Anna acababa de irse cuando sono el timbre. En un primer momento, Erica penso que quiza fuese ella, que se le habria olvidado algo, pero Anna no solia molestarse en futilidades como la de esperar en la puerta, sino que abria y entraba directamente.
Erica dejo las tazas que habia empezado a retirar y fue a abrir.
– ?Gaby? ?Tu por aqui? -Se hizo a un lado e invito a pasar a la directora de la editorial que, en esta ocasion, iluminaba el gris del paisaje invernal con un abrigo en color turquesa chillon y unos pendientes enormes que despedian destellos dorados.
– Vengo de Gotemburgo, donde tenia una reunion, y he pensado que podia pasarme por aqui a charlar un rato contigo.
?Pasarse por alli? Era un viaje de hora y media de ida, y de vuelta, y ni siquiera habia llamado para asegurarse de que Erica estuviera en casa. ?Que podia ser tan urgente?
– Me gustaria hablar contigo de Christian -dijo Gaby en respuesta a la pregunta que Erica no habia llegado a formular, y entro en el recibidor-. ?Tienes cafe?
– Eh… si, claro.
Como de costumbre, ver a Gaby era como verse arrollada por un tren. No se molesto en quitarse las botas, sino que se las limpio ligeramente en la alfombra antes de entrar repiqueteando sobre el suelo de madera con aquellos tacones afilados. Erica echo una mirada de preocupacion a los hermosos listones de madera abrillantados y confio en que no quedasen deslucidos por las marcas. Porque no creia que valiese la pena decirle nada a Gaby. Erica no recordaba haberla visto sin zapatos una sola vez y se pregunto si Gaby se quitaria los zapatos para irse a dormir, al menos.
– Que… agradable es esto -comento Gaby con una amplia sonrisa. Pero Erica advirtio el horror que afloraba a los ojos de la editora ante el lio de los juguetes revueltos, la ropa de Maja, los papeles de Patrik y todos los chismes que andaban esparcidos por la planta baja. Cierto era que Gaby habia estado en su casa con anterioridad, pero entonces Erica habia tenido noticia de su visita y habia ordenado antes.
La editora retiro unas migas de la silla antes de sentarse junto a la mesa de la cocina. Erica se apresuro a coger una bayeta para limpiar la mesa, que no habia tocado ni despues del desayuno ni despues del cafe con Anna.
– Mi hermana acaba de irse -explico retirando la tarrina de helado vacia.
– Sabras que eso de que se puede comer por dos es un mito, ?no? -dijo Gaby observando la inmensa barriga de Erica.
– Ummm -respondio Erica mordiendose la lengua para no dejarse caer con ningun comentario mordaz. Gaby no tenia fama de ser una persona considerada. Y su esbelta figura era el resultado de una alimentacion estricta y de duras sesiones con un entrenador personal en Sturebadet, tres veces por semana. Tampoco presentaba las huellas de ningun parto. Su carrera habia sido siempre su prioridad.
Con la intencion de ponerla en un compromiso, Erica sirvio una bandeja de galletas y la empujo hacia Gaby.
– Acompanaras el cafe con unas galletitas, ?no? -Vio como Gaby se debatia entre su deseo de ser educada y unas ganas desesperadas de decir que no. Al final, llego a una solucion de compromiso.
– Me tomare media, si no te importa. -Gaby partio la galleta con mucho cuidado y puso cara de ir a llevarse a la boca una cucaracha.
– Querias hablar de Christian, ?no? -pregunto Erica, sin poder evitar la curiosidad.
– Si, no se que mosca le ha picado. -Gaby parecia aliviada una vez superado el suplicio de la galleta, que trago con un buen sorbo de cafe-. Dice que se niega a seguir con la promocion del libro, pero no puede hacer tal cosa. ?No es profesional!
– Bueno, parece que se ha tomado muy a pecho los articulos en la prensa -contesto Erica discretamente, de nuevo llena de remordimientos por su participacion en aquel asunto.
Gaby hizo un aspaviento con aquella mano de unas perfectas.
– Si, claro, y desde luego, es comprensible. Pero son cosas que la gente olvida enseguida, y al libro le ha proporcionado un impulso increible. La gente siente curiosidad por el y por su novela. Quiero decir que, a fin de cuentas, es Christian el principal beneficiado. Ademas, deberia ser consciente de que hemos invertido grandes cantidades de tiempo y de dinero en su lanzamiento. Y esperamos que nos corresponda.
– Si, claro -murmuro Erica, aunque no estaba segura de cual era su opinion al respecto. Por un lado, comprendia a Christian, debia de ser espantoso ver tu vida privada expuesta de aquella manera. Por otro, Gaby tenia razon, esas historias perdian vigencia enseguida. Christian se encontraba en los albores de su carrera literaria y, seguramente, toda la atencion que ahora le dedicaban los medios de comunicacion seria beneficiosa durante muchos anos.
– ?Y por que quieres hablar de eso conmigo? -anadio en tono cauto-. ?No deberias hablarlo con Christian?
– Tuvimos una reunion ayer -respondio Gaby concisa-. Y puede decirse que no se desarrollo como debia. - Apreto los labios, como para subrayar su afirmacion, y Erica comprendio que, con toda probabilidad, la cosa se habria descontrolado.
– Vaya, que lastima. Pero claro, en estos momentos, Christian se siente muy presionado, me parece, y creo que habria que ser un poco indulgente…
– Lo comprendo, pero al mismo tiempo, yo dirijo un negocio y tenemos un contrato. Aunque sus obligaciones en lo que a prensa, promocion y esas cosas se refiere no se recogen con detalle, se sobreentiende que podemos esperar de el cierta colaboracion. Hay autores que pueden permitirse el lujo de comportarse como eremitas y apartarse de aquello que consideran indigno de ellos. Pero los que lo consiguen se han ganado ya un nombre y cuentan con un publico numeroso. Christian se encuentra aun lejos de esa situacion. Puede que la alcance, pero uno no se hace escritor de la noche a la manana, y con el exito inicial cosechado con
– ??Yo?! -Erica no sabia que decir. No estaba muy segura de ser la persona adecuada para convencer a Christian de que se arrojase de nuevo a los lobos, puesto que habia sido ella quien se los habia echado encima por primera vez-. Pues no se si seria… -callo mientras buscaba una forma diplomatica de decirlo, pero Gaby la interrumpio:
– Bien, pues entonces, quedamos en eso. Iras a verlo y le explicaras cuales son nuestras expectativas.
– ?Que…? -Erica miraba a Gaby preguntandose que parte de su respuesta habria podido interpretarse como afirmativa. Pero Gaby habia empezado a levantarse. Se aliso la falda, cogio el bolso y se lo colgo del hombro.
– Gracias por el cafe y por la charla. Es estupendo que tu y yo podamos colaborar tan bien. -Se inclino y le dio a Erica dos besos sin rozarla, antes de encaminarse taconeando hacia la puerta.
»No te molestes, se donde esta la salida -grito desde el recibidor-. Adios.
– Adios -respondio Erica despidiendola con la mano. No solo se sentia como si la hubiese arrollado un tren, sino ademas, como si la hubiese aplastado por completo.
Patrik y Gosta iban en el coche. Solo habian pasado cinco minutos desde que recibieron la llamada. Kenneth Bengtsson apenas podia articular palabra al principio pero, al cabo de unos minutos, Patrik logro entender lo que le decia. Que habian asesinado a su mujer.
– ?Que demonios esta ocurriendo, eh? -Gosta meneaba la cabeza y, como de costumbre cuando era Patrik quien conducia, se agarraba bien a la agarradera que habia encima de la ventanilla-. ?Tienes que pisarle tanto en las curvas? Voy como pegado a la ventanilla.
– Lo siento. -Patrik redujo un poco, pero el pie no tardo en presionar de nuevo el acelerador-. ?Que que pasa? Pues si, eso me pregunto yo tambien -dijo tranquilamente echando un vistazo por el retrovisor para asegurarse de que Paula y Martin los seguian.
– ?Que te ha dicho? ?Ella tambien tenia heridas de arma blanca? -quiso saber Gosta.
– La verdad, no pude sacarle mucho en claro. Parecia totalmente conmocionado. Solo dijo que habia llegado a casa y que habia encontrado a su mujer asesinada.
– Por lo que yo se, tampoco es que le quedase mucho… -dijo Gosta. Detestaba todo lo relacionado con las