Brunetti se levanto y se acerco a la ventana. El sol inundaba
Cuando Landi respondio afirmativamente a la pregunta de si harian el viaje en tren, Brunetti dijo que estaria esperandolos en la estacion para llevarlos al hospital en la lancha.
– ?Al hospital? -pregunto Landi con una esperanza desgarrada en la voz.
– Lo siento,
– Ah -exclamo Landi por toda respuesta y de nuevo colgo el telefono.
Aquella tarde, Brunetti llamo a un amigo que regentaba un hotel en
El comisario pidio a Vianello que lo acompanara, pensando que para los Landi seria mas facil reconocer a un policia de uniforme. Por otra parte, era consciente de que Vianello era la mejor compania que podia llevar no solo para los Landi sino tambien para si mismo.
El tren llego con puntualidad, y no fue dificil reconocer a los padres de Landi entre los pasajeros que bajaron al anden. Ella era alta y delgada, con un vestido gris muy arrugado por el viaje y un monito en la nuca que habia pasado de moda hacia decadas. Su marido la llevaba del brazo, pero era facil adivinar que no era por galanteria: la mujer andaba con paso inseguro, como por efecto de la bebida o de la enfermedad. Landi era bajo y fornido, con musculos que denotaban toda una vida de trabajo duro. En otras circunstancias, a Brunetti le hubiera parecido comico el contraste que ofrecia la pareja, pero no en esas. La cara de Landi tenia el tono oscuro del cuero y su pelo disperso y descolorido apenas protegia un craneo tan curtido como la cara. Tenia el aspecto del hombre que pasa todo el dia a la intemperie, y Brunetti recordo la carta de la madre en la que hablaba de la siembra de primavera.
Al ver el uniforme de Vianello, Landi llevo a su esposa hacia el. Brunetti se presento a si mismo y a su sargento y dijo que tenian una lancha esperando. Solo Landi les dio la mano y solo el pudo hablar. Su esposa no fue capaz sino de mover la cabeza de arriba abajo, al tiempo que se llevaba la mano izquierda a los ojos.
Todo se hizo con rapidez. En el hospital, Brunetti sugirio que solo el
Cuando los Landi se calmaron, Brunetti solo dijo:
– Me he tomado la libertad de reservar una habitacion, por si prefieren quedarse esta noche.
Landi miro a su esposa, que movio la cabeza negativamente.
– No, senor. Regresaremos hoy mismo. Es mejor. Hay un tren a las ocho treinta. Lo comprobamos antes de salir.
Tenia razon. Era mejor y Brunetti lo sabia. Al dia siguiente se haria la autopsia, y era conveniente alejar a los padres. Los hizo salir del hospital por la puerta de Urgencias y los llevo a la lancha de la policia que aguardaba en el muelle. Bonsuan los vio acercarse y ya habia soltado las amarras cuando llegaron. Vianello ayudo a la
Bonsuan, que navegaba con la misma soltura con que respiraba, los aparto suavemente del muelle, haciendo funcionar el motor a poca velocidad, de modo que su avance era casi silencioso. Landi mantenia la mirada baja, fija en el agua, como resistiendose a mirar a la ciudad que le habia quitado la vida a su hijo.
– ?Querria hablarme de Marco? -pregunto Brunetti.
– ?Que quiere saber? -pregunto Landi, sin levantar los ojos.
– ?Sabia que se drogaba?
– Si.
– ?Lo habia dejado?
– Yo creia que si. A finales del ano pasado, vino a casa. Dijo que se habia desenganchado y queria pasar una temporada con nosotros. Estaba sano, y este invierno trabajo de firme. Entre los dos cambiamos el tejado del granero, que es una clase de trabajo que no puedes hacer si tomas cosas de esas que te envenenan el cuerpo. - Landi mantenia la mirada fija en el agua por la que se deslizaba la lancha.
– ?Le hablaba a usted de eso?
– ?De la droga?
– Si.
– Solo una vez. El sabia que era un tema que yo no podia soportar.
– ?Le dijo por que lo hacia o donde la conseguia?
Landi miro a Brunetti. Tenia los ojos del azul de los glaciares y la cara extranamente tersa, aunque atezada por el sol y el viento.
– ?Quien puede comprender por que le hacen eso al cuerpo? -Movio la cabeza tristemente y volvio a mirar el agua.
Brunetti, reprimiendo el impulso de pedir perdon por sus preguntas, dijo:
– ?Sabe algo de su vida aqui? ?De sus amigos? ?Que hacia?
Landi parecio responder a otra pregunta.
– El siempre quiso ser arquitecto. Desde que era nino, lo unico que le interesaba eran los edificios y como estaban hechos. Yo no entiendo de eso, yo soy un hombre del campo. Lo unico que conozco es eso, el campo. - Cuando la lancha salio a las aguas de la laguna, una ola los embistio, pero Landi mantuvo el equilibrio como si no hubiera notado el movimiento-. Lo malo es que en el campo ya no hay futuro, no se puede vivir de la tierra. De eso estamos convencidos, pero no sabemos hacer otra cosa. -Suspiro. Sin levantar la cabeza, prosiguio-: Marco vino aqui a estudiar. Hace dos anos. Cuando volvio a casa al final del primer ano, notamos que algo andaba mal, pero no sabiamos que. -Miro a Brunetti-. Nosotros somos gente sencilla, no sabemos nada de drogas ni de esas cosas. -Volvio la cara, vio los edificios que se levantaban al borde de la laguna y otra vez miro el agua.
El viento soplaba con mas fuerza y Brunetti tuvo que inclinar la cabeza para oir lo que decia el hombre.
– En Navidad del ano pasado vino a casa. Lo vi muy alterado, hable con el y me lo confeso. Dijo que habia decidido dejarlo, que sabia que eso le mataria.
Brunetti apoyo el peso del cuerpo en el otro pie y vio como las encallecidas manos de Landi oprimian la borda de la lancha.
– No supo explicarme por que lo habia hecho ni como era eso, pero cuando dijo que queria dejarlo le crei. No se lo dijimos a su madre. -Landi callo.
– ?Que ocurrio despues? -pregunto Brunetti.
– Se quedo en casa todo el invierno, y entre los dos reparamos el granero. Por eso se que estaba perfectamente. Luego, hace dos meses, dijo que queria volver a los estudios, que ya habia pasado el peligro. Yo le crei. Volvio a Venecia y parecia estar bien. Hasta que ha llamado usted.
La lancha viro para dejar el Canale di Cannaregio y entrar en el Gran Canal.
– ?Nunca menciono a algun amigo? -pregunto Brunetti-. ?Una novia?
La pregunta parecio violentar a Landi.
– Tenia una novia en el pueblo. -Callo, pero era evidente que la respuesta no estaba completa-. Me parece que aqui habia alguien mas. Marco llamo tres o cuatro veces durante el invierno, y tambien llamaba una chica preguntando por el. Pero el no nos dijo nada.
El motor dio marcha atras un segundo, y la embarcacion se detuvo suavemente frente a la estacion. Bonsuan paro el motor y salio de la cabina. En silencio, enlazo un amarre, salto a tierra y tiro de la cuerda hasta poner la lancha paralela al embarcadero. Landi y Brunetti se volvieron y el hombre dio la mano a su mujer para ayudarla a subir el ultimo peldano de la escalera de la cabina y la sostuvo del brazo mientras ambos saltaban a tierra.
Brunetti pidio a Landi los billetes y se los dio a Vianello, que se adelanto rapidamente para hacerlos sellar e informarse del anden. Cuando los otros tres acabaron de subir la escalera, Vianello ya regresaba. Los llevo al