comun.
– ?Como aparecio Christian?
– Pues no lo se, la verdad. Fue Magnus quien los invito a el y a Sanna, poco despues de que Christian se mudara a Fjallbacka. A partir de ahi, se convirtio en habitual.
– ?Sabes algo de su pasado?
– No -dijo, y guardo silencio un instante-. Ahora que lo dices… No se practicamente nada de lo que hacia antes de venir aqui. Nunca hablabamos de eso. -Kenneth parecia extranado de su propia respuesta.
– ?Y que tal os llevais Erik y tu con Christian?
– Pues es bastante reservado y, a veces, muy sombrio. Pero es un buen tipo y, con un par de copas de vino en el cuerpo, se relaja y lo pasamos muy bien juntos.
– ?Has tenido la impresion de que estuviera presionado por algo? ?O preocupado?
– ?Te refieres a Christian? -De nuevo aquel destello en los ojos de Kenneth, tan fugaz como el de hacia unos minutos.
– Bueno, lleva aproximadamente un ano y medio recibiendo esas amenazas.
– ?Tanto? No lo sabia.
– ?No habiais notado nada?
Kenneth meneo la cabeza.
– Como te decia, Christian es un poco… complicado, podriamos decir. No es facil saber que tiene en la cabeza. Por ejemplo, yo no me entere de que estaba escribiendo un libro hasta que no lo tuvo listo para publicar.
– ?Lo has leido? Es espantoso lo que cuenta -dijo Erica.
Kenneth volvio a negar con un gesto.
– No soy muy dado a leer libros pero, al parecer, ha tenido buenas criticas.
– Fenomenales -confirmo Erica-. Pero, entonces, a vosotros no os habia hablado de las cartas, ?no?
– No, Christian jamas menciono nada al respecto. Aunque, ya te digo, siempre nos hemos visto en reuniones mas o menos numerosas, cenas con las parejas respectivas, en Ano Nuevo y en el solsticio de verano y cosas asi. Magnus era el unico con el que habria hablado, creo yo.
– ?Y Magnus tampoco os dijo nada sobre ese tema?
– No, en ningun momento. -Kenneth se puso de pie-. Si me perdonas, creo que deberia trabajar un poco. ?Seguro que no vais a lanzaros a comprar una casa nueva? -Sonrio y, con un movimiento del brazo, abarco todos los anuncios que habia en la pared.
– Nos encanta la casa en la que vivimos, gracias, pero esas son muy bonitas. -Erica hizo un intento de levantarse, pero sin mucho exito, como de costumbre. Kenneth le tendio una mano y le ayudo a ponerse de pie.
– Gracias. -Erica se enrollo en el cuello la amplia bufanda-. Lo siento muchisimo, de verdad -dijo-. Lo de tu mujer. Espero… -No encontro mas palabras que decir y Kenneth asintio en silencio.
Erica empezo a tiritar en cuanto salio de nuevo al frio de la calle.
A Christian le costaba concentrarse. Por lo general, disfrutaba del trabajo en la biblioteca, pero hoy le resultaba imposible centrarse, imposible obligar al pensamiento a seguir una direccion.
Todos los que acudian a la biblioteca tenian algun comentario que hacerle sobre
No podia dejar de pensar en lo terrible que era lo que le habia sucedido a Magnus. Habia empezado el hormigueo en las manos otra vez y amenazaba con extenderse. De los brazos al abdomen y de ahi a las piernas. De vez en cuando, notaba como si le ardiese de escozor todo el cuerpo y le costaba quedarse quieto en la silla. Por eso andaba entre las estanterias, devolviendo a su sitio los libros que habian ido a parar al lugar equivocado, colocando los lomos de los libros para que formasen hileras perfectas.
Se detuvo un momento. Estaba con la mano en alto sobre los libros y no se sentia en condiciones de moverla ni de bajarla. Y acudieron los recuerdos, aquellos que cada vez lo sorprendian con mas frecuencia. ?Que hacia el alli? ?Por que se encontraba precisamente alli, en aquel lugar? Meneo la cabeza para ahuyentar aquellas preguntas, pero cada vez las sentia mas dentro.
Alguien paso ante la puerta de la biblioteca. Solo tuvo tiempo de atisbar a la persona en cuestion, el movimiento, mas que otra cosa. Pero experimento la misma sensacion que cuando conducia hacia casa la noche anterior. La sensacion de algo amenazador y, al mismo tiempo, familiar.
Se dirigio a la entrada apremiando el paso y miro por el pasillo, en la direccion por la que se habia alejado aquella persona. Estaba vacio. No se oian pasos ni ningun otro ruido, no se veia a nadie. ?Se lo habria imaginado todo? Christian se presiono la sien con los dedos. Cerro los ojos y recreo la imagen de Sanna. Su expresion cuando le conto aquella media verdad, aquella media mentira. La boca entreabierta, la compasion mezclada con el horror.
Ya no le haria mas preguntas. Y el vestido azul habia vuelto al desvan, donde debia estar. Con una pequena porcion de verdad habia comprado un poco de tranquilidad. Pero ella no tardaria en empezar a cuestionarlo todo de nuevo, a buscar respuestas y esa otra parte de la historia que el no le habia contado. Esa parte debia permanecer enterrada. No existia alternativa.
Seguia con los ojos cerrados cuando oyo un carraspeo.
– Perdona, me llamo Lars Olsson. Soy periodista. Me preguntaba si no podriamos hablar un rato. He intentado localizarte por telefono, pero no lo cogias.
– Tenia el movil apagado. -Se quito las manos de las sienes-. ?Que quieres?
– Como ayer encontraron a un hombre en el hielo… Magnus Kjellner, que llevaba desaparecido desde noviembre. Tengo entendido que erais buenos amigos.
– ?Por que lo preguntas? -Christian retrocedio y se refugio detras del mostrador.
– Es una casualidad un tanto extrana, ?no te parece? Que tu lleves tiempo recibiendo amenazas y que hayan encontrado muerto a uno de tus amigos. Ademas, tenemos entendido que probablemente murio asesinado.
– ?Asesinado? -pregunto Christian, escondiendo las manos debajo del mostrador: le temblaban muchisimo.
– Si, el cadaver presenta lesiones que indican muerte violenta. ?Sabes si Magnus Kjellner recibio tambien amenazas? ?O quien te habra enviado las cartas a ti? -El tono del periodista era acuciante y no le dio oportunidad a Christian de negarse a responder.
– No se nada de ese asunto. No se nada.
– Pero parece que alguien se ha obsesionado contigo, y no seria muy rebuscado pensar que pueda haber gente de tu entorno que tambien sufra las consecuencias. Por ejemplo, ?han amenazado de alguna manera a tu familia tambien?
Christian no fue capaz sino de negar con la cabeza. Acudian a su mente imagenes que se apresuro a apartar. No podia permitir que se impusieran.
El periodista no se dio cuenta de que no deseaba responder a aquellas preguntas. O quiza si, pero no lo tuvo en cuenta.
– Tengo entendido que empezaste a recibir las amenazas antes de que los medios de comunicacion se fijaran en ti a raiz de la publicacion del libro. Lo que indica que se trata de algo personal. ?Algun comentario al respecto?
Una vez mas, nego vehemente con la cabeza. Christian apretaba tanto los dientes que la cara parecia una mascara rigida. Sentia deseos de huir, de no tener que afrontar aquellas preguntas, de no tener que pensar en ella y en como, despues de tantos anos, le habia dado alcance. No podia dejarla entrar de nuevo. Al mismo tiempo, sabia que ya era demasiado tarde. Ella ya estaba alli, y el no podia huir. Quiza no le hubiese sido posible nunca.
– Asi que no tienes idea de quien esta detras de esas amenazas, ?no es eso? ?Ni de si existira algun vinculo con el asesinato de Magnus Kjellner?
– Si no me equivoco, has dicho que teniais indicios de que lo habian asesinado, no la certeza de que fuera asi.