Solto la tapa de golpe, saco el movil y llamo a la policia.
LUNES 25 DE JUNIO
Gamla Stan, el barrio antiguo de Estocolmo, tenia un gran parecido con Visby. Este pensamiento siempre asaltaba a Knutas cuando visitaba la capital. Disfruto del ambiente. Muchos de los bellos edificios con adornos de hierro en las fachadas y esculturas sobre los porticos eran del siglo XVII, cuando Suecia era una gran potencia en Europa y Estocolmo conocio un gran desarrollo. Las casas estaban muy juntas unas a otras y recordaban lo poblada que estuvo la capital en aquellos tiempos.
Las estrechas calles adoquinadas se bifurcaban desde el centro historico de la ciudad, la plaza de Stortorget, como los brazos de un calamar. Ahora, Gamla Stan estaba lleno de restaurantes, cafes y tiendas pequenas que vendian antiguedades, objetos de artesania y, naturalmente, infinidad de baratijas.
El barrio de Gamla Stan y Visby tenian muchas cosas en comun. La influencia alemana fue muy grande en las dos ciudades durante la Edad Media. Los comerciantes germanos habian dominado en ambas por igual y dejaron su impronta en los edificios y los nombres de las calles. Tambien Gamla Stan habia estado rodeada por una muralla defensiva, demolida en el siglo XVII para dejar sitio a los muchos grandes edificios que se construyeron entonces. Al otro lado de las vallas que daban a la calle empedrada se podian entrever pequenos oasis verdes y jardines en flor, igual que en Visby.
Anders Knutas y Karin Jacobsson bajaron hasta la calle Osterlanggatan. A el le gustaba mas que la calle Vasterlanggatan, mas comercial. A lo largo de Osterlanggatan habia mas galerias de arte, tiendas de artesania y restaurantes.
Alli estaba tambien la tienda que vendia la ceramica de Gunilla Olsson. En el escaparate estaban expuestos algunos objetos de ceramica. Una campanilla tintineo cuando abrieron la puerta.
No habia clientes. La duena era una mujer elegante de unos sesenta anos.
Knutas se presento, presento a su colega y explico el motivo de su visita.
La senora mostro un gesto de preocupacion.
– Es horrible lo del asesinato. Absolutamente incomprensible.
– Si -asintio Knutas- y en estos momentos lo mas importante es cazar al asesino. Estamos siguiendo varias pistas, una de ellas aqui, en Estocolmo. Segun tengo entendido, tu vendias la ceramica de Gunilla. ?Cuanto tiempo llevas vendiendola?
– Solo unos meses. Tenia buena salida. Vi sus piezas en una exposicion en Gotland este invierno y me gustaron apenas verlas. Tenia talento. Los clientes pensaban lo mismo. Vendia sus piezas casi en cuanto las recibia. Estos cuencos son especialmente apreciados -explico senalando un cuenco alto y amplio con numerosos agujeritos, que destacaba en su propia estanteria.
– ?Te conto Gunilla algo de su vida privada? -pregunto Knutas.
– No. Era bastante reservada. No tuvimos mucho contacto personal. Por lo general hablabamos por telefono; de la entrega de los pedidos se encargaban otras personas. Gunilla estuvo aqui y vino a saludarme en primavera, y yo visite Gotland y fui a verla hace apenas dos semanas.
– ?Que hicisteis en esa ocasion?
– Yo me alojaba en un hotel de Visby. Iba a visitar a varios artistas. Me desplace un dia hasta su casa y fue todo muy agradable. Almorzamos juntas y estuvimos viendo su taller.
– ?No notaste entonces nada que te pareciese raro?
– No. Nada en absoluto.
– ?Te comento algo relativo a amistades nuevas que hubiera hecho, algun novio, quiza?
– No, aunque, bueno, si paso un chico por alli. Estabamos comiendo en aquel momento, y se marcho porque no queria molestar cuando ella tenia visita. De todos modos, me saludo amablemente y charlamos un momento, antes de que se fuera.
– ?Recuerdas su nombre?
– Se llamaba Henrik. Lo recuerdo muy bien porque mi hermano se llama asi.
– ?Y el apellido?
– Eso no lo dijo.
– ?Parecian amigos intimos?
– No se, resultaba dificil saberlo. Apenas entro un momento. Me dio la impresion de que vivia cerca, quiza fuera un vecino.
– ?Como lo describirias? -pregunto Knutas.
– Era de la misma edad que Gunilla. Alto y bien parecido. Cabello oscuro y fuerte, con unos ojos especialmente bonitos. Verdes, creo que eran.
«Da gusto con los artistas; que capacidad de observacion tienen», reflexiono Knutas.
– ?Observaste algo mas?
– Bien, si, me parecio que se trataba de un vecino, pero desde luego no era de Nar, porque hablaba con acento de Estocolmo. Ni el mas minimo acento de Gotland.
Sono el movil de Knutas. Al otro extremo, con voz alterada, Kihlgard informaba que unos jovenes habian encontrado la ropa de las mujeres asesinadas en una caseta de pescadores en Nissevikken.
Knutas concluyo enseguida la conversacion y dio las gracias a la mujer. Ya en la calle, comunico a Karin lo de la ropa.
– Lo mejor sera que volvamos cuanto antes -dispuso Knutas-. De todas formas, ya hemos hecho casi todo lo que veniamos a hacer aqui. Se encuentra en Gotland, eso esta claro.
Un par de horas mas tarde, se hallaban sentados en un avion de vuelta a Visby.
Habia dormido mal. Emma tuvo la sensacion de haberse despertado muy temprano. Echo un vistazo al reloj. Eran las cinco y media.
A su lado estaba Olle, que parecia dormir profundamente. Tenia la boca abierta y cada vez que respiraba lanzaba una bocanada de mal aliento. Se levanto y fue al cuarto de bano. Sentada en la taza mientras orinaba, la imagen de Johan cruzo por su cabeza, pero la desecho al instante. En adelante todo iba a ir bien entre Olle y ella. Abrio el grifo de la ducha y disfruto del agua que resbalaba sobre su cuerpo. Se envolvio en una toalla de bano y fue a acostarse al lado de Olle. Con la cabeza junto a la de el. «Claro que le quiero -penso, al tiempo que la sombra de la duda no la dejaba en paz-. Pero si es mi Olle…»
?Que harta estaba de si misma! Tantos titubeos, tanta inseguridad… ?Por que no podia decidir de una vez por todas lo que sentia?
Se sento para contemplarlo. Alli estaba, ignorante de que lo estaba observando. Desnudo e indefenso como un nino. A lo mejor ya no estaba enamorada de el.
Tal vez se hubiese acabado. Solo pensarlo le daba vertigo. El padre de sus hijos. Pero ?acaso estar enamorado no era lo mas importante de todo? Ella habia hecho una promesa de por vida. Amarlo en las penas y en las alegrias. En las alegrias y en las penas. ?Y si ya no habia alegrias?
Recorrio con la mirada la frente y los parpados de Olle. Se preguntaba que se esconderia alli dentro. Que pensaria el.
Y los ninos. Sus dos maravillosos hijos. Como padres, tenian una responsabilidad infinita.
?Y ella misma? ?Quien era ella para estar dispuesta a sacrificarlo todo de una manera tan irreflexiva? Que implicaba riesgos de por vida. Era una temeridad. ?Como era capaz? No se trataba solo de Olle y Emma. Se trataba del futuro de toda la familia. Del futuro de los ninos.
Al mismo tiempo, su enamoramiento de Johan hacia que se elevara y descendiese como un barco en alta mar.
Se levanto, fue a la cocina y encendio un cigarrillo, aunque solo eran las seis y cuarto. Al cuerno lo de no fumar en casa. Ya tendria tiempo de ventilarla antes de que llegasen los ninos.
Las cavilaciones se filtraban con cada calada. A lo mejor solo tenia que esperar. Aceptar su confusion interior. No tenia por que tomar ninguna decision ahora. Mejor dejarlo correr por un tiempo. Dejar pasar el tiempo.
Ya no tenia fuerzas para seguir pensando en su caotica vida sentimental.