Volvio a sonar el movil, pero no era capaz ni de sacarlo del bolsillo, mucho menos de hablar con quien tan insistentemente lo llamaba. Sanna, seguramente. La encontraria enojada cuando llegase a casa, pero que le iba a hacer.
Empezaba a sentir un hormigueo por todo el cuerpo y se retorcio en el asiento. Los faros del coche que circulaba detras de el se reflejaban en el retrovisor y quedo cegado momentaneamente. Pero habia algo en los faros, en la distancia siempre identica y en el resplandor que lo movio a mirar de nuevo por el retrovisor. El mismo coche lo seguia desde que salio de Torp. ?O no lo era? Se froto los ojos con la mano. Ya no estaba seguro de nada.
La luz lo siguio cuando giro para salir de la autovia a la altura del indicador de Fjallbacka. Christian entorno los ojos en un intento por distinguir que coche era. Pero estaba demasiado oscuro y las luces lo cegaban. Empezaron a sudarle las manos al volante. Lo apretaba tanto que le dolian las manos, asi que estiro los dedos un poco.
Recreo su imagen. La vio con el vestido azul y el nino en el regazo. El olor a fresas, el sabor de sus labios. La sensacion de la tela del vestido en la piel. Su cabello largo y castano.
Algo cruzo delante del coche. Christian freno de golpe y, durante unos segundos, perdio el contacto con la calzada. El coche se deslizo hacia la cuneta y el se abandono y no hizo nada por evitarlo. Sin embargo, el automovil se detuvo a unos centimetros del borde. Al resplandor de los faros distinguio el trasero blanco de un corzo y Christian lo vio huir asustado, trotando por el campo.
El motor seguia en marcha, pero el zumbido que le resonaba en la cabeza ahogaba el ruido. Vio por el retrovisor que el coche que venia detras tambien se habia detenido y Christian comprendio que deberia ponerse en marcha otra vez, alejarse de los faros que se reflejaban en el retrovisor.
Se abrio una puerta y alguien salio del otro coche. ?Quien era, quien caminaba hacia donde el se encontraba? Fuera estaba tan oscuro que solo vio que se le acercaba una figura asexuada. Unos pasos mas y quienquiera que fuese estaria junto a la puerta del coche.
Empezaron a temblarle las manos en el volante. Aparto la vista del retrovisor y la clavo en el campo y el lindero del bosque que se distinguia vagamente a unos metros de alli. Miro y espero. Hasta que se abrio la puerta del acompanante.
– ?Como estas? ?Te encuentras bien? No parece que lo hayas atropellado.
Christian miro hacia el lugar de donde provenia la voz. Un hombre de pelo cano y unos sesenta anos de edad lo miraba desde la puerta.
– Estoy bien -murmuro Christian-. Es solo que me he llevado un susto.
– Si, es horrible que algun animal se te cruce asi, sin mas. Entonces ?seguro que estas bien?
– Segurisimo. Ya me voy a casa. Voy camino de Fjallbacka.
– Aja, pues yo voy a Hamburgsund. Conduce con cuidado.
El hombre cerro la puerta y Christian noto que el pulso recobraba el ritmo normal. No habian sido mas que fantasmas, recuerdos del pasado. Nada que pudiera hacerle dano.
En su cabeza intentaba hacerse oir una vocecita que le hablaba de las cartas, que no eran fruto de la imaginacion. Pero el hizo oidos sordos, no podia prestarle atencion. Si empezaba a recordar, ella se haria de nuevo con el poder. Y no podia permitirlo. Habia trabajado muy duro para olvidar. No volveria a ponerse a su alcance.
Salio a la carretera en direccion a Fjallbacka. El movil seguia sonando en el bolsillo.
Erica miraba a Patrik atonita.
– ?En el hielo?
– Si, el pobre hombre que lo encontro debio de llevarse un buen susto. -Patrik acababa de referirle los sucesos del dia.
– ?Ya lo creo que si! -Erica se desplomo de golpe en el sofa y Maja acudio corriendo a encaramarse a sus rodillas, lo cual no resulto ser tarea facil.
– Hola… hola… -gritaba Maja en voz alta con la boca pegada a la barriga. Desde que le explicaron que los bebes podian oirla, aprovechaba la menor ocasion para comunicarse con ellos. Puesto que su vocabulario era aun limitado, por decirlo con suavidad, la charla era esencialmente monotematica.
– Seguro que estan durmiendo, no los despiertes -le dijo Erica mandandola callar con el dedo en los labios.
Maja imito su gesto y pego la oreja a la barriga para oir si los bebes dormian de verdad.
– Debe de haber sido un dia terrible -dijo Erica en voz baja.