Que ya no esta. Luego, me averguenzo de ser tan egoista. Y la policia parece que no sabe por donde va. No entiendo como pueden seguir teniendo detenido a Per Bergdal.
– ?Y eso por que?
– Queria a Helena mas que a nada en el mundo. Creo que estaban planeando casarse. Seguro que es por la pelea de aquella tarde, por eso la policia cree que es el asesino. Y la verdad es que fue desagradable, si. Pero eso no quiere decir que fuera el quien la matara.
– ?De que pelea estas hablando?
– Fue durante la fiesta, la tarde antes de que Helena fuera asesinada. Unos cuantos amigos nos juntamos a cenar en casa de Per y de Helena.
– ?Que paso?
– Per se puso celoso cuando Helena estaba bailando con uno de los chicos, con Kristian. Golpeo a Helena de tal manera que ella empezo a sangrar, y luego golpeo tambien a Kristian. Fue una locura. No habian hecho nada. Estaban bailando como los demas.
– ?Eso ocurrio la noche antes del asesinato?
– Si, ?no lo sabias?
– No, eso precisamente no lo sabia -susurro Johan.
«Ah, bueno, esa es la razon», penso. Ahi tenia la explicacion de por que Per Bergdal habia sido detenido.
– Es tan desagradable…, tan… tan irreal…
Sepulto la cara entre las manos.
Alargo la mano por encima de la mesa y le acaricio timidamente el brazo. A Emma le temblaban los hombros. Su llanto era irregular, entrecortado. Johan se sento con cuidado a su lado en el sofa, le ofrecio unas servilletas de papel. Se sono ruidosamente y apoyo la cabeza en el hombro masculino. Johan la abrazo y la consolo.
– No se lo que voy a hacer -se lamento-. Solo quiero salir de aqui.
Cuando se tranquilizo, la acompano hasta el coche, que habia aparcado en una calle transversal. La seguia unos pasos mas atras con la mirada fija en aquella espalda afligida. Al llegar al coche se detuvieron mientras ella buscaba las llaves en el bolso. Justo cuando dijo adios y se inclino para abrir la puerta del coche, la tomo del brazo. Con delicadeza. Como si preguntara. Ella se volvio y se lo quedo mirando. Le acaricio la mejilla y entonces Emma se inclino un poco adelante. Solo un poco, lo suficiente para que se atreviera a besarla. Un beso fugaz, apenas un segundo, antes de que ella lo apartara.
– Perdon -dijo azorado.
– Esta bien. No tienes que disculparte.
Emma entro en el coche y lo puso en marcha. Johan se quedo extasiado en medio de la lluvia, mirandola a traves de la ventanilla del coche. Aun le ardian los labios tras el beso y se quedo mirando embobado como desaparecia calle arriba.
– Mira aqui -grito Matilda, que era la mayor y la mas atrevida de las dos.
Habia visto algo debajo de un arbusto en la linde de la tierra y tuvo que tirar de ello con todas sus fuerzas para poder levantar el objeto. Era un hacha. La levanto delante de su hermana.
– ?Que es eso? -pregunto Johanna con los ojos como platos.
– Un hacha, tonta -aclaro Matilda-. Vamos a ensenarsela a mama.
Como el hacha estaba manchada de lo que parecia ser sangre y las ninas la habian encontrado cerca del lugar del crimen, su madre llamo inmediatamente a la policia.
Knutas fue uno de los primeros que tuvo conocimiento del hallazgo. Cruzo a toda prisa los pasillos y bajo las escaleras hasta la seccion donde estaban los expertos. Empezaban a suceder cosas. Por la manana habia llegado el informe preliminar de la autopsia, el cual determinaba que, como todos creian, Helena Hillerstrom habia muerto a consecuencia de un hachazo en la cabeza y que no habia sido violada. En cambio, tenia restos de la piel de Bergdal debajo de las unas. El hecho en si no era especialmente sorprendente, puesto que ya sabian lo de la pelea. El hablo tambien con los del SKL y le informaron de que no habia restos de semen en las bragas.
Cuando Knutas aparecio jadeante por la puerta de cristal, Eric Sohlman acababa de recibir el hacha, envuelta en una bolsa de papel.
– Hola.
– ?Acabas de recibirla? -pregunto Knutas, y se inclino sobre la bolsa.
– Si -respondio Sohlman, mientras se calzaba un par de guantes finos de latex-. Ahora vamos a ver.
Encendio un tubo fluorescente que colgaba sobre la mesa blanca de trabajo y abrio con cuidado la bolsa, que iba provista de una etiqueta donde ponia:
«Hallado el 08-06-2001, a las 15.30 aprox. en una tierra de cultivo, en la zona de Lindarve, Frojel. El hallazgo fue obra de Matilda y Johanna Laurell, Lindarve gard, Frojel. Tel.: 0498-515 776.»
Sohlman empezo a fotografiar el hacha. La volvia con cuidado de uno y otro lado para captarla desde distintos angulos. Cuando termino, se sento con las piernas abiertas en un taburete al lado de la mesa de trabajo.
– A ver si podemos encontrar algo interesante -dijo colocandose bien las gafas-. ?Que ves aqui, en la hoja?
Anders Knutas observo la pesada hoja del hacha. Pudo ver con nitidez unas manchas oscuras.
– ?Es sangre?
– Eso parece. Vamos a enviarlo al SKL para que analicen el ADN. Lo malo es que son muy lentos. La respuesta puede tardar varias semanas -murmuro Sohlman.
Tomo una lupa y paso a estudiar el mango.
– Hemos tenido suerte. Como el mango esta pintado y barnizado, son mayores las posibilidades de que las huellas dactilares no hayan desaparecido. -Al rato silbo-. Mira aqui.
Knutas estuvo a punto de tropezar al levantarse de la silla.
– ?Que?
– Aqui, en el mango. ?Lo ves?
Sohlnian le paso la lupa. Se veia la huella de un dedo en el mango.
Movio la lupa y al momento distinguio varias huellas dactilares.
– Parece que pertenecen al menos a dos personas -dijo Sohlnian-. ?Ves que hay dos tamanos distintos? Uno pequeno y otro mas grande. Eso significa que tendremos que tomar las huellas dactilares de las ninas que encontraron el hacha. Tiene que haber estado protegida de alguna manera, si no la lluvia habria borrado las huellas.
– ?Crees que puede ser el arma del crimen?
– Sin duda. El tamano y el tipo coinciden con las heridas.
Sohlman saco una caja con unos polvos y los extendio con un pincel sobre el mango del hacha. Se hizo con dos tubos y mezclo su contenido hasta obtener una masa plastica que extendio sobre el mango con una pequena espatula de plastico.
– Ahora esto tiene que endurecerse. Tendremos que esperar diez minutos.
– Ya, ya -asintio Knutas con impaciencia contenida-. Mientras tanto voy en busca de las huellas de Bergdal.
Cuando paso el tiempo, Sohlman retiro la masa con los dedos. Aparecieron unas huellas dactilares nitidas.
– Bueno, ahora no tenemos mas que comparar.