Donna Leon
Un mar de problemas
Comisario Guido Brunetti 10
Titulo original:
Traduccion del ingles: Ana Maria de la Fuente
(Suave sea el viento
tranquila la ola,
y cada elemento
benigno responda
a vuestros deseos.)
Mozart,
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Pellestrina es una peninsula arenosa, larga y estrecha que, con el paso de los siglos, se convirtio en tierra habitable. Discurre de norte a sur, entre San Pietro in Volta y Ca'Roman, a lo largo de diez kilometros, sin alcanzar en ningun punto mas de doscientos metros de ancho. Por el este, se encara al Adriatico, mar que no se distingue por su placidez, pero la orilla occidental descansa sobre la laguna de Venecia, a resguardo de vientos y tempestades. El suelo es pobre, por lo que los habitantes de Pellestrina siempre han sacado su sustento del mar.
Se cuentan muchas historias acerca de los hombres de Pellestrina, de la resistencia y de la fuerza que se han visto obligados a desarrollar, en su afan por arrancar del mar un medio de vida. Los viejos de Venecia recuerdan el tiempo en el que se decia de los hombres de Pellestrina que en invierno y en verano dormian en el suelo de tierra de sus barracas, y no en la cama, para levantarse de madrugada mas ligeros y aprovechar la marea que los llevaria a sus caladeros del Adriatico. Probablemente, esta historia sea apocrifa, como casi todas las cosas con las que se nos quiere convencer de lo dura que era la gente en los viejos tiempos. Sin embargo, lo cierto es que la mayoria de las personas que la oyen contar, si son de Venecia, la creen, como creerian cualquier relato que ponderase la rudeza de los hombres de Pellestrina y su indiferencia por el dolor y el sufrimiento, propios o ajenos.
Durante el verano, Pellestrina bulle de turistas, llegados de Venecia y su Lido o de Chioggia, en el continente, para degustar marisco fresco y vino de aguja en bares y restaurantes. En lugar de pan, se sirven
Para entonces el pescado ya esta muerto, aunque no es de esperar que esto lo sepan, ni les importe mucho, a los turistas, que vuelven a subir al autocar para hacer la breve travesia del canal en el transbordador y luego seguir viaje, en el mismo autocar o a pie, hasta Pellestrina y su almuerzo.
En el invierno, las cosas varian. Cruza el Adriatico desde la antigua Yugoslavia un viento helado cargado de aguanieve que te corta la cara. Entonces los restaurantes, tan concurridos en el verano, estan cerrados y no volveran a abrirse hasta bien entrada la primavera. Mientras tanto, los turistas tienen que comer donde buenamente pueden.
Lo que esta igual en invierno y verano son los
A los ojos del profano, todas estas embarcaciones se parecen, con sus mastiles de hierro y la cesta metalica que se deja izada sobre la proa cuando el barco esta amarrado al muelle. La cesta es rectangular y tiene el armazon cubierto por una especie de reja de gallinero, aunque mucho mas robusta, ya que debe soportar el choque con las rocas del fondo o con algun obstaculo sumergido en la laguna. Tambien ha de vencer la resistencia del lecho marino en el que se hinca para barrerlo y sacar a la superficie los kilos de chirlas y almejas que quedan atrapadas en la bandeja rectangular, de la que chorrean el agua y la arena, que vuelven a la laguna.
Las diferencias que pueden observarse entre las embarcaciones son insignificantes: cesta un poco mas pequena o mas grande, boyas despintadas o impolutas, una cubierta limpia que reluce al sol, o con manchas de herrumbre junto a la borda. Durante el dia, los barcos de Pellestrina se mantienen muy juntos, en amigable compania; no mas alejados unos de otros viven sus duenos, en las casas bajas del pueblo, que se extiende entre