– ?Te has cortado?
– Dejalo ya. No soporto tus interrogatorios. -Respiro hondo y, algo mas calmado, anadio-: Hoy se ha presentado un periodista en la biblioteca y ha estado preguntandome por Magnus y las cartas. Estoy tan harto de todo…
– Ya, pues aqui han estado llamando todo el dia. ?Y que le dijiste?
– Tan poco como pude. -Se callo de pronto-. Pero seguro que manana cuenta algo en el periodico. Siempre escriben lo que quieren.
– Pues por lo menos Gaby se pondra contenta -dijo Sanna en tono agrio-. ?Que tal fue la reunion con ella, por cierto?
– Bien -respondio Christian secamente, pero algo en su tono de voz le dijo a Sanna que aquella no era toda la verdad.
– ?Seguro? Comprenderia que estuvieras enfadado con ella, despues de haberte vendido a la prensa de ese modo…
– ?Ya te he dicho que me ha ido bien! -bufo Christian-. ?Es que siempre tienes que cuestionar todo lo que digo?
Alli estaba de nuevo la ira bullendo a borbotones y Sanna se quedo quieta, mirandolo. Cuando Christian se le acerco, tenia la mirada sombria y continuo gritandole.
– ?Tienes que dejarme en paz, joder! ?No lo comprendes? Deja de perseguirme las veinticuatro horas. Deja de husmear en lo que no te incumbe.
Sanna miro a su marido, a aquellos ojos que ella deberia conocer tan bien despues de tantos anos juntos. Pero quien ahora la miraba era un extrano. Y, por primera vez, Sanna tuvo miedo de el.
Anna entrecerro los ojos al dar la curva despues de Segelsallskapet, en direccion a Salvik. La figura que se movia a unos metros de alli guardaba cierto parecido con su hermana, si se guiaba uno por el color del pelo y por la ropa. El resto recordaba mas bien a Barbamama. Anna freno y bajo la ventanilla.
– Hola, precisamente iba para tu casa. Parece que necesitas que te lleven.
– Pues si, gracias -dijo Erica, que abrio la puerta del acompanante y se desplomo en el asiento-. He sobrevalorado excesivamente mi capacidad para pasear. Estoy muerta y empapada de sudor.
– ?Y adonde has ido? -Anna metio primera y puso rumbo a casa de sus padres, donde Erica y Patrik vivian ahora. La casa estuvo a punto de venderse, pero Anna ahuyento los recuerdos de Lucas y del pasado. Aquel tiempo habia quedado atras. Para siempre.
– He estado en Havsbygg, hablando con Kenneth, ya sabes.
– ?Por que? ?No ireis a vender la casa?
– No, no -se apresuro a tranquilizarla Erica-. Solo queria hablar un poco con el de Christian. Y de Magnus.
Anna aparco delante de aquella casa tan bonita y tan antigua.
– ?Por que? -pregunto, pero se arrepintio enseguida. La curiosidad de su hermana mayor lo superaba casi todo y a veces la ponia en unas situaciones de las que Anna preferia no saber nada.
– Comprendi que no sabia nada del pasado de Christian. Nunca ha contado nada de nada -dijo Erica saliendo del coche entre jadeos-. Y, ademas, a mi me parece que todo es un tanto extrano. A Magnus lo asesinaron y a Christian le envian amenazas. Y teniendo en cuenta que eran buenos amigos, no me trago que sea una coincidencia.
– Ya, pero ?Magnus recibio alguna amenaza? -Anna entro en el recibidor despues de Erica y se quito el abrigo.
– No por lo que yo se. De ser asi, Patrik lo sabria.
– ?Y estas segura de que, si hubiera averiguado algo durante la investigacion, te lo habria dicho?
Erica sonrio.
– Lo dices por lo bien que se le da a mi querido esposo mantener la boca cerrada, ?no?
– No, claro, en eso tienes razon -contesto Anna entre risas mientras se sentaba a la mesa de la cocina. Patrik no conseguia aguantar mucho tiempo cuando Erica se empenaba en sonsacarle informacion.
– Ademas, le ensene las cartas que ha recibido Christian y me di cuenta de que lo de las amenazas era para el una novedad. Si a Magnus le hubiera pasado algo parecido, habria reaccionado de otra manera.
– Ummm… si, supongo que tienes razon. ?Y entonces, averiguaste algo hablando con Kenneth?
– No, no mucho. Pero tuve la sensacion de que mis preguntas le resultaban de lo mas incomodas. Como si estuviera poniendo el dedo en alguna llaga, aunque no se por que exactamente.
– ?Se conocen mucho?
– No lo se. Me cuesta mucho imaginar que puede tener Christian en comun con Kenneth y Erik. Lo de Magnus lo entiendo mejor.
– Pues a mi siempre me ha parecido que Christian y Sanna forman una pareja un tanto extrana.
– Si, la verdad… -Erica buscaba la palabra adecuada. No queria que sonara a critica-. Sanna es un tanto «joven» -dijo por fin-. Ademas, creo que es muy celosa. Y hasta cierto punto, la comprendo. Christian es un hombre atractivo y no da la sensacion de que tengan una relacion muy igualitaria que digamos. -Erica habia preparado una tetera y la coloco en la mesa junto con un poco de leche y un tarro de miel.
– ?A que te refieres con igualitaria? -pregunto Anna llena de curiosidad.
– Pues, no es que me haya relacionado mucho con ellos, pero tengo la sensacion de que Sanna adora a Christian, mientras que el la trata con cierta condescendencia.
– Eso no suena nada bien -dijo Anna y tomo un sorbo de te, que estaba demasiado caliente. Dejo la taza en la mesa para que se enfriara un poco.
– No, y puede que sea una conclusion precipitada de lo poco que he podido ver, pero hay algo en su trato que recuerda mas a la relacion entre padre e hija que a la que cabe esperar entre dos adultos.
– Bueno, en cualquier caso, el libro ha tenido buena acogida.
– Si, y bien merecida -respondio Erica-. Christian es uno de los escritores con mas talento que he conocido y estoy muy contenta de que los lectores puedan descubrirlo.
– Y todos esos articulos de la prensa contribuiran lo suyo. No hay que subestimar la curiosidad de la gente.
– Es verdad, pero con tal de que lleguen al libro, me da igual como lo hagan -afirmo Erica poniendose una segunda cucharada de miel. Habia intentado abandonar la costumbre de tomar el te con tanta miel, tan dulce que se le quedaban los dientes pegajosos, pero siempre terminaba por rendirse.
– ?Y como va eso? -Anna le senalo la barriga, sin poder ocultar la preocupacion. Despues del nacimiento de Maja, Erica paso por una epoca muy dificil en la que Anna, que lidiaba a la sazon con sus propios problemas, no pudo apoyarla. Pero ahora estaba muy preocupada por su hermana. No queria ver como se hundia de nuevo en la bruma de la depresion.
– Te mentiria si te dijera que no estoy asustada -respondio Erica pensativa-. Pero esta vez me siento mas preparada mentalmente. Se lo que me espera, lo duros que son los primeros meses. Al mismo tiempo, resulta imposible imaginar como sera todo cuando son dos a la vez. Puede que sea mil veces peor, por muy preparada que crea que estoy.
Aun recordaba a la perfeccion como se sentia despues de que naciera Maja. No se acordaba de los detalles, de ningun instante concreto del dia a dia de los primeros meses. Asi que aquella existencia se le presentaba como una mancha negra cuando intentaba rememorarla. Sin embargo, la sensacion que le provocaban sus circunstancias habia permanecido intacta en la memoria y la embargaba el panico ante la sola idea de volver a caer en la desesperacion infinita y en la resignacion total de aquellos meses.
Anna se imagino lo que estaba pensando. Alargo el brazo y le cogio la mano.
– Esta vez no sera igual. Claro, sera mas trabajo que cuando solo tenias a Maja, eso no puedo negarlo, pero yo estare pendiente de ti, Patrik estara pendiente de ti, y te pescaremos si vemos que vas a caer de nuevo en ese agujero profundo. Te lo prometo. Erica, mirame. -Obligo a su hermana a levantar la cabeza y a mirarla a los ojos. Una vez que consiguio captar toda su atencion, repitio con calma y con firmeza-: No permitiremos que vuelvas a caer en eso.
Erica parpadeo para disimular unas lagrimas y apreto la mano de su hermana. Tanto habia cambiado la relacion entre ellas que Erica no era ya una especie de madre para Anna. Ni siquiera una hermana mayor. Eran