Aguzo el oido tratando de distinguir la voz de su padre. Alice parecia resuelta a no romper a llorar todavia, y el le devolvia la sonrisa. Luego coloco la mano con mucho cuidado debajo de la cabeza de Alice, para que sirviera de apoyo, tal y como le habia visto hacer a su madre. Y, con la otra mano, fue soltando la hamaquita en la que ella descansaba medio tumbada. No fue del todo facil. Alice estaba resbaladiza y se movia sin parar.

Finalmente, consiguio soltar la hamaquita y la retiro despacio. Todo el peso de Alice descansaba ahora en su brazo izquierdo. Aquel olor dulzon y asfixiante se hacia cada vez mas intenso y el volvio la cara mareado. Notaba la mirada de Alice quemandole la mejilla y tenia la piel mojada y escurridiza. La odiaba porque lo obligaba a apreciar aquel olor otra vez, porque lo obligaba a recordar.

Muy despacio, fue retirando el brazo sin dejar de mirarla. La cabeza de Alice se desplomo hacia atras en la banera y, poco antes de que alcanzase el agua, ella tomo aire para empezar a llorar. Pero ya era demasiado tarde y aquella carita suya desaparecio por debajo de la superficie. Ella lo miraba bajo los movimientos del agua. Agitaba brazos y piernas, pero no lograba incorporarse y salir, era demasiado pequena, demasiado debil. Ni siquiera tuvo que sujetarle la cabeza debajo del agua. Descansaba sobre el fondo y lo unico que ella podia hacer era moverla de un lado a otro.

El se acuclillo y apoyo la mejilla en el borde de la banera para observar la lucha de Alice. No deberia haberse apropiado de aquella madre suya tan hermosa. La pequena merecia morir. El no tenia la culpa.

Al cabo de un rato, Alice dejo de mover los brazos y las piernas y se hundio, despacio, hasta el fondo. El noto que lo inundaba la calma. Habia desaparecido el olor y ya podia respirar de nuevo. Todo volveria a ser como siempre. Con la cabeza ladeada y apoyada sobre la fria porcelana de la banera, el observaba a Alice, que ya se habia quedado totalmente inmovil.

– Adelante, adelante. -Ulf Rosander parecia aun adormilado, pero estaba vestido e invito a Patrik y a Paula a pasar.

– Gracias por recibirnos con tan poco margen -dijo Paula.

– No pasa nada, simplemente he llamado al trabajo para avisar de que llegare un poco mas tarde. Teniendo en cuenta las circunstancias, lo comprenden perfectamente. Hemos perdido a un colega. -El hombre entro en la sala de estar y ellos dos lo siguieron.

Se diria que hubiese caido una bomba alli dentro. Habia juguetes y chismes por todas partes y Ulf tuvo que apartar una montana de ropa de nino para que pudieran sentarse en el sofa.

– Por las mananas, cuando salen para la guarderia, esto se queda hecho un caos -explico excusandose.

– ?Que edad tienen? -pregunto Paula mientras Patrik la dejaba tomar la iniciativa. Un policia jamas debia menospreciar el valor de comenzar dando palique.

– Tres y cinco anos. -A Rosander se le ilumino la cara al responder-. Dos ninas. De un segundo matrimonio. Tambien tengo dos hijos de catorce y dieciseis, pero ahora estan con su madre, de lo contrario habria sido mucho peor.

– ?Y se llevan bien los hermanos? Teniendo en cuenta la diferencia de edad… -intervino Patrik.

– Pues si, mas de lo que cabia esperar. Los chicos son como suelen ser los adolescentes, asi que la cosa no siempre va como una seda, pero las pequenas los adoran y es un amor correspondido. De hecho, los llaman los hermanos alce.

Patrik se echo a reir, pero Paula no parecia comprender.

– Es un cuento -le explico-. Espera y veras, dentro de unos anos te lo sabras de memoria.

Se puso serio de nuevo y se dirigio a Rosander.

– En fin, como ya sabes, hemos encontrado el cuerpo de Magnus.

A Rosander se le borro la sonrisa. Se paso la mano por el pelo, que ya tenia alborotado.

– ?Sabeis como murio? ?Bajo al fondo de las aguas?

Utilizo una expresion un tanto anticuada, pero muy familiar entre quienes vivian cerca del mar.

Patrik nego con un gesto.

– Aun no tenemos mucha informacion, pero ahora lo mas importante es aclarar que sucedio la manana que desaparecio.

– Lo comprendo, aunque no se como puedo ayudar. -Rosander hizo un gesto de impotencia-. Lo unico que se es que llamo para decirme que se retrasaria un poco.

– ?Era algo insolito? -pregunto Paula.

– ?Que se retrasara? -Rosander fruncio el entrecejo-. Pues ahora que lo pienso, creo que no habia ocurrido jamas.

– ?Desde cuando ibais juntos al trabajo? -pregunto Patrik apartando discretamente una mariquita de plastico sobre la que se habia sentado sin darse cuenta.

– Desde que empece a trabajar en Tanumsfonster, hace cinco anos. Antes, Magnus solia coger el autobus, pero enseguida entablamos conversacion y le dije que podia venirse conmigo en el coche, y asi el contribuia un poco con la gasolina.

– Y en esos cinco anos no te llamo nunca para avisar de que llegaba tarde, ?no es eso? -insistio Paula.

– No, ni una sola vez. En tal caso, me acordaria.

– ?Como lo encontraste cuando te llamo? -pregunto Patrik-. ?Tranquilo? ?Alterado? ?No menciono la razon por la que no iba a llegar a tiempo?

– No, no me dijo nada de los motivos. Y no podria afirmarlo con seguridad, ya ha pasado algun tiempo, pero la verdad es que no sonaba como de costumbre.

– ?En que sentido? -pregunto Patrik inclinandose.

– Pues… quiza no tanto como alterado, pero tuve la sensacion de que algo le pasaba. Pense que quiza hubiese discutido con Cia o con los ninos.

– ?Que te hizo pensar de aquel modo? ?Algo de lo que dijo? -quiso saber Paula, que intercambio una mirada con Patrik.

– No, a ver, la conversacion no duro mas de tres segundos. Magnus llamo y me dijo que se iba a retrasar y que me fuera si veia que tardaba mucho. Que ya iria al trabajo por su cuenta. Y luego colgo. Asi que lo espere un rato antes de irme. Eso fue todo. Supongo que fue el tono de voz lo que me hizo pensar en algun problema familiar o algo asi.

– ?Sabes si la pareja tenia problemas?

– Jamas le oi a Magnus una palabra mas alta que otra sobre Cia. Al contrario, parecian estar muy bien. Claro que nunca se sabe lo que ocurre en el seno de otras familias, pero a mi siempre me dio la impresion de que Magnus estaba felizmente casado. Claro que no hablabamos mucho de ese tema, sino de cosas cotidianas y de la liga sueca.

– ?Dirias que erais amigos? -pregunto Patrik.

Rosander se demoro con la respuesta.

– No, no diria tanto. Ibamos juntos al trabajo y a veces charlabamos a la hora del almuerzo, pero nunca nos visitamos ni saliamos juntos. Y no se por que, la verdad, porque nos llevabamos muy bien. Claro que cada uno tiene sus circulos de amistades y resulta dificil romperlos.

– Es decir, que si se hubiese sentido amenazado por alguien o si hubiese estado nervioso por algo, no te lo habria confiado, ?no? -pregunto Paula.

– No, no lo creo. Pero lo veia cinco dias a la semana, asi que si hubiera estado preocupado por algo lo habria notado. Estaba como siempre. Alegre, tranquilo y seguro. Un tipo estupendo, sencillamente. -Rosander se miro las manos-. Siento no ser de mas ayuda.

– Has sido muy solicito. -Patrik se levanto y Paula siguio su ejemplo. Le estrecharon la mano y le dieron las gracias.

Una vez en el coche, repasaron la conversacion.

– ?A ti que te parece? -pregunto Paula mirando el perfil de Patrik, que estaba sentado a su lado, en el asiento del acompanante.

– ?Eh, mira la carretera! -Patrik se agarro al asidero al ver que, en la cerrada curva que habia antes de Morhult, Paula evitaba por los pelos el choque frontal con un camion.

– ?Ay! -exclamo Paula volviendo a dirigir la mirada a la luna delantera.

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