se ponga nervioso.

No apartaba los ojos del reloj; los minutos transcurrian lentamente.

– ?El doctor Cam es inspector de policia? -pregunto Patricia.

– Lo ha adivinado usted -confirmo el Santo-. Pero haga como si no lo supiera. No estaria bien darle al pobre semejante disgusto.

– ?Entonces, usted no es inspector? -exclamo Patricia, asombrada y azorada-. Crei que eran ustedes rivales, pero amigos… Es la unica explicacion que se me ocurrio anoche.

El Santo sonrio.

– Rivales somos y tambien mas o menos amigos -dijo-, Pero no soy inspector de policia ni nunca lo he sido. Trabajo por cuenta propia, con gran cantidad de dinero que ganar si todo sale bien, y, si pierdo, todo el mundo tratara de patearme. Mi profesion es la de caballero aventurero, es decir, disponible para todo trabajo que implique la posibilidad de ganar mucho dinero y de correr grandes riesgos, conveniente a un hombre que no se preocupa mucho de la ley y que esta dispuesto a aceptar la derrota sin poner el grito en el cielo. Este soy yo. Un ejemplo: encuentro casualmente a Fernando, y cuando me entero de su caso, me dirijo a Chicago, donde me entrevisto con el director del banco. Le digo: 'Ha pasado un ano desde el gran robo y la policia no ha podido devolverles ni un centimo.?Que les parece si me dejan a mi buscar el oro? Mis condiciones son estas: veinte por ciento de comision si recupero el botin; nada si fracaso. Trabajare solo, sin obligacion de consultar con nadie.' Claro esta que aceptaron encantados.

Mientras hablaba no quitaba los ojos de Patricia, pero esta no mostro ninguna emocion. El Santo jamas habia sido embustero, y aprovecho el momento para revelarse tal cual era, para que ella no se llamase a engano.

– De este modo he vivido durante muchos anos -continuo con franqueza-. Y, bien mirado, no me ha ido mal. De manera que si en este asunto de ahora tambien salgo airoso, podre retirarme y vivir de renta el resto de mi vida. Durante los anos que vengo ejerciendo mi profesion he transgredido la mitad de las leyes que hay en el Codigo… a expensas de los criminales. Es un juego muy interesante… de hombre a hombre, y, naturalmente, por motivos obvios, ninguno de los dos bandos invita a la policia a intervenir. Bloem ha sido el primero en faltar a esta regla, pero el Tigre no es mas que un hombre codicioso, sin chispa de nobleza. Sin embargo, dudo de que sus amigos llegaran a apreciar mis exitos en esta carrera de aventurero.?Sigue decidida a tomar parte en el negocio?

Patricia suspiro.

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