Respiraba ligera y rapidamente.
No habia en el mundo entero nada como ella.
– ?Sabes lo que le hare si lo encuentro? -pregunto Karsten.
Hablaba con los dientes apretados. Lily no queria escuchar. Coloco el edredon rosa, tenia que estar liso y bien ajustado. No contesto a la pregunta de su marido. Algo malvado habia llegado por el bosque, y ahora tambien estaba creciendo en el hombre con el que se habia casado.
– Le arrancare los brazos -dijo Karsten-. Y las piernas. No vale mas que un insecto.
Lily se puso boca arriba, mirando fijamente el techo, el globo de la lampara, y vio que habia algunas moscas muertas.
– ?Puede haber algo de lo que nos hayamos olvidado? -susurro-. ?Algo que hayamos hecho o dicho?
Tambien Karsten se dio la vuelta con un vuelco en la cama. El movimiento hizo suspirar a Margrete, y la cama crujio un poco por el peso del hombre.
– ?Que quieres decir con eso? -pregunto-. ?Que nos lo hemos buscado nosotros?
Lily se estaba mordiendo un nudillo. El primer susto ya habia pasado. Estaban de vuelta en casa y habia transcurrido algo de tiempo. Margrete estaba entera, vivita y coleando. Pero ahora le venian otros pensamientos para los que no estaba preparada. ?Por que precisamente aqui, penso, en nuestra vecindad? ?Y por que nuestra hija? Algo tan cruel no podia ser casual, porque si lo fuera seria incomprensible.
– No buscado -contesto Lily-. Pero me pregunto si hemos hecho algo en lo que alguien se haya fijado.
– Vivimos nuestra vida -dijo Karsten-. Hacemos las mismas cosas que los demas. Somos gente decente.
Lily intento respirar tranquilamente. Si consiguiera controlar la respiracion, tambien su corazon se tranquilizaria, pero no lo lograba.
– Quiza el tio estuviera observandonos -susurro-. ?Has pensado en eso? Tal vez estuviera escondido detras de un arbol mientras yo estaba pataleando. No mire por entre los arboles. No se me ocurrio.
Volvio a incorporarse sobre el codo.
– ?Tu viste algo? ?Oiste algo?
Karsten repaso aquellos segundos paralizantes. Escucho sus propios recuerdos, como si entre ellos hubiera algo que pudiera repescar, algo que pudiera proporcionarle una pista.
– Si -recordo-, si que oi algo. Algo que arranco dentro del bosque. Por alli dentro pasa un camino que va hasta Askeland, lo usan los obreros forestales. Puede haber sido una motosierra.
– ?Una motosierra? -pregunto ella decepcionada-. Eso no nos ayuda nada.
Karsten cambio de idea y chasqueo los dedos.
– No, tal vez no -dijo-. Una motosierra no. Tal vez fuera una pequena motocicleta.
La postal que Sejer habia encontrado sobre el felpudo de su puerta era una tarjeta pequena, barata, con la superficie brillante. La foto del gloton le fascinaba. En sus estantes tenia los trece volumenes de la Gran Enciclopedia Noruega de las editoriales Aschehoug y Gyldendal del ano 1984, y supuso que el gloton figuraria en la misma con imagen y texto.
Lo encontro en la pagina 495.
Gloton.
El gloton es un cazador listo y precavido. En invierno se alimenta de renos, en verano probablemente tambien de ovejas, ademas de pequenos roedores. Rara vez tambien de liebres y zorros, perdices y urogallos. En febrero o marzo suele parir dos o tres crias. Su madriguera se encuentra por regla general en montones de nieve dura junto a montanas, en terrenos accidentados. En 1964 la poblacion se estimo en ciento cincuenta ejemplares. En el sur de Noruega el gloton esta vedado hasta la provincia de Sor-Trondelag.
Al final Sejer estudio con gran interes la fotografia en color.
El gloton recordaba un poco a un perro, otro poco a una marta y otro poco a un gato. ?Es asi como el tipo quiere presentarse?, se pregunto. ?Como un raro y vedado carnivoro en vias de extincion? ?Un cazador listo y precavido? Cerro la enciclopedia, coloco el volumen en la libreria y se sento junto al telefono para llamar. Karsten Sundelin contesto enseguida. Se habia tomado unos dias libres en el trabajo para estar con su mujer y su hija. Los dos estaban mareados y aturdidos despues de lo sucedido.
– ?Como se encuentran ustedes? -pregunto Sejer.
– ?Usted que cree? -respondio Karsten Sundelin.
Su voz sonaba amargada y chirriante como una sierra.
– Lily ya no se siente nada segura -dijo-, y Dios sabe si alguna vez volvera a sentirse como antes. Hay muchas cosas que se han roto, por decirlo asi.
– ?Y Margrete? -pregunto Sejer con prudencia.
– Pues supongo que ella tambien lo acusara -contesto Karsten Sundelin-. De una manera u otra. Toda esa inquietud contagiara a la nina, ?no cree?
Sejer se quedo meditando unos instantes.
– ?Hay alguna papeleria o libreria donde viven ustedes? -pregunto.
– No -contesto Sundelin-. No hay ninguna libreria. Tenemos que ir al centro comercial, que esta en Kirkeby. Aqui solo hay un supermercado Spar. Esta abajo, junto al lago Skarve. Venden un poco de todo. Me refiero a que tienen medicinas, algunos juguetes y cosas asi.
Sejer lo anoto todo en una libreta.
– ?Como puedo llegar hasta alli?
– Hay que ir al centro de Bjerkas -explico Sundelin-. Y luego girar a la derecha. Vera la tienda en cuanto llegue al lago. Han puesto unas ridiculas banderas delante.
– ?Y los que viven en la urbanizacion Askeland? -pregunto Sejer-. ?Tambien ellos compran en el supermercado Spar?
– Antes tenian una tienda, pero la cerraron -contesto Sundelin-. Asi que ahora vienen a comprar donde nosotros. Pero cada vez mas gente va al centro comercial de Kirkeby, porque hay mas donde elegir. Antes teniamos de todo -anadio-. Panaderia, peluqueria, cafe y banco. Pero todo va desapareciendo poco a poco. Ya solo nos queda el supermercado y la gasolinera. Y un pequeno pub. Esta al lado de la gasolinera.
Sejer le dio las gracias y colgo. Aun era pronto. Metio a Frank en el coche y condujo los veinticinco kilometros hasta Bjerkas. Luego giro hacia la derecha, como le habia explicado Sundelin, y enseguida avisto las banderas que ondeaban junto al lago. Un estrecho camino asfaltado conducia a una hermosa playa, pero al salir del coche se dio cuenta de que no era tan atractiva como parecia a primera vista. No habia nada de arena, solo grandes y afiladas piedras reunidas en el bajio como una barrera infranqueable. Tal vez eso explicara que la cadena Spar hubiera conseguido licencia del Ayuntamiento para poner una tienda en un lugar como ese. Pues alli era imposible banarse. Al fondo de la cala vio algunas barcas subidas a tierra, algunas de ellas boca abajo. Echo a andar. No habia nadie mas andando por la playa, y por eso solto a Frank. El perro corria delante de el, consiguio torpemente pasar las grandes piedras y se metio en el agua, pero salio rapidamente y volvio a la playa.
– Vaya, Frank -dijo Sejer-. Hoy el agua esta demasiado fria, ?a que si?
El lago estaba reluciente, sin una sola onda en la superficie. Se sento sobre una de las barcas que estaban boca abajo y se fijo en la familia de patos. Frank estaba en el borde del agua grunendo, con las orejas hacia atras y una arruga sobre el hocico.
– No hagas eso -dijo Sejer-, dejalos en paz. Ellos viven aqui.
Los patos se alejaron nadando, dejando tras ellos finas rayas en el agua.
Sejer se levanto de la barca y miro hacia la carretera principal. Bjerkas tenia unos cinco mil habitantes, y en otros tiempos habia habido alli una empresa de productos lacteos. Se habia fijado en el viejo edificio de ladrillo rojo al bajar al lago. Al mirar hacia el otro lado de la cala, avisto un gran edificio blanco en la colina. Sabia que era un antiguo convento. En el habia una pequena capilla en la que se organizaban conciertos y recitales. Llamo a