Sohlman se inclino sobre el papel con las huellas dactilares de Per Bergdal. A los pocos minutos, se incorporo y miro a Knutas.
– Coinciden. Estoy seguro al noventa por ciento.
Knutas se quedo pasmado mirando a su colega.
– Para estar completamente seguros, puedo escanearlas y enviarlas por correo electronico a la Central de Huellas Dactilares de Estocolmo. Con un poco de suerte, tendremos la respuesta dentro de una hora.
– Hazlo -ordeno Knutas.
La respuesta llego cuarenta y cinco minutos mas tarde. La huella dactilar que aparecia en el mango del hacha pertenecia a Per Bergdal.
Asi que eso era lo que habia ocurrido, costato Knutas decepcionado. Per Bergdal, probablemente, habia matado a su novia en la playa. Del todo seguros no podrian estar hasta que obtuvieran el resultado del analisis de ADN de la sangre. Si la sangre que aparecia en el hacha coincidia con la de Helena, entonces no habria ninguna duda. El novio era el asesino. «Tal vez este empezando a hacerme viejo -penso-. Empieza a fallarme el sentido comun.»
Reunio en su despacho al resto del equipo que dirigia la investigacion, para informar de los resultados.
– Joder, que bien -murmuro Norrby.
– Esto hay que celebrarlo -estallo Sohlman-. Lo cual significa obligatoriamente una cerveza en la ciudad. Yo invito a la primera ronda.
Todos se levantaron haciendo pequenos comentarios hilarantes.
Anders Knutas informo inmediatamente al jefe provincial de policia y al fiscal Smittenberg. Llamo a Karin Jacobsson y a Thomas Wittberg a Estocolmo y les dijo que ya podian volver a casa. Una hora despues enviaron un comunicado a la prensa. Aquella misma tarde se solicito la prision preventiva para Per Bergdal. Su tramitacion tendria lugar durante el fin de semana.
La noticia aparecio en la prensa, en la radio y en la television y el caso se dio por zanjado. Gotland podia volver a respirar.
LUNES 11 DE JUNIO
Para Johan, la semana iba a ser mas dura de lo que habia calculado. E1 lunes, apenas habia puesto el pie en la redaccion, cuando lo llamo Grenfors.
– Oye, buen trabajo el de Gotland.
– Gracias -respondio Johan a la expectativa, por cuanto siempre tenia la impresion de que cuando los redactores empezaban una conversacion haciendole elogios era porque querian pedirle algo.
– Supongo que alli no pasara nada mas, ya que al parecer el novio es el culpable.
– Puede ser.
– Lo malo es que ahora estamos empantanados -prosiguio Grenfors.
– Bueno, eso ya lo he oido otras veces -comento Johan cortante.
El otro ignoro el tono.
– El reportaje largo que ibamos a emitir el sabado se ha ido al garete. No sabemos que hacer. Tu habias hablado de preparar un trabajo sobre la guerra de bandas rivales en Estocolmo. ?Crees que te dara tiempo a hacerlo?
Johan comprendia el problema y no queria cerrarse en banda, aunque habia contado con disponer de al menos un dia tranquilo despues del viaje a Gotland. El recuerdo de Emma Winarve le habia rondado por la cabeza todo el fin de semana y no pudo dormir bien. No entendia que le estaba pasando. Una mujer de Gotland, casada y madre de hijos pequenos y a la que apenas conocia. Aquello era absurdo. Miro a Grenfors.
– Bueno, a lo mejor puedo. Ya tengo una parte grabada de antes. No me dara tiempo a hacer un reportaje largo, pero siete u ocho minutos seguro que salen, sin duda.
Grenfors parecia aliviado.
– Bien. Entonces quedamos en eso. Ya sabia que podia contar contigo.
En cuanto se volvio a sentar delante de su mesa en la sala general de redaccion, Johan empezo a repasar el material que tenia. Disparos en Varberg, donde una persona con antecedentes criminales murio asesinada en plena calle con tres balas en la cabeza. Pura ejecucion. La victima habia estado implicada dos meses antes en la muerte del dueno de una pizzeria en Hogdalen, quien fue acribillado a balazos en su coche dentro de un aparcamiento. El dueno de la pizzeria, a su vez, tenia una gran deuda pendiente con el oscuro dueno de un bar de los bajos fondos de Estocolmo, del cual todos sabian que tenia contactos con la mafia rusa. Ademas, participo en el asesinato del dueno de un gimnasio de Farsta, liquidado a tiros en el hipodromo de Taby unos anos antes. Y asi seguia el material. Disparos, robos a punta de pistola, e incluso asesinatos, se habian convertido en algo cotidiano en Estocolmo. La redaccion habia dejado de informar de todos los atracos a mano armada. Ocurrian tan a menudo que ya no eran clasificados como noticia dentro de los informativos. La mayor parte de los asesinatos y de los delitos graves en Estocolmo los cometia una pequena camarilla de criminales duros, esa era la tesis que Johan pensaba sostener en su reportaje.
Tenia buena relacion con la novia de una de las victimas de los ultimos anos. Marco su numero de telefono. Ella le habia prometido anteriormente concederle una entrevista.
Habia llegado el momento de cumplir aquella promesa.
VIERNES 15 DE JUNIO
Con brazadas largas y energicas, Knutas iba dejando atras metro tras metro. Sacaba la cabeza fuera del agua un segundo escaso, para tomar aire, y dentro otra vez. En el agua no sentia el peso, ni el paso del tiempo. Adquiria otra perspectiva que le hacia ver las cosas mas claras.
Eran las siete de la manana y estaba solo en la piscina de veinticinco metros de Solbergabadet. Habia transcurrido una semana desde que Per Bergdal ingreso en prision, y aunque el asesinato de Helena Hillerstrom se daba por resuelto, el comisario no se habia quedado tranquilo. Bergdal tendria que presentarse ante el juzgado de Gotland el dia 15 de agosto acusado del asesinato de su novia. El lo seguia negando. Y Knutas se sentia inclinado a creerle. La incertidumbre lo atormentaba como un dolor de muelas pertinaz. Habia hablado con SKL en Linkoping el dia anterior. Estaba demostrado que la sangre del hacha era de Helena. Con lo cual se podia dar por sentado que el hacha habia sido el arma del crimen. Y, por supuesto, habian encontrado las huellas de Bergdal en ella. Sin embargo, seguia teniendo la impresion de que el novio era inocente.
Paso de braza a espalda.
Segun Bergdal, el hacha pertenecia a la familia Hillerstrom y tuvo que haber sido sustraida de la caseta sin cerradura que habia en su terreno. La tenian desde hacia muchos anos y Per Bergdal habia cortado lena con ella muchas veces, asi que no era de extranar que sus huellas dactilares aparecieran en el mango.
Knutas le comento sus dudas al fiscal Smittenberg en una de sus conversaciones. El fiscal era un hombre con quien se podia razonar, que defendia el principio de imparcialidad. Animo al comisario a continuar con su trabajo, para intentar conseguir pruebas. Lo cierto era que las pruebas tecnicas eran de peso, anadio, pero si aparecian nuevas circunstancias que apoyaran la version de Bergdal, el no seria un obstaculo. Por desgracia, no lo habia conseguido. El hecho de que Per Bergdal tambien calzara el numero 45, coincidente con las huellas encontradas en el lugar del crimen, no mejoraba las cosas. En cambio, la policia no habia conseguido encontrar en casa de Bergdal ningun zapato que encajara con las huellas. Le desconcertaba la circunstancia de que Helena Hillerstrom no hubiera sido violada, ni tampoco sometida a ningun tipo de abuso sexual. El asunto era que significaban las bragas en la boca, si el asesinato no tenia ninguna motivacion sexual. «Hay algo que no encaja», penso Knutas y