de cara al exterior, de informar y dar parte, a su manera reposada.

– ?En que estas pensando? -le pregunto Skarre en voz baja y tono confidencial.

– A decir verdad, en este momento estoy pensando en mi nieto -confeso Sejer-. Matteus, ya sabes. Estudia en la escuela de ballet de la Opera. Acaban de enterarse de que uno de los alumnos podra actuar en la sala principal. En la primavera, en abril.

– ?Y van a hacerle una prueba? -pregunto Skarre.

– Exactamente -contesto Sejer-. El diez de octubre hara una prueba para el papel de Sigfrido. De El lago de los cisnes, creo.

– El principe -apunto Skarre.

– Si -contesto Sejer-. Se juega mucho. Esta obsesionado con conseguir ese papel. Pero hay muchos muy buenos.

Se quedo mirando fijamente el vade que tenia sobre la mesa, un mapamundi. A su nieto de dieciocho anos, hijo de su hija, lo habian adoptado en Somalia, y Sejer puso el dedo indice en ese pais, reproducido en amarillo en el mapa. Matteus tenia cuatro anos al llegar a Noruega. Ahora era un bailarin de gran talento de la escuela de ballet de la Opera, con un fisico impresionante y unos durisimos musculos color cafe.

– ?Crees que querran elegir un principe negro? -pregunto de repente, un poco preocupado-. Me parece que hay ciertos papeles que jamas se ven en version negra.

– Ponme un ejemplo -le pidio Skarre.

– Robin Hood -contesto Sejer-. Peter Pan.

– Te preocupan los prejuicios de la gente. Pero eres tu quien los tiene.

Sejer miro a su colega mas joven como queriendo pedir perdon.

– Se trata de una preocupacion de muchos anos que nunca me abandona. No ha sido siempre tan facil. En el transcurso de estos anos, Matteus se ha pasado mucho tiempo solo en el patio de recreo; ha habido momentos muy duros. Y ahora El lago de los cisnes -prosiguio-. Y luego el principe. Seran muchos disputandose el papel. Bueno, el tiempo lo dira. No voy a darte mas la lata con este tema.

Se dispuso a salir al encuentro con la prensa. Se enderezo y se miro el nudo de la corbata. Estaba tenso y liso.

– Estas pensando en todas esas chicas-cisne -bromeo Skarre-. Con plumas y tules. Y tienes miedo de que Matteus destaque. Pero incluso los cisnes aparecen en version negra, ?sabes?

– ?De verdad? -dijo el inspector.

– Junto a la catedral de Palma hay un lago con cisnes negros -explico Skarre-. Evidentemente, son mucho mas elegantes que los blancos. Ademas, son mas raros -anadio.

Sejer salio al sol, a encontrarse con los periodistas.

La conversacion con Skarre lo habia puesto de mejor humor.

* * *

Esa misma tarde estaba sentado frente al televisor en un comodo sillon junto a la ventana, con un cojin a la espalda.

Su perro, un shar-pei chino al que llamaba Frank y que era, como suelen ser los chinos, digno, inaccesible y paciente, se habia tumbado junto a sus pies. Frank tenia unas orejas minusculas y cerradas, razon por la que oia bastante mal. Con su arrugada piel gris parecia una gamuza. Muy adentro de todas esas arrugas estaban los ojos, negros y penetrantes, pero con una vista algo reducida. El asunto del bebe de Bjerketun ocupaba mucho espacio en el telediario. Sera lo dramatico y lo descarado lo que tanto atrae, penso Sejer. La gente se queda espantada. Y eso sera lo que el pretende.

Estuvo mucho tiempo sentado frente al televisor. Primero se vio a si mismo en las noticias del canal TV Noruega. Luego en las del canal estatal a las siete, y mas tarde en el resumen de noticias de la noche a las once. De canal en canal iba repitiendo las mismas palabras.

Esto es algo que nos tomamos muy en serio.

Su nombre, y el titulo, «inspector», aparecian en el extremo inferior izquierdo de la pantalla. Observo su intervencion con una mezcla de sentimientos. Vio que los anos habian dejado sus huellas, estaba mas canoso, con las facciones mas marcadas, y algo mas flaco. Los pomulos y la mandibula sobresalian claramente, y los ojos de color pizarra estaban mas hundidos. Penso sin querer en la muerte. En que la muerte crecia desde dentro, ocupandose lentamente de todos sus rasgos.

Aqui vengo yo. La Muerte.

Se inclino y acaricio la cabeza de Frank. Aparto los pensamientos siniestros. Luego penso en su nieto, Matteus, el bailarin. Parpadearon en su interior oniricas imagenes de El lago de los cisnes que alguna vez habia visto en la television. Las menudas bailarinas con plumas en la cabeza dando ligeros saltos por el suelo, la musica nostalgica. Un Sigfrido negro. Bueno, penso. Si es lo suficientemente bueno, le daran el papel. Asi es como funciona. Hay justicia en el mundo, al menos en nuestra parte del mundo, porque tenemos recursos, y la justicia cuesta dinero. Algunos reciben lo que se merecen. Unos cuantos anos en la carcel si su delito es muy grave. O el papel de principe en El lago de los cisnes en la Opera si son unos bailarines excepcionales. Su nieto Matteus lo era. Al menos Sejer tenia entendido que era excepcionalmente bueno. Negro, fuerte y exotico, lleno de empuje y tremendamente capaz. Permanecio sentado en el sillon descansando un rato. La cabeza apoyada en el respaldo, las manos sobre los reposabrazos. Sus pensamientos se centraron en el bebe Margrete Sundelin. Alguien lo planifico todo minuciosamente, penso, y en solo unos segundos creo una situacion de terror para los padres. Una sacudida que sentirian en el fondo de su alma, y que recordarian el resto de su vida. Pero ?por que Margrete? ?Por que la pareja Sundelin?

A medianoche se levanto del sillon y apago todas las luces. Dejo a oscuras el salon, luego el comedor, la cocina y el bano. Permanecio unos instantes de pie en medio del piso contemplando el contorno de los pesados muebles de roble. Heredados de sus padres. Eran como pacientes amigos que siempre habian estado alli. De vez en cuando, solo en la oscuridad de su propia casa, jugaba a un pequeno juego que nadie conocia excepto el. Jugaba a que su mujer, Elise, estaba sentada en el alto sillon junto a la ventana, susurrando: Vete a dormir, enseguida voy yo. Pero hacia mucho tiempo que ella no se sentaba en ese sillon. Elise murio de cancer, el se quedo viudo joven, y su vida no fue lo que el habia pensado. Tardo mucho tiempo en encontrar otra senda, otro camino en la vida. Pero eso le pasa a mucha gente, penso. Su perro Frank lo acompano de habitacion en habitacion. Era lento y juicioso como el propio Sejer, con una elegante inaccesibilidad muy propia de el. Cuando todo el piso se quedo a oscuras, camino hasta el dormitorio con sus piernas algo cortas y se tumbo en la alfombrilla junto a la cama, donde permaneceria toda la noche vigilando a su amo, alerta como solo puede estarlo un perro chino de pelea. Sejer se quedo escuchando en la oscuridad. Le parecio oir un zumbido lejano. Podria ser el ascensor, penso, pero era muy tarde, y no habia mucho trafico en el edificio a esas horas, alrededor de medianoche. Luego se acordo de que Elna, la vecina de enfrente, trabajaba muchas veces de noche. Era limpiadora en el Muelle de Aker y sus jornadas eran largas y duras. Entro en el dormitorio y empezo a desabrocharse la camisa blanca por el cuello. En ese momento alguien llamo a la puerta. Frank se levanto al instante, fue hasta la entrada de un salto y se coloco delante de la puerta, donde enseguida se puso a ganir, metido en su papel de guardia fronterizo. Sejer penso inmediatamente en su hija Ingrid y en Matteus, en si les habia pasado algo y lo necesitaban. Pero habrian llamado por telefono. Vacilo un par de segundos, pero ni se le ocurrio pensar en no abrir, pues alguien queria hablar con el, y el queria prestar su ayuda, esa era su forma de ser. No habia nadie fuera. Solo el pasillo vacio con paredes grises de piedra, una caja de emergencias con un hacha dentro, y la barandilla de hierro forjado. Oyo que el ascensor estaba bajando y siguio la luz naranja con la mirada. Entonces descubrio algo sobre el felpudo. Era un pequeno sobre gris. Lo cogio y volvio a entrar en la casa, corrio hasta la ventana del salon y se puso a esperar. Al cabo de aproximadamente un minuto vio a una persona cruzar el aparcamiento corriendo. Joven, penso, y muy rapido. Definitivamente, un hombre. De complexion delgada. Menos de cuarenta anos, probablemente menos de treinta. La figura desaparecio por el sendero y se la trago la oscuridad. Sejer estaba convencido de que ese hombre que corria era el que habia dejado el mensaje sobre su felpudo. Fue a la cocina y encendio la luz. Examino el sobre. Era de papel reciclado, C 5, sin nombre. Abrio el cajon de la cocina, cogio un cuchillo afilado y rasgo el sobre. Dentro habia una postal con la foto de un animal. Un animal negruzco con un rabo grande y desalinado. Sostuvo la postal con mucho cuidado. Le dio la vuelta y leyo en el reverso: «Animales noruegos de presa. Gloton. Fotografo: Goran Jansson».

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