– Mujeres al volante -mascullo Patrik.

Paula comprendio que queria chincharle y decidio hacer caso omiso del comentario. Ademas, habia ido en el asiento del copiloto con Patrik al volante y, a decir verdad, que le hubieran dado el carne debia considerarse como un milagro.

– No creo que Ulf Rosander tenga nada que ver con esto -dijo Patrik, y Paula asintio.

– Estoy de acuerdo. Mellberg esta totalmente desencaminado.

– Pues no tenemos mas que convencerlo.

– De todos modos, ha estado bien hablar con el. A Gosta debio de pasarsele en su momento. Existia una razon para que Magnus se retrasara por primera vez en cinco anos. La impresion de Rosander es que se encontraba alterado o, al menos, no sonaba como de costumbre cuando llamo. Y no creo que fuera casualidad que desapareciera precisamente aquella manana.

– Tienes razon, aunque no se como vamos a proceder para rellenar esa laguna. Le hice a Cia la misma pregunta, si habia ocurrido algo extrano aquella manana, y asegura que no. Claro que ella se fue al trabajo antes que Magnus, pero ?que pudo suceder en el breve espacio de tiempo que estuvo solo en casa?

– ?Alguien ha comprobado la lista de llamadas? -pregunto Paula procurando no apartar de nuevo la vista de la carretera.

– Varias veces. Nadie los llamo aquella manana. Y nadie lo llamo al movil. La unica llamada que el hizo fue a Rosander. Y luego, nada.

– ?Recibiria alguna visita?

– No creo -respondio Patrik meneando la cabeza-. Los vecinos veian perfectamente la casa, estaban desayunando cuando Magnus se marcho. Y claro que podria haberseles escapado, pero no lo creian.

– ?Y el correo electronico?

Una vez mas, Patrik nego con la cabeza.

– Cia nos permitio revisar el ordenador y no habia un solo mensaje que despertase el menor interes.

Durante unos minutos se hizo el silencio en el coche. Ambos reflexionaban acerca de todo aquello. ?Como era posible que Magnus Kjellner hubiese desaparecido un buen dia sin dejar ni rastro, para luego aparecer tres meses mas tarde atrapado en el hielo? ?Que habria ocurrido aquella manana?

Por absurdo que pudiera parecer, habia decidido ir paseando. La distancia entre su casa de Salvik y el objetivo de su paseo se le antojaba a un tiro de piedra. Pero un tiro de piedra de record mundial.

Erica se llevo la mano a la espalda y se paro a recobrar el aliento. Miro hacia las oficinas de Havsbygg, que aun se hallaban demasiado lejos. Pero igual de lejos estaba su casa, asi que o bien se tumbaba alli mismo sobre un monton de nieve, o bien seguia arrastrandose hacia la meta.

Diez minutos despues entraba exhausta por la puerta de la oficina. No habia llamado de antemano, penso que llegar por sorpresa le daria ventaja. Se habia cerciorado de que el coche de Erik no estuviese en la entrada. Con quien queria hablar era con Kenneth. Y sin que nadie los molestase.

– ?Hola? -Nadie parecio oirla cuando cerro la puerta al entrar, de modo que continuo hacia el interior. Se notaba que era una casa normal y corriente, remodelada como oficina. La mayor parte de la planta baja era diafana y las paredes estaban cubiertas de estanterias con archivadores y grandes fotografias de los edificios que construian, y en cada extremo de aquel amplio espacio habia un escritorio. Ante uno de ellos se hallaba Kenneth. Se lo veia totalmente ajeno a la presencia de Erica, porque miraba al vacio y estaba completamente inmovil.

– ?Hola? -repitio Erica.

Kenneth se sobresalto.

– ?Hola! Lo siento, no te he oido entrar. -Se levanto y se encamino hacia ella-. Eres Erica Falck, si no me equivoco.

– Exacto -dijo al tiempo que, sonriente, le daba un apreton de manos. Kenneth se dio cuenta de que miraba de reojo una silla y la invito a sentarse.

– Pero sientate, debe de ser muy pesado llevar esa carga todo el dia. Ya no te quedara mucho, ?no?

Erica apoyo la espalda agradecida y noto que se le aligeraba la presion en los rinones.

– Bueno, todavia me queda un poco, pero es que son gemelos -contesto casi sorprendida al oirse.

– Vaya, pues vais a estar ocupados -contesto Kenneth amablemente al tiempo que se sentaba a su lado-. ?En busca de casa nueva?

Erica se sorprendio al verlo de cerca, a la luz de la lampara que tenian al lado. Parecia cansado y demacrado. O desesperado, mas bien. De pronto recordo haber oido contar que su mujer estaba gravemente enferma. Erica contuvo el impulso de poner la mano encima de la suya, pues sospechaba que el no lo interpretaria correctamente, pero no pudo por menos de decirle algo. Eran tan evidentes el dolor, el agotamiento; tan profundamente grabados en aquel rostro.

– ?Como esta tu mujer? -pregunto con la esperanza de que no se lo tomase a mal.

– Mal. Se encuentra muy mal.

Guardaron silencio unos instantes. Luego, Kenneth se irguio e intento esbozar una sonrisa, con la que no pudo disimular el dolor latente.

– En fin, pues dime, ?estais buscando casa? La que teneis es muy bonita, desde luego. En cualquier caso, con quien teneis que hablar es con Erik. Yo me encargo de las cuentas y los archivos, pero el discurso de venta no es lo mio. Creo que Erik vendra despues del almuerzo, asi que si vuelves luego…

– No, no he venido a comprar casa.

– Aja. ?Entonces?

Erica vacilo un instante. Mierda, ?por que tenia que ser tan curiosa y meter las narices en todas partes? ?Como iba a explicarselo?

– Habras oido lo de Magnus Kjellner, ?verdad? Que lo han encontrado y eso… -pregunto indecisa.

La cara de Kenneth cobro un tono mas grisaceo si cabe. El hombre asintio en silencio.

– Por lo que tengo entendido, os veiais bastante, ?no?

– ?Por que lo preguntas? -dijo Kenneth mirandola con recelo.

– Es que… -Erica rebuscaba en su cabeza una buena explicacion, pero no se le ocurria ninguna. Tendria que recurrir a una mentira-. ?Has leido en la prensa lo de las amenazas que ha recibido Christian Thydell?

Kenneth asintio de nuevo con expresion grave. Un destello afloro a sus ojos, pero fue tan breve que Erica no estaba segura de haberlo visto realmente.

– Christian es mi amigo y quiero ayudarle. Creo que existe una conexion entre las amenazas que el recibe y lo que le ocurrio a Magnus Kjellner -continuo.

– ?Que tipo de conexion? -pregunto Kenneth inclinandose hacia ella.

– No puedo entrar en detalles -respondio evasiva-. Pero seria de gran ayuda que me hablaras un poco de Magnus. ?Tenia enemigos? ?Alguien que pudiera desearle algun mal?

– No, eso no me cabe en la cabeza. -Kenneth se retrepo en una actitud que dejaba traslucir cuanto lo incomodaba el tema.

– ?Desde cuando sois amigos? -Erica oriento la conversacion por derroteros menos delicados. A veces el mejor camino era un rodeo.

Y funciono. Kenneth parecio relajarse.

– En principio, toda la vida. Teniamos la misma edad, asi que estabamos en la misma clase en la escuela primaria y luego en el instituto. Siempre estabamos juntos los tres.

– ?Los tres? ?Tu, Magnus y Erik Lind?

– Exacto. Si nos hubieramos conocido de adultos, seguramente no habriamos encajado, claro, pero Fjallbacka es tan pequeno que siempre terminabamos por coincidir y, bueno, seguimos viendonos. Cuando Erik vivia en Gotemburgo no lo veiamos mucho, pero desde que volvio nos hemos visto con bastante frecuencia, nosotros y nuestras familias. Por costumbre, me imagino.

– ?Dirias que sois amigos intimos?

Kenneth reflexiono un instante. Miro por la ventana y, contemplando el hielo, respondio:

– No, no diria tanto. Erik y yo trabajamos juntos, asi que tenemos mucho contacto, pero no somos amigos intimos. No creo que Erik tenga amigos intimos. Y Magnus y yo tambien eramos muy distintos. No tengo nada malo que decir de Magnus, ni creo que lo tenga nadie. Siempre lo pasabamos bien juntos, pero no nos haciamos demasiadas confidencias. Mas bien eran Magnus y el nuevo del grupo, Christian, quienes tenian mas en

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