pantalla, asi que usad la escalera. Cuando llegueis al ultimo piso, torced a la derecha y vereis la puerta de entrada de Fremlin… la numero 4. La puerta estara desatrancada. Abridla sin hacer ruido y entrad. Os encontrareis en un pequeno vestibulo que esta frente a la puerta que da a la sala. Escuchad detras de la puerta. Me oireis hablar con Fremlin. Despues, entrad. Hacedlo rapido, con las armas en las manos gritando que nos quedemos quietos. No teneis que preocuparos por Fremlin. Se quedara petrificado, muerto de miedo. Aqui viene la parte mas dificil de la operacion. -Me volvi para mirar a Fel, que estaba sentado con los codos apoyados sobre las rodillas, la cara sobre las manos, escuchando con total concentracion-. Tendre que hacerme el valiente. Eso evitara cualquier sospecha que me relacione con el robo, y eso es esencial para que pueda vender los diamantes. Yo saltare sobre vosotros. Tu me golpearas en la cara con el arma.

Fel me miro, boquiabierto.

– Un golpe en la cara con la pistola puede hacerte dano -dijo.

– Lo se, pero hay que hacerlo y de manera convincente. No me pondre a llorar por perder un diente. Un millon es mucho dinero.

– ?De veras quieres que te pegue con el arma?

– En la cara, no en la cabeza. Quiero dejar eso bien claro. No en la cabeza sino en la cara, ?entendido?

– ?Por que no cuidar las apariencias y recibir el golpe en la cabeza? -pregunto Fel, con el ceno fruncido.

– Porque sufri una conmocion y seria peligroso recibir otro golpe en la cabeza.

– Si… -Miro a Rhea, pero ella permanecia inmovil, con la mirada atenta y la expresion indiferente.

– Caigo al suelo -prosegui-. Vosotros dos os encargais de Sydney. Llevad una cinta adhesiva de unos cinco centimetros de ancho. Atadlo y tapadle la boca. Hace lo mismo conmigo. Encontrareis el collar sobre la mesa. Cogedlo y marchaos. -Hice una pausa-. Eso es todo. Es bastante claro. No habra ningun tipo de lucha, ni policia y si nos atais bien, tendremos que esperar hasta que llegue el criado de Fremlin, a las ocho de la manana siguiente, para que nos suelte. -Encendi un cigarrillo y luego pregunte-: ?Alguna pregunta hasta aqui?

– ?Quieres preguntar algo? -le dijo Fel a Rhea-. Para mi todo esta bien.

– Todavia no. -Tiro la ceniza sobre la alfombra-. Sigue hablando -me dijo.

– Debereis tener una coartada -continue-. Vuestra historia sera que dejasteis Luceville el lunes por la tarde para viajar a San Francisco. Rhea creia que alli podia encontrar un trabajo y tu la llevaste. Esto explicara por que vuestro bungalow permanecio cerrado dos dias y la noche del robo. Rhea tomara el avion hacia San Francisco a las cinco de la manana del viernes. Tu, Fel, regresaras a Luceville en cuanto termine el robo. Deberas estar alli el viernes por la noche. Comenta con cualquiera que se interese que Rhea se ha ido a San Francisco a conseguir trabajo. No creo que necesiteis la coartada, pero debeis tener una por si acaso.

– Si-asintio Fel-. Es sensato.

Saque los cheques de viaje de mi cartera y se los arroje a Rhea.

– Esto cubrira tus gastos. No habra problemas para conseguir pasaje para San Francisco; da un telefono y una direccion falsos. Ve a esa hora. Alojate en un hotel modesto y busca trabajo. Sera importante, en caso de que la policia llegue a investigar. Al cabo de diez dias, regresa a Luceville… Antes no… ?Entiendes? diez dias.

Ahora, hizo su primera pregunta.

– ?Y que pasa con el collar? ?Te lo metemos en el bolsillo antes de desaparecer para que luego puedas venderlo?

– Si crees que eso es una buena idea estando Sydney mirando, estas mal de la cabeza -le dije, alerta-. Os llevareis el collar. Te lo llevas tu o se lo lleva Fel y lo esconde en el bungalow. Lo decidis vosotros.

Me miro, entrecerrando los ojos

– Confias demasiado en nosotros, ?no? Supon que nos vamos con el collar. Harias un estupido papel, ?no?

– Supongamos que lo hicierais -le dije, sonriente- ?Creeis que podriais venderlo? Hay que desmontarlo. Muy bien, lograis desmontarlo. Queremos obtener un millon por la operacion. Os resultara muy dificil encontrar un perista que lo venda y, si lo hiciera, os robaria como un loco. Por eso puedo confiar en vosotros. Yo conozco a las personas que pagaran el mejor precio por las piedras sin hacer preguntas… y vosotros no. Asi de simple.

Lo penso y luego, por primera vez, empezo a relajarse.

– Muy bien -continuo-, ?y que pasara cuando vendas las piedras? Tu te llevas el collar. ?Y si te vas con el collar y nos dejas plantados?

Seguia el esquema de mi plan anterior. Habia anticipado aquella pregunta y estaba preparado para responderla.

– Fel regresa al bungalow para mantener las apariencias -dije-, pero tu vendras como mi secretaria. Estaras presente en todos los tratos. Sabras cuanto me pagan por cada piedra. Me pagaran en efectivo. Te dare la mitad de cada pago que reciba. ?Te asegura eso que no te enganare?

Se inclino hacia atras y me estudio. No se le ocurria ninguna otra objecion.

– Siempre que no desaparezcas en cuanto me de la vuelta.

Volvia a sonreir.

– No podria aunque quisiera. La idea es estar muy juntos. -Hice una pausa y luego prosegui mirandola a los ojos-. Hasta dormiremos juntos… es parte del trato.

Fel dejo escapar una carcajada.

– ?Este tipo es de los mios! ?Hermano! ?Mereces lo que consigues!

De repente, Rhea sonrio: una sonrisa dura y fria, pero sonrisa al fin.

– Trato hecho -dijo, finalmente-. Muy bien, haremos el trabajo.

Suspire profundamente.

– Arreglemos ahora los detalles restantes y luego me ire a casa. Primero, los dos usareis guantes. Esto es de vital importancia. Si dejais una sola huella en la casa de Fremlin no habra millon. -Hice un gesto hacia el bolso-. He traido un disfraz para Fel. Mira.

Fel abrio el bolso y saco la peluca, las gafas y la chaqueta. Sonriendo, se puso la peluca y las gafas y se miro al espejo.

– ?Hermanita! ?Esto es genial! ?Ni siquiera yo me reconozco!

Mire a Rhea.

– Oculta tu cabello bajo el panuelo. Consigue un par de esas gafas para esconder tus ojos verdes. En cuanto el trabajo este terminado, cambiad la ropa que lleveis puesta. Conseguid una maleta barata, meted la ropa dentro y tiradla a algun sitio donde no la encuentren. Fel se encargara de eso… ?entendido?

Ella asintio. Estaba mucho menos hostil y supe que la habia convencido.

Senale el papel que estaba sobre la mesa.

– Todo esta escrito aqui -dije-. Todo lo que os he explicado. Estudiadlo bien y cuando os lo sepais de memoria, destruidlo. -Me puse de pie-. Creo que eso es todo. Manana por la noche, a las diez y media. -Volvi a mirar a Fel-. Recuerda, golpeame en la cara y no en la cabeza. Pega lo bastante fuerte como para que parezca convincente.

Sonrio.

– Mejor tu que yo.

Me detuve junto a la puerta y los mire.

– Mejor yo que un millon de dolares -dije, y me fui.

CAPITULO SIETE

El jueves transcurrio todo lo bien que podia esperarse. Yo estaba nervioso a pesar de que intentaba evitarlo y Sydney casi me volvio loco con sus revoloteos constantes. Salia cada momento de su despacho, daba vueltas por el salon de ventas, me enviaba miradas complices y luego volvia a desaparecer. Evidentemente Terry se dio cuenta de que tramabamos algo y me estudiaba con ojos curiosos.

Por fin, decidi poner punto final a todo aquello y entre en el despacho de Sydney cerrando la puerta tras de mi.

– Por favor, Sydney, trata de controlarte. Te comportas como si estuvieses huyendo de la Mafia.

Abrio los ojos desmesuradamente.

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