Se dio media vuelta en la silla y miro por la ventana. El dia era triste y gris. La entrada del verano no habia sido muy buena hasta entonces. El sol del dia anterior habia supuesto un cambio bienvenido, pero ya estaba otra vez nublado.

Karin Jacobsson y Thomas Wittberg estaban investigando en Estocolmo. Karin le habia llamado antes. Estaban ocupados interrogando a las personas del entorno mas cercano de Helena Hillerstrom y, probablemente, se quedarian en la capital unos dias mas. Knutas echaba de menos a Karin en cuanto no estaba en el edificio. Y aunque mantenia una buena relacion con el resto del grupo, la verdad era que entre ellos dos habia algo especial. Desde el dia en que aparecio por la comisaria de Visby, tras unos anos como aspirante en Estocolmo, se habian entendido muy bien. Enseguida confio en ella. Al principio, cuando aun estaban conociendose, Knutas llego a pensar durante un breve lapso de tiempo que estaba enamorado de Karin. Pero por entonces conocio a su mujer y sintio el flechazo.

Karin no tenia novio, o al menos no le constaba. Aunque trabajaban mucho codo con codo, ella apenas hablaba de su vida privada.

Ya eran las tres de la tarde cuando Johan y Peter terminaron de editar la entrevista con Emma Winarve y la enviaron. No pasaron ni diez minutos y ya estaba Grenfors al telefono. Los elogio por su trabajo, que seria emitido en todos los informativos de la tarde. Con todo, el jefe, que nunca parecia del todo satisfecho, queria que hablaran tambien con los vecinos de la zona, puesto que el asesinato habia sucedido cerca de ellos, argumentaba.

– Pero si ya hemos estado alli y hemos hablado con la senora de Frojel -respondio Johan, con un tono de voz que delataba descontento.

Peter, sentado en un sillon, lo observaba.

– La cuatro tenia a los vecinos en su emision del mediodia -apunto el redactor.

– Y solo por eso, tenemos que tenerlos nosotros tambien… -replico Johan irritado.

– Seguro que tu mismo eres consciente de que es importante hablar con los que viven cerca del lugar del crimen.

– Si, claro, pero no creo que podamos tenerlo para la emision de la noche.

– Intentadlo -insistio Grenfors-. Si no, podremos tenerlo para la ultima emision.

Salieron inmediatamente. Bajaron otra vez hacia el puerto de Klintehamn y siguieron hasta Frojel. Solo habian transcurrido dos dias desde el asesinato. A Johan le parecia como si hubiera pasado mucho mas tiempo. «Es increible la cantidad de cosas que uno es capaz de hacer», se dijo.

Se detuvieron ante la primera casa, tras tomar el desvio hacia Gustavs. Una vivienda del color rojo tradicional y un establo con gallinero. Las gallinas escarbaban en un cercado mientras cacareaban a sus anchas. Un perro se alejo a la carrera, moviendo la cola. Desde luego, no se trataba de un buen perro guardian.

Llamaron a la puerta. Al momento abrio la puerta una mujer. Con rizos rubios y la mirada vivaracha.

– Hola… -saludo, y los miro con cara de extraneza.

Un gato de pelo largo se froto zalamero contra sus piernas. Oyeron voces de ninos en el interior de la casa.

Johan fue directo al tema:

– Estamos por aqui para hablar con la gente que vive en los alrededores. Bueno, tras el asesinato. ?Conocia a la mujer asesinada?

– No, no puedo decir que la conociera. Claro, conociamos a la familia, pero no teniamos relacion con ellos.

– ?Que puedes decir de lo sucedido?

– Es terrible que una cosa asi pueda ocurrir aqui. Solo espero que detengan al que lo ha hecho cuanto antes. Es muy desagradable, no puedo dejar de pensar en ello. Y con ninos… Ahora yo los vigilo mucho mas. Tenemos cinco hijos.

La mujer aviso a los ninos, cerro la puerta y se sento en uno de los bancos de la entrada. Saco una cajita de tabaco de chupar y se coloco con soltura una bolsita debajo del labio. Ies ofrecio la caja. Pero tanto Johan como Peter declinaron la invitacion.

– Esta noche he estado dandole vueltas a un detalle. La policia ya estuvo aqui preguntando cosas. Entonces hablaron mas con mi marido. Pero esta noche no me podia dormir y se me ocurrio pensar en ello.

– ?En que? -pregunto Johan.

– Tengo problemas de insomnio y me paso despierta buena parte de la noche. La otra noche, la del lunes al martes, oi un coche que entraba en el camino que baja aqui al lado. Por aqui no pasan nunca coches de noche, asi que pense que era raro. Me levante para ver quien era, pero cuando mire no vi nada. Era como si se lo hubiera tragado la tierra. Y es extrano, porque el camino baja directamente hasta el mar. Tuve que salir a mirar. Cuando abri la puerta de la calle, volvi a oirlo otra vez. En ese momento pasaba por delante de nuestra casa. El camino hace una curva justo aqui fuera, asi que no tuve tiempo de ver que coche era.

– ?No se quedo con ningun detalle?

– Me fije en el ruido. El motor sonaba…, que diria yo… Sonaba como si fuera viejo. No sonaba como un coche nuevo.

– ?Puede haber sido algun vecino?

– No, hoy he preguntado a todos los vecinos, precisamente porque me parecia raro que hubiese alguien aqui fuera, conduciendo en mitad de la noche. Pero ninguno de ellos estuvo fuera y, ademas, yo se como suenan los coches de los vecinos. Aqui vivimos poca gente.

– ?Cuantos son?

– Nosotros y el veterinario que vive en la casa de al lado. Despues estan los Jonsson, que son campesinos y duenos de las tierras que hay alrededor. Viven en la casa mas grande, la que esta a la izquierda del camino, un poco mas abajo, pasada la del veterinario. Y tambien hay una familia con ninos, los Larsson, en la casa mas cercana al agua, a la derecha.

– ?Sabe que hora era cuando oyo el coche?

– Alrededor de las tres, diria.

– ?Le ha contado esto a la policia?

– Si, llame esta manana. Ya he estado alli hoy para que me interrogaran.

– Entiendo. ?Podemos hacerle unas preguntas delante de la camara? -pidio Johan.

Despues de hacerse de rogar un poco, la mujer acepto. El resto de los vecinos de la zona se negaron en redondo.

Con todo, a Johan no le quedo mas remedio que reconocer para sus adentros que Grenfors tenia razon. Habia sido una buena idea ir y entrevistar a los vecinos.

Volvieron a la redaccion y montaron un reportaje de dos minutos, que remitieron a Estocolmo cinco minutos antes de que comenzara la principal emision de noticias, para mayor satisfaccion del redactor.

Kxistian Nordstrom llego a las dependencias de la policia a las cinco en punto, como habian acordado. Tenia buen aspecto, constato Knutas cuando se estrecharon la mano. Habia decidido proceder al interrogatorio en su despacho, acompanado por el inspector Lars Norrby.

– ?Un cafe? -ofrecio Norrby.

– Si, gracias, con leche. Vengo directamente desde el aeropuerto y el cafe de los aviones es una porqueria.

Se retiro el cabello de la frente con la mano y volvio a echarse hacia atras en la silla. Cruzo una elegante pernera de pantalon sobre la otra y sonrio algo tenso al comisario, que saco la grabadora y la coloco sobre la mesa delante de ellos.

– ?Tenemos que tener eso?

– Lo siento, pero es necesario -afirmo Knutas-. Espero que no te moleste demasiado.

– No se, todo esto es un poco duro.

– Intenta hacer como si no estuviera. Esto es, como te dije por telefono, un mero interrogatorio de rutina. Hemos hablado con todos los que estuvieron en la fiesta excepto contigo. Por eso estas aqui.

– Si, claro.

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